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Hillary Nuwamanya. Fotografía: CMI 2020

Hillary Nuwamanya. Fotografía: CMI 2020

Hillary Nuwamanya, de 24 años, nació con el VIH y ha elegido vivir su vida dando ejemplo a otros jóvenes que luchan por encontrar la esperanza.

Como parte importante del programa del CMI “Iniciativas Ecuménicas y Acción Mundial sobre el VIH/SIDA”, este joven ugandés ha capacitado a personas para que orienten a sus comunidades en materia de igualdad de género, justicia de género y tolerancia cero de la violencia sexual y de género. Hillary Nuwamanya participa o facilita regularmente talleres intergeneracionales sobre el VIH y la justicia de género.

Los jueves, se viste de negro para mostrar su apoyo a “Jueves de negro”, la campaña mundial por un mundo sin violaciones ni violencia. La gente que lo rodea lo describe como “un agente de cambio”.

Habitualmente, trabaja como voluntario en diferentes organizaciones no gubernamentales para defender los derechos de los jóvenes que viven con el VIH y otras enfermedades o están afectados por ellas, a fin de que vivan en una sociedad sin estigmas ni discriminaciones. En estos momentos, está apoyando a las personas que viven con el VIH con la adherencia al tratamiento en este período de COVID-19, recogiendo y entregándoles los medicamentos en sus hogares. Para poder llegar hasta ellas, recorre muchos kilómetros en una bicicleta prestada.

Su motivación para ayudar a otras personas en la adherencia al tratamiento proviene de su propia experiencia: “Una vez, me cansé de tomar mis ARV (medicamentos antirretrovirales). Les pedí a mis médicos un “descanso de medicamentos” durante seis meses porque sentía que no tenía que tomar esas pastillas. Esa decisión tuvo efectos negativos en mi vida que tuvieron como consecuencia el SIDA”.

Desde entonces, ha elegido seguir con su tratamiento ARV. “No me gustaría ver a ninguna otra persona pasar por el mismo tipo de experiencia que yo viví”, afirmó. “Elijo ayudar porque tengo los medios para salvar las vidas de personas afectadas por las circunstancias, y salvar sus vidas significa mucho para mí y para mi Dios”.

Últimamente, sus actividades incluyen muchos kilómetros en la bicicleta de reparto. “El clima riguroso, los conductores de vehículos desconsiderados que siguen imponiéndose sobre las personas que se desplazan en bicicleta y las medidas de protección (como las mascarillas y el desinfectante de manos) insuficientes son algunos de los muchos desafíos a los que me tengo que enfrentar”, explicó.

H. Nuwamanya está entre los millones de jóvenes desempleados de África. Utiliza sus pequeños ahorros y la ayuda de sus amigos para llevar a cabo su misión de salvar vidas. En 2016, obtuvo un certificado en informática y tecnología de la Escuela de Comercio de Namasuba y, en 2018, un diploma en hostelería y restauración de la misma escuela.

“Una vela no pierde su luz por compartirla con otra”, afirmó el joven. “Cada paso que uno da para ayudar a los demás tiene un efecto significativo en sus vidas. Las pequeñas contribuciones también significan mucho para ellos, nunca es demasiado tarde para tenderle la mano a alguien”.

Iniciativas Ecuménicas y Acción Mundial sobre el VIH/SIDA (EHAIA)