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Olivia Baro from the Pacific islands, in a boat

El siguiente texto forma parte de una serie que explora el tema de justicia digital. La serie completa se publicará en los días previos al simposio internacional Comunicación para la Justicia Social en la Era Digital que se celebrará del 13 al 15 de septiembre. Estas entrevistas tienen como propósito ofrecer visiones intergeneracionales – y objetivas – sobre la manera en que vivimos en un mundo digital, sobre si las iglesias nos están ayudando y sobre cómo podemos trabajar juntos para definir y buscar la justicia digital.  

Para ella, la justicia digital significa acceso, propiedad y asequibilidad para todos. Este simplemente no es el caso de las islas del Pacífico, dijo, y algunas veces se reduce a la falta de conciencia del resto del mundo. 



“La llamada de Zoom de las 10 am en el hemisferio norte, en el Pacífico ya se acerca a la media noche,” señaló. “La Covid-19 trajo una nueva forma de colonización: la colonización del Pacífico por el Norte global a través del control de los horarios de las reuniones”. 



El espacio digital en las islas del Pacífico es costoso por lo que, generalmente, las personas no pueden costear pasar mucho tiempo en Internet, señaló Baro. “El acceso digital también es difícil debido a los retos geográficos”, dijo. “Por ejemplo, algunos maestros suben a las montañas para acceder a Internet para poder enseñar a los niños confinados en sus aldeas por la Covid-19”.



Baro cree que los gobiernos deben gastar más en infraestructura, como torres o cables de fibra óptica, para permitir el acceso a Internet. 



"El acceso para las mujeres y los niños es desigual” dijo. “Cuando los costos son tan altos, las mujeres y los niños a menudo se quedan sin acceso digital porque el dinero se destina a comida, cigarros, alcohol, rentas altas y más”. 



El papel de las iglesias 

En las islas del Pacífico, como en la mayor parte del mundo, las iglesias han estado usando plataformas digitales para llegar a sus congregaciones y a la comunidad en general. “Esto ha permitido a la iglesia usar realmente el espacio digital subiendo recursos de culto, servicios eclesiales, estudios bíblicos y muchos otros recursos a la red”, dijo. 



Las iglesias incluyen a las personas jóvenes para que guíen el camino hacia un uso sano y responsable del espacio digital, añadió. “Las iglesias pueden proveer capacitación acerca del uso de las herramientas digitales y de las maneras de utilizar este espacio que mejor se adapten a la comunidad”, declaró. “Aparte de la tecnología, la iglesia también puede abordar problemas sociales involucrándose para ayudar a que su gente cree programas en los que todos puedan participar”.



En la esfera pública digital en general, Baro desea que las personas sean más cuidadosas y participen en publicaciones positivas y mensajes alentadores, y que quienes se involucran en discursos de odio sean retirados más rápidamente de los foros públicos digitales”. 



Respeto y responsabilidad

Es importante respetar en línea a las personas a través de acciones tan simples como buscar su aprobación antes de publicar sus fotografías, añadió.



“Es nuestra responsabilidad individual crear un balance entre libertad y control para que no abusemos del espacio que se nos ha dado”, dijo. “Todos tienen el derecho a la libertad de expresión y de palabra, pero eso no quiere decir que puedan abusar de él. Los derechos vienen con su responsabilidad”.



Baro cree que, si las personas abusan dichos derechos, la ley debe aplicar sanciones severas. “Se necesita censura para la información abusiva y que provoca la creación de contenido perjudicial”, dijo. 



Implicaciones en la salud mental

Involucrarse de más en la actividad en línea también puede tener un impacto psicológico en una persona, reflexionó Baro. “Estar demasiado conectado puede causar problemas psicológicos como distracción, trastorno de la personalidad, expectativas de gratificación instantánea e incluso depresión”, dijo. “Además de afectar la salud mental de los usuarios, el uso de la tecnología también puede tener repercusiones negativas en la salud física, como problemas de la vista, pérdida del oído y tensión en el cuello”.  



Educar a las personas para el uso de las tecnologías digitales es crucial para una humanidad saludable, concluyó baro. “En el Pacífico, somos gente social”, dijo. “Nos gusta reunirnos y tememos que, cuando la tecnología tenga prioridad sobre nuestra forma de vida, nos pueda destruir como pueblo de las islas del Pacífico”. 



Siga el programa y conozca más acerca del simposio "Comunicación para la Justicia Social en la Era Digital"