El marco, fruto de la colaboración entre más de cuarenta organizaciones, proporciona medios prácticos para traducir la voz profética de la iglesia en acciones que muestren amor y compasión.
“Este marco se desarrolló de forma natural a partir de las reuniones mensuales que mantuvimos en línea con los asociados ecuménicos en materia de salud, las asociaciones sanitarias cristianas a escala nacional, las organizaciones sanitarias cristianas internacionales y las conferencias regionales de iglesias de todas las partes del mundo. Muchos asociados de las iglesias se encuentran en primera línea frente a la pandemia de COVID-19 y están interesados en colaborar con los gobiernos y otras partes interesadas, en particular para imaginar un mundo mejor después de la COVID-19”, dijo el Dr. Mwai Makoka, encargado del programa de Salud y Sanación.
El marco, un compendio del compromiso religioso con la pandemia, se centra en las respuestas a corto y medio plazo destinadas a proteger y preservar las vidas y los medios de sustento. También crea un contexto para acelerar el progreso hacia los objetivos a largo plazo de resiliencia, subsistencia humana y desarrollo.
La visión que inspira este marco comprende la adopción de un enfoque holístico de la salud mediante mecanismos que proporcionan información veraz, recursos para promover la resiliencia, y posibilidades de evaluar y atender las necesidades sanitarias de manera integral.
En forma de cuadro, el marco identifica los principales desafíos y estrategias de respuesta, y también recomienda acciones específicas destinadas a defensores de causas, profesionales, investigadores y otros actores clave.
Esto permite ofrecer una herramienta que proporciona directrices prácticas y sencillas a las comunidades religiosas para que puedan emprender acciones y tener un impacto en sus miembros y más allá de sus congregaciones.
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