Image
PhotoByAlbinHillert_AH1_2339.jpg
Fotografía:

El Día Mundial de la Salud se celebra el 7 de abril, fecha en la que también se conmemora este año el 75º aniversario de la Organización Mundial de la Salud.

El servicio de oración incluyó música y una reflexión en la que se recordó a las personas la necesidad de sanación y liberación, y el llamado a derribar las barreras que impiden a las personas experimentar el amor de Dios y tener vidas plenas y sanas.

El Prof. Dr. Rastko Jović, del Departamento de Derecho Canónico de la Facultad de Teología Ortodoxa de la Universidad de Belgrado en Serbia y miembro del Grupo Consultivo sobre Género del CMI, ofreció una reflexión en la que señaló que muchas veces en el Antiguo Testamento se considera que las enfermedades son demoníacas y quebrantan la ley de Dios, y que la enfermedad hace a una persona defectuosa y disminuye su plenitud.

“El Antiguo Testamento nos cuenta que los enfermos no son ‘completos’ y, por consiguiente, son impuros y no se les permite acercarse al altar de Dios”, dijo. No obstante, en Lucas 8:43-48, una mujer es sanada y recupera la plenitud.

Jović reflexionó que, en el contexto actual, las personas que están enfermas con frecuencia sufren, como sufría la mujer, de una “identidad de exclusión”.

Puede que se hallen en peligro desde el punto de vista económico, que estén excluidas socialmente, que padezcan sufrimiento emocional y que sufran exclusión religiosa.

Durante su reflexión, Jović ofreció maneras en que las iglesias pueden ayudar a las personas enfermas a superar este tipo de estigma.

La Dra. Gisela Schneider, directora del Instituto Alemán para la Misión Médica, ofreció oraciones de intercesión en las que pidió que viéramos la humanidad y la creación como un solo cuerpo de Dios. “Ayúdanos a luchar por la justicia y la equidad para que todos accedamos a la salud”, oró. “Danos la fuerza y la humildad para trabajar junto a las personas y las comunidades, especialmente las que están marginadas”.