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Patrick Watt, chief executive officer for Christian Aid.

Patrick Watt, director general de Christian Aid.

La violencia de género es una trágica realidad que persiste a todo nivel y en todos los países. ¿Qué hace Christian Aid para intentar luchar contra este tipo de violencia? ¿En qué aspectos esperan que su labor marque la diferencia?

Watt: Christian Aid trata de abordar tanto las causas como las consecuencias de la violencia de género, a través de nuestros programas y de nuestra labor de sensibilización.

En primer lugar, nuestro objetivo es ir al origen del problema, trabajando con las comunidades para cambiar el discurso y las normas, especialmente en contextos religiosos, donde la religión se utiliza para justificar la dominación del hombre sobre la mujer.

En segundo lugar, apoyamos la recuperación psicosocial de las personas que han sobrevivido a la violencia de género y su capacidad para obtener reparación por los delitos padecidos. Integramos esta labor tanto en nuestros programas comunitarios de consolidación de la paz como en nuestras intervenciones humanitarias.

Nuestra esperanza es lograr crear cambios, ya no solo en nuestros programas, sino un cambio social más amplio, a través del cambio en actitudes, comportamientos, leyes y políticas.

Ya que el movimiento ecuménico en general está luchando por superar la violencia de género, con iniciativas como los Jueves de negro, ¿qué ámbito clave cree que deberíamos reforzar para ser más eficaces? ¿Y, qué cree que nos impide potencialmente ser más eficaces en la consecución de ese objetivo?

Watt: A menudo somos menos eficaces de lo que debiéramos porque acabamos ejecutando proyectos, en lugar de perseguir auténticas estrategias de cambio.

Y, con frecuencia, lo que nos retiene es trabajar de forma aislada y no en coalición. La violencia de género es un problema social que solo puede resolverse con un movimiento por la igualdad y la justicia de base amplia. En mi opinión, ese es el ámbito que más nos urge reforzar.

Y pienso que también nos retienen los mensajes confusos que emanan con frecuencia de las iglesias. El movimiento ecuménico tiene que ser inequívoco a la hora de decir, con palabras y hechos, que la desigualdad de género es totalmente inaceptable y contraria a las enseñanzas y prácticas religiosas.

¿Qué significa para usted personalmente ser embajador de los Jueves de negro?

Watt:  Ser embajador de los Jueves de negro me brinda la oportunidad de comprometerme a actuar en este sentido, en calidad de director general de Christian Aid, y de esperar que se me pidan cuentas por esa promesa.

He visto de primera mano los efectos de la violencia de género, tanto dentro de mi círculo de amistades como en el curso de mi carrera, por lo que este es un objetivo con el que me siento personalmente comprometido.