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Entre los escombros resuenan palabras de firmeza

“No nos iremos de Gaza mientras haya una iglesia en pie”.

“No seremos los últimos cristianos que vivan en Gaza”.

“Lo hemos perdido todo, pero no podemos perder nuestra misión ni nuestra pertenencia a este lugar que tanto amamos”.

“El cristianismo empezó aquí y aquí seguirá”.  

Estas son algunas de las frases que escucha Nader Abu Amsha, director ejecutivo del Departamento de Servicios a los Refugiados Palestinos del Consejo de Iglesias del Oriente Medio (DSRP-MECC), mientras intenta ayudar a los refugiados simplemente a llegar con vida al día siguiente.

“Quieren vivir sin miedo ni acoso constante”

Máire Ní Mheibhric, de Galway (Irlanda), ejerció de acompañante ecuménica en el pueblo de Tubas, en la Ribera Occidental, entre el 31 de agosto y el 7 de octubre. También había sido acompañante ecuménica en 2019 en Hebrón. El Programa Ecuménico de Acompañamiento en Palestina e Israel del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) –creado a raíz del llamado de los dirigentes de las iglesias locales al establecimiento de una presencia internacional en el país– acompaña a las poblaciones y comunidades locales ofreciéndoles su presencia protectora y siendo testigos tanto de sus dificultades cotidianas como de sus esperanzas. Bajo estas líneas, Ní Mheibhric reflexiona sobre lo que vio durante esas semanas como acompañante.

“La ocupación no puede durar para siempre”

La Rev. Annica Anderbrant, de Suecia, ejerció de acompañante ecuménica cerca de Jerusalén del 31 de agosto al 7 de octubre. El Programa Ecuménico de Acompañamiento del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) en Palestina e Israel, basado en un llamado de los líderes de las iglesias locales para establecer una presencia internacional en el país, acompaña a la población y las comunidades locales, ofreciéndoles una presencia protectora y siendo testigo de sus luchas y esperanzas cotidianas. A continuación, Anderbrant reflexiona sobre lo que presenció sobre el terreno.

Los niños se sienten seguros en el camino a la escuela con la presencia de “acompañantes ecuménicos” (AE)

El brasileño Igor Galvão ejerció de acompañante ecuménico en la Ciudad Vieja de Jerusalén del 31 de agosto al 7 de octubre. El Programa Ecuménico de Acompañamiento del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) en Palestina e Israel, basado en un llamado de los líderes de las iglesias locales para establecer una presencia internacional en el país, acompaña a la población y las comunidades locales, ofreciéndoles una presencia protectora y siendo testigo de sus luchas y esperanzas cotidianas. A continuación, Galvão reflexiona sobre lo que vio sobre el terreno y sobre el trabajo que queda por hacer.

Los cristianos de Oriente Medio: “Cargamos la cruz con dignidad y esperanza”

“Cargamos la cruz con dignidad y esperanza”. Estas fueron las primeras palabras de los cristianos de Oriente Medio cuando se dirigieron a la reunión del Comité Central del Consejo Mundial de Iglesias para dar testimonio de las cargas y los desafíos –pero también de la resiliencia– con los que viven a diario en la tierra donde nació el cristianismo.

Las tierras de E1 auguran un futuro prometedor para los palestinos, pero ¿se frustrarán esos sueños?

El Dr. Jad Isaac suele pensar en números. Por lo que respecta a las tierras de la Ribera Occidental a las afueras de Jerusalén y el valle del Jordán –que se conocen simplemente como E1 (abreviatura de Este 1)–, Isaac sopesa una cifra descarnada: la pérdida de dos mil millones de dólares cada año para los palestinos frente a la capacidad de obtener la misma cantidad de ingresos netos, saldar deudas y, a su vez, ayudar a países más pobres. La cifra astronómica equivale a las oportunidades desaprovechadas en el ámbito del turismo debido a la falta de acceso al área E1, el valle del Jordán y el mar Muerto, según el Estudio del coste económico de la ocupación realizado por el Instituto de Investigación Aplicada de Jerusalén.

Una joven de 26 años sin documento de identidad en Jerusalén afirma que “ha perdido su derecho a llevar una vida normal”

Samyah*, de 26 años, no tiene documento de identidad, ni palestino ni israelí. Nacida en Cisjordania, en el pasado tuvo un documento de identidad de Jerusalén, por su padre, pero se lo retiraron. Se enteró de que se lo habían retirado con 16 años, cuando tuvo la oportunidad de viajar con su colegio a Suiza, pero no pudo por este motivo. Desde entonces, Samyah y su familia luchan por recuperar su documento de identidad de Jerusalén.

Jerusalén Oriental: sin nacionalidad ni voto

La situación de Jerusalén es objeto de controversia en el derecho internacional; y el principal problema radica en la zona de Jerusalén Oriental, mayoritariamente palestina. Israel anunció, en 1975, que la “Jerusalén unificada” era la capital del Estado de Israel, ignorando los derechos y reivindicaciones de Palestina. El derecho internacional humanitario reconoce que Jerusalén Oriental es un territorio bajo la ocupación militar de Israel. Para comprender algunos de los problemas que afrontan los residentes de Jerusalén Oriental, hablamos con Nivin Sandouka, una integrante del grupo de referencia internacional del Programa Ecuménico de Acompañamiento en Palestina e Israel(PEAPI) que reside en At Tur, una aldea palestina en el Monte de los Olivos, en Jerusalén Oriental.

¿Tendrán algún día los niños un acceso seguro a la educación en Khan Al-Ahmar?

Khan Al-Ahmar es una comunidad beduina de unas 200 personas que vive principalmente de la cría tradicional de ovejas y cabras destinadas al consumo en el pueblo, y de la venta de la leche, yogur y carne. La aldea más cercana, Betania, se encuentra a 14 kilómetros y hasta hace poco tiempo las mujeres llevaban los productos lácteos al mercado de Jerusalén, a 19 kilómetros de distancia, para venderlos. Los niños tenían un papel importante en la economía, atendiendo al ganado, pero también iban a la escuela.

Los beduinos del monte del papa luchan contra la expulsión

Al este de Jerusalén, en la Ribera Occidental ocupada por Israel, hay una comunidad beduina que ha vivido en Jabal Al-Baba, el monte del papa, donde llegó como refugiada desde la creación de Israel, en 1948, tras ser obligada a abandonar sus tierras en el desierto del Néguev.