Reportaje
Adama Dieng, que ha sido Secretario del Tribunal Penal Internacional para Ruanda, Asesor Especial sobre la Prevención del Genocidio de las Naciones Unidas y, más recientemente, asesor sobre Sudán, fue uno de los ponentes principales durante el Foro de Pacificadores Emergentes (5 a 14 de julio).
Sobre la consolidación de la paz, Dieng declaró: “Asistimos a tendencias crecientes y muy preocupantes de intolerancia, racismo, xenofobia y ensañamiento contra ciertos grupos, especialmente los pobres”.
“También vemos a diario la islamofobia y la demonización de los migrantes y refugiados”.
Cincuenta y dos jóvenes de África, Asia, América y Europa —el más joven de ellos de veinte años— participan en el foro coorganizado por el Consejo Mundial de Iglesias (CMI), el Consejo Musulmán de Ancianos y la Fundación Rose Castle a las afueras de Ginebra (Suiza).
El marco del foro es el Instituto Ecuménico de Bossey, dominado por los Alpes suizos y el lago Leman.
Dieng contó durante una entrevista que, como musulmán, había conocido el Programa de Lucha contra el Racismo del CMI en el siglo pasado, cuando Beyers Naude era asesor del programa. Naude había defendido inicialmente el apartheid para luego convertirse en uno de los críticos más vehementes de la ideología racista.
“Hacemos hincapié en el odio contra los musulmanes principalmente a causa de la confusión creada por los fanáticos y por los dirigentes percibidos como locos. Pero no están locos”.
“Me refiero al llamado Estado Islámico o Daesh”, dijo Dieng.
Para contrarrestar los efectos de un grupo terrorista como Daesh, citó el Documento sobre la Fraternidad Humana por la Paz Mundial y la Convivencia Común, también conocido como la Declaración de Abu Dabi o el Acuerdo de Abu Dabi.
Esta declaración conjunta fue firmada por el líder católico romano, el papa Francisco, y el jeque Ahmed el-Tayeb, Gran Imán de Al-Azhar, el 4 de febrero de 2019 en Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos).
La idea del documento nació de los diálogos abiertos entre el papa Francisco y el Gran Imán. En él se abordó la forma en que las distintas religiones podían convivir pacíficamente en el mismo mundo, y pretendía servir de guía para avanzar hacia “una cultura de respeto recíproco”.
Simplemente humanos
“Tenemos que aceptar a todas las personas, porque son simplemente seres humanos, como nosotros”, dijo Dieng.
“Dios ama la diversidad. Y por eso declaró habernos creado en diversas naciones, tribus, etc. Para que nos conociéramos y nos amáramos mutuamente”.
“Eso significa que tenemos que redoblar esfuerzos. Debemos mantener el ánimo y, sobre todo, no bajar la guardia”, afirmó Dieng, recurriendo a la cita “El precio de la libertad es la eterna vigilancia”.
Esa vigilancia faltó en Ruanda y condujo a lo que ocurrió allí durante las masacres genocidas de cientos de miles de personas en 1994. Y también faltó en Ucrania en el periodo previo a la invasión del país por parte de Rusia, en febrero de 2022.
Dieng citó la filosofía sudafricana conocida como ubuntu, que el difunto Desmond Tutu nombraba con frecuencia: “Yo soy porque tú eres. Y me alegro cada vez que lo veo a él, porque cuando veo, es como si me viera a mí mismo”.
En 2021, la entonces Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, nombró a Dieng experto en derechos humanos para Sudán, a petición del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Galería fotográfica del Foro de Pacificadores Emergentes 2023
Más información sobre el Foro de Pacificadores Emergentes (en inglés)
La hija de un superviviente del Holocausto reconoce que la paz no puede darse por sentada y anima a proseguir el diálogo (artículo del CMI, 7 de julio de 2023)
