Las islas del Pacífico experimentan los impactos duraderos de 50 años de pruebas nucleares y la región se ha vuelto el punto caliente del mundo en lo que se refiere al cambio climático supo la Comisión de las Iglesias para Asuntos Internacionales (CIAI) del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) en su reunión de esta semana en Brisbane, Australia.
Estamos muy lejos de hacer lo suficiente para salvar las vidas de los 20 millones de personas que padecen hambruna en Yemen, Somalia, Sudán del Sur y Nigeria. Entre ellos están 1,4 millones de niños, que están expuestos al riesgo inminente de muerte a menos que reciban ayuda inmediatamente.
Tras la conferencia de alto nivel celebrada en el Centro Ecuménico de Ginebra el 18 y el 19 de enero por el CMI y la ONU sobre la crisis de refugiados en Europa, se ha publicado una declaración titulada La respuesta de Europa a la crisis de refugiados y migrantes, desde los países de origen y de tránsito hasta los de acogida y refugio: llamamiento a la responsabilidad compartida y las medidas concertadas.
Azad* es un refugiado del norte de Alepo (Siria). Actualmente, se encuentra en el campamento de La Jungla en Calais (Francia). “Es difícil aquí”, dice Azad, y se calla. “La gente tiene hambre, frío, miedo y no podemos hacer nada”. Está sentado con las piernas cruzadas en el suelo de un pequeño refugio.
El cambio climático plantea serios desafíos medioambientales a la hora de atender la demanda actual y futura de alimentos. Las comunidades más pobres, a pesar de ser las que dejan la menor huella de carbono en el planeta, son las más afectadas por el cambio climático. Durante muchos años, el derecho a la alimentación ha sido un tema clave y una prioridad para muchas iglesias, delegaciones ecuménicas y partes involucradas en las conversaciones en torno al clima.
Las pérdidas y daños provocados por el cambio climático son una de las cuestiones fundamentales que han planteado los grupos religiosos durante la COP21. La mesa redonda y la manifestación que tuvieron lugar en la cumbre a principios de diciembre revelaron muchas facetas de este asunto.
Líderes religiosos –junto a representantes de la juventud, de la política y de la sociedad civil– se sentaron para tomar un almuerzo excepcional en una mesa con su servicio de cubertería completo, pero sin comida, para manifestar públicamente su hambre de justicia climática.
Como jefa de políticas en Christian Aid –un miembro fundamental de ACT Alianza– Alison Kelly tiene la vista puesta en el desarrollo sostenible y en lo que se considera la voz profética de la iglesia, para la que 2015 será un año de mucho trabajo.
Profundamente preocupado por la situación de los migrantes en muchas regiones y, en particular, por la de aquellos “obligados a emprender viajes desesperados llenos de riesgos y peligros”, el Comité Ejecutivo del CMI declaró que “todos los miembros de la comunidad internacional tienen el deber moral y legal de salvar las vidas de aquellos que están en peligro, sea en el mar o durante su tránsito, independientemente de su origen o condición”.
En su reciente reunión en Estrasburgo (Francia), los representantes de las organizaciones ecuménicas y de las iglesias católicas, evangélicas y pentecostales han prometido abordar más eficazmente la cuestión de la discriminación, la persecución y la violencia a la que se enfrentan los cristianos en el mundo. Este tema se explorará más en profundidad durante una consulta internacional que se celebrará en 2015.