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Church of Holy Sepulchre 2019

En la iglesia del Santo Sepulcro. 

Fotografía:

Como consecuencia de la obstrucción de la libertad de movimiento causada por la ocupación militar israelí, el acceso a los lugares de culto se ha visto comprometido durante muchos años, y con la llegada de la pandemia de la COVID-19, la situación es todavía más incierta.

El P. Koryoun (Hovnan) Baghdasaryan del Patriarcado Armenio de Jerusalén explica que las importantes ceremonias de la Pascua en la iglesia del Santo Sepulcro –el lugar sagrado donde Jesucristo fue crucificado y resucitó– estuvieron sujetas a estrictas restricciones el año pasado, pero no por las razones habituales de las restricciones para viajar de los palestinos. “Los confinamientos a causa del coronavirus dificultaron más las cosas el año pasado. No tuvimos la oportunidad de celebrar de manera habitual. El número de participantes se limitaba a solo diez, de todas las comunidades. Todavía no sabemos lo que ocurrirá este año”, dijo Baghdasaryan.

“Con respecto a las celebraciones de la Pascua, el lugar sagrado central para realizarlas es la iglesia del Santo Sepulcro”, señala el P. Baghdasaryan. “La iglesia del Santo Sepulcro es el principal lugar sagrado, es donde acaecieron la crucifixión y la resurrección de nuestro Señor Jesucristo, y por ese motivo, las principales celebraciones tienen lugar allí”.

“La ceremonia más importante para los cristianos es la ceremonia del fuego santo, que se celebra el Sábado Santo, un día antes de la Pascua, cuando el fuego sagrado sale de la tumba de Cristo. El fuego, que simboliza la resurrección de nuestro Señor Jesucristo, se comparte a continuación y llega a muchos países del mundo. De esa manera anunciamos al mundo la resurrección de nuestro Señor”, continúa el P. Baghdasaryan.

Hania Kassicieh-Persekian, miembro de la Iglesia Ortodoxa Griega, soporta a menudo el peso de la injusticia –como palestina y como cristiana– y a medida que se acerca la Pascua, esta injusticia ha tomado la forma de la negación del acceso a la iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén, donde Jesús fue crucificado y resucitó.

“No se me trata de igual manera que a los israelíes”, dice Kassicieh-Persekian, que forma parte del grupo internacional de referencia del PEAPI del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), al describir cómo se restringe injustamente el acceso a los palestinos.

“El CMI ha respondido a un llamado de las iglesias locales de Palestina para que venga a dar testimonio de lo que está ocurriendo aquí a los palestinos en general y a los palestinos cristianos”, dijo Kassicieh-Persekian. “Creo que es muy importante que el CMI haga correr la voz de lo que está ocurriendo en Palestina”.

“Es frecuente que los cristianos de Palestina se depriman tanto que simplemente quieran marcharse”, añadió Kassicieh-Persekian. “Pero si todo el mundo se va, las iglesias permanecerán como piedras, pero sin las piedras vivas de la iglesia”.

Incluso durante la pandemia de la COVID-19, los israelíes y los palestinos son tratados de manera diferente, reconoció la Sra. Kassicieh-Persekian. “Creo que están usando la pandemia para evitar que la gente vaya a orar a la iglesia del Santo Sepulcro”, dijo. “Por ejemplo, a estas alturas del año, todavía no está claro cuál será la celebración de la Pascua”.

Los Kassicieh-Persekians siguen sin estar seguros de si habrá la ceremonia del fuego santo o misas, y quién tendrá permitido acudir a estos actos. “Lo he estado comprobando con las iglesias”, dijo la Sra. Kassicieh-Persekian. “Están aprovechando la pandemia; si mira fuera en la calle, está llena de personas que pasean por la Puerta de Jaffa”.

Los Kassicieh-Persekians también oyeron que los israelíes pueden regresar en avión para acudir a las elecciones. “Pero al mismo tiempo nosotros no podemos ir a la iglesia”, dijo la Sra. Kassicieh-Persekian. Aunque muchos palestinos solicitan permisos, con frecuencia son denegados, y las autoridades no están obligadas a dar una razón. Además, pueden dar permisos a solo una parte de la familia o del grupo de la iglesia.

Este año, con la pandemia de la COVID-19, la celebración de actos religiosos importantes está sujeta a muchas restricciones.

Aunque siguen existiendo preocupaciones justificadas sobre la libertad de movimiento y la libertad de culto de los cristianos palestinos, el P. Baghdasaryan concluye que: “con limitaciones o sin ellas, lo importante es la experiencia espiritual de cada uno de los fieles, vivir la experiencia espiritual de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo: esta es la festividad más importante de todos los cristianos”.

Este reportaje forma parte de una serie de historias publicadas en el marco de la Iniciativa de Pascua del Programa Ecuménico de Acompañamiento en Palestina e Israel del Consejo Mundial de Iglesias (PEAPI del CMI). Diversas personas que viven bajo la ocupación han compartido sus experiencias cotidianas de injusticia, así como sus esperanzas para el futuro.

Iniciativa de Pascua 2021 del PEAPI del CMI