Texto: Jueces 4:4-10

Reflexión

En las escrituras hebreas, el libro de Jueces narra historias de los tiempos en que los israelitas perdieron el favor de Dios y la tierra prometida fue invadida por ejércitos conquistadores. En este capítulo, la profetisa Débora era jueza (líder) de los Israelitas. Esta valiente mujer se hizo cargo de diez mil guerreros y llevó a los Israelitas a vencer a sus conquistadores. Esta es la historia de tres mujeres valientes y persistentes que han guiado a sus comunidades y al país entero en la lucha por agua limpia. La presente reflexión, redactada por una de esas mujeres, da testimonio de esa lucha.

Aquí, en los Estados Unidos de América, la calidad del agua depende de nuestro código postal. Los gobiernos locales y estatales son responsables de la protección de las fuentes de agua potable, así como de la gestión de la actividad y del mantenimiento de las infraestructuras de suministro de agua. Cuando la corrupción y la negligencia infectan nuestras instituciones gubernamentales, las personas más vulnerables y aquellas que se encuentran más cerca del umbral de la pobreza son las más afectadas.

Las comunidades de color, concretamente las comunidades afroamericana y latinoamericana, padecen de forma desproporcionada los duros efectos del cambio climático y las injusticias medioambientales, tales como la contaminación del aire, del agua y de las tierras. El acceso y la proximidad al agua potable es un derecho humano. Debería estar disponible para todos, en un país de tanta abundancia como los Estados Unidos de América (E.E. U.U.). Pero el racismo estructural y el colonialismo impiden que esto sea cierto.                                                                                                                                                                                                                      

Por ello, las comunidades afroamericana y latinoamericana, a menudo encabezadas por mujeres, luchan para invertir las decisiones tomadas por las autoridades, exponer la corrupción y lograr la justicia del agua.

En respuesta a la crisis de la contaminación por plomo del agua de los hogares de Flint, Michigan, y de otras ciudades estadounidenses, un grupo de tres mujeres fundó Black Millennials 4 Flint (BM4F), para que la salud de los niños y niñas de nuestras comunidades dejaran de sufrir los devastadores efectos de la contaminación por plomo.  Soy una de esas tres mujeres, junto a LaTricea Adams y Michelle Mabson, quienes aún trabajan para BM4F.

Fundamos BM4F en calidad de organización comunitaria, dedicada a la justicia medioambiental y a los derechos civiles, con el propósito de reunir a varias organizaciones afines para emprender colectivamente acciones y denunciar la exposición al plomo de las comunidades afroamericanas y latinoamericanas en todo el país. Cuando empezamos BM4F, éramos tres profesionales negras preocupadas que gozaban de un mayor acceso a recursos que otras personas de nuestras comunidades. Sabíamos que, junto a otras personas, teníamos el poder de generar cambios duraderos.

A medida que creció la organización, también lo hizo su repercusión. Nuestras experiencias como jóvenes profesionales y principiantes activistas son muy extensas, aunque comunes. Somos hijas, hijos, madres, defensoras del medioambiente, líderes de la educación y agentes del cambio. Reconocemos que la difícil situación de nuestros hermanos y hermanas negros y latinos en Flint ha sido producto de un error de la justicia, derivado de la desacertada decisión de abandonar el lago Hurón como principal fuente de suministro de aguas, y recurrir al río Flint, de corrosivas aguas y altos niveles de contaminación. Las aguas del río Flint, que no se sometían a ningún tipo de tratamiento, provocaron la corrosión de las tuberías, de las cuales se desprendió el plomo que fue a parar al agua. El agua contenía además patógenos, como la legionela, que provocó infecciones en miles de personas. El plomo es una neurotoxina que altera las funciones cognitivas si se consume en grandes cantidades. No hay ningún nivel de consumo de plomo que se considere seguro para el consumo humano. El sesenta por ciento de la población de Flint, Michigan, se compone de negros y latinoamericanos. Hace ya seis años y nueve meses que Flint vive sin agua limpia. Ello incluye el agua para consumo, el agua para higiene personal, para cocinar y lavar la ropa; todas ellas actividades esenciales de la vida diaria.

Sabíamos que nuestra labor debían basarse tanto en la supervivencia como en mayores esfuerzos para exigir justicia. Para permitir la supervivencia que la población de Flint, recaudamos, junto a nuestros asociados, más de un millón de dólares para financiar el costo de los filtros. Los surtidores de agua filtrada que hemos financiado vierten más de treinta y siete litros de agua limpia por minuto en garrafas reciclables. El primer surtidor de agua se instaló en la Primera Iglesia Bautista Misionera de la Trinidad (First Trinity Missionary Baptist Church) dirigida por el Rev. Ezra y su esposa, Catrina Tillman. Ese primer surtidor fue el catalizador para otras tres instalaciones, ubicadas estratégicamente en barrios negros y latinoamericanos de la ciudad de Flint, y con ello incrementar la accesibilidad y disponibilidad de agua limpia para beber, cocinar, lavarse y limpiar.

El suministro de agua potable apenas marcó el inicio de nuestros multifacéticos esfuerzos. Empezamos a formar a otros activistas comunitarios para que lucharan por la erradicación del plomo en el agua, el suelo y el aire de sus comunidades. Nos expandimos más allá de Flint, porque Flint simplemente representa un microcosmos de las injusticias medioambientales que sufren las comunidades negras y latinoamericanas de todo el país, quienes se ven afectadas de manera desproporcionada por la contaminación medioambiental. Nuestra organización, junto a esos activistas comunitarios, redactó y logró la aprobación de leyes en Maryland y en el Distrito de Columbia, en virtud de lo cual se ha creado la Comisión de Prevención del Plomo en el estado de Tennessee.  El cariño, la compasión y la empatía que sentimos por nuestras comunidades impulsan nuestra pasión por sanar a los ciudadanos más vulnerables de nuestro país y lograr un medio ambiente más saludable para todos. 

Somos tres mujeres que trabajan sin descanso para llevar agua limpia a nuestras comunidades y organizar a otras para que continúen esa lucha. Somos tres mujeres que llevan adelante la obra del Señor y no se rinden en la batalla por la justicia del agua.

 

Preguntas para debatir

1. ¿Cree que a las personas afroamericanas y latinoamericanas se les niega su derecho humano al agua y al saneamiento?

2. ¿Siente que las mujeres tienen una carga desproporcionada para satisfacer las necesidades de agua de su familia?

3. ¿Cree que la privatización del agua es una solución sostenible a la crisis mundial del agua?

 

Medidas prácticas:

1: El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer. Puede organizar un evento para celebrar el día y debatir sobre cuestiones relativas al género y al agua.

2: Si sospecha que el agua de su grifo está contaminada, pida a su gobierno local o una universidad local que la analice. Si está contaminada, únase a una campaña con personas afines de su iglesia/localidad para abordar el problema, y si no existiera tal campaña, iníciela.

3: A veces, las comunidades cuyas aguas están contaminadas se ven obligadas a depender del agua embotellada, que desperdicia agua innecesariamente y genera desechos plásticos. Si su agua del grifo está contaminada, busque soluciones comunitarias, como sistemas de filtración del agua para proporcionar agua limpia. Promocione las comunidades azules en su zona.

 

Recursos adicionales:

http://www.blackmillennials4flint.org/

https://www.blueplanetproject.net/index.php/home/water-movements/the-blue-communities-project/

https://www.oikoumene.org/news/joining-blue-communities-wcc-turns-from-bottles-to-taps (en inglés)

Krystina White es directora de participación para el proyecto Climate Reality Project. Es madre, californiana de nacimiento y exalumna de la Universidad de Howard. Es una estratega política, asesora en materia de políticas de igualdad, activista de la justicia medioambiental y cofundadora de Black Millennials 4 Flint. Dirigió la campaña de un antiguo candidato o candidata a la presidencia de los Estados Unidos, a nivel estatal.