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Entrevista con el Padre James Oyet-Latansio (JOL), secretario general del Consejo Cristiano de Sudán del Sur y el señor Ferdinand von Habsburg-Lothringen (FHL), asesor en materia de reconciliación, Consejo de Iglesias de Sudán del Sur.
Por Robert Bartram*
P: ¿Cual es la situación en este momento en Juba?
FHL: En general se respeta el alto el fuego. No se ha desintegrado en enfrentamientos militares declarados…aumentan las tensiones militares y se notifican movilizaciones.
P: ¿Ha constatado un aumento del número de personas desplazadas?
FHL: En Juba, se ha duplicado con creces la cantidad de personas que vive en los emplazamientos de protección de civiles, que ha pasado de 20.000 a 45.000, un incremento considerable. En otros lugares, las cifras permanecen estables. Expresado de otro modo, la situación no ha mejorado lo suficiente para que las personas puedan dejar dichos emplazamientos.
P: ¿Cuál ha sido el papel desempeñado por la iglesia? ¿Cómo ha evolucionado desde el comienzo de la crisis?
FHL: El año pasado, se reunieron los dirigentes de las iglesias en Kigali y expusieron una visión de consolidación de la paz y de reconciliación a largo plazo. Se elaboró un plan de acción por la paz basado en tres pilares esenciales. El primero es las actividades de sensibilización. Se trata de la sensibilización regional en los países limítrofes de Sudán del Sur. Este aspecto engloba también la comunicación del pueblo con los dirigentes y de estos con el pueblo. Existe un gran vacío entre ellos, lo cual propicia la manipulación. Debemos conseguir que se expresen los que no tienen voz para difundir los sufrimientos que padecen. La Comisión Mixta de Vigilancia y Evaluación cuenta entre sus miembros con un representante del Consejo de Iglesias de Sudán del Sur, el Obispo Enock Tombe.
El segundo pilar es el que denominamos “foros neutrales.” Las personas sienten muchísimo respeto por la iglesia, la que tiene más credibilidad que ninguna otra institución en el país. En los foros se convoca a los sudaneses del sur de todos los ámbitos: del pueblo y también a nivel de dirección – militar, política, sociedad civil – con miras a la posible armonización de todos los sectores. En Wau, el consejo de iglesias ayuda al comité intereclesial a reunir a todas las partes, teniendo en cuenta a todas las personalidades, para iniciar el diálogo. Este proceso ya ha comenzado y está en marcha. Aquí, en Juba, intentamos fortalecer la confianza de las mujeres en sí mismas, tanto en política como en todos los ámbitos, para analizar a fondo lo que sucede en Juba y en Sudán del Sur en general.
El último pilar es la reconciliación. Para ello se necesita primero la paz. Sin embargo, el objetivo a largo plazo es buscar la forma de lograr que todas las partes puedan convivir.
P: ¿Qué actividades realiza la iglesia en la actualidad?
FHL: Se ha puesto en marcha un programa encaminado a entablar el diálogo con los países de la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo a fin de explicarles la posición de las iglesias respecto de la paz. La idea consiste en exponer la perspectiva del pueblo de Sudán del Sur para que los dirigentes de la región comprendan los problemas humanos planteados. No se trata solo de una cuestión de índole política, sino humana. El sufrimiento es verdaderamente atroz. En Juba y Wau, las personas viven a la intemperie, no tienen cobijo y cuentan con escasos alimentos, se propaga el cólera, y algunos almacenes del Programa Mundial de Alimentos han sido objeto de saqueos. Estos problemas se dejan de lado con facilidad ya que se discute el reparto del poder.
P: ¿Qué hace la iglesia para aliviar el sufrimiento inmediato y ofrecer asistencia humanitaria?
JOL: Cuando estalló la guerra, la mayoría de las personas fue a vivir a recintos eclesiales que no estaban preparados. El Comité Internacional de la Cruz Roja respondió inmediatamente a nuestro llamamiento y atendió las necesidades básicas de las personas durante los primeros días: azúcar, harina de trigo, alubias, lentejas. En las instalaciones de la Iglesia Católica de St. Joseph se distribuyeron estos suministros a 4.500 personas, en la Catedral de Todos los Santos, a 1.500, y en la Catedral Católica de Juba a 6.500.
P: ¿De qué forma podrían los gobiernos y las Naciones Unidas colaborar más?
FHL: Lo fundamental es que la iglesia plantee a sus asociados en el ámbito humanitario para que destaquen a los sudaneses del sur que la solución no reside en dirigirse a la comunidad internacional, sino en buscar soluciones del problema aquí. Las actividades de sensibilización apuntan realmente a conseguir una mayor colaboración de los países de la región. La iglesia está en contacto con la totalidad de los actores por medio de redes en Europa y los Estados Unidos de América, y en otros lugares.
P: Para finalizar ¿qué mensaje desearía transmitir?
JOL: Deseo agradecer a todos nuestros asociados del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) por plantear la cuestión de Sudán del Sur. A través del CMI, hago un llamamiento a la comunidad internacional para pedir el apoyo a Sudán del Sur, pueblo que no merece padecer tal sufrimiento.
FHL: Las personas están intentando poner fin al conflicto lo antes posible. Si bien el aspecto de la seguridad es importante, la cuestión que se plantea a más largo plazo es hacer frente a las causas profundas del conflicto para lograr una paz auténtica. Para ello, es necesario trabajar arduamente durante años.
Iglesias miembros del CMI en Sudán del Sur
Donación, ayuda humanitaria:
Federación Luterana Mundial – Los sudaneses del sur huyen a Uganda (en inglés)
Federación Luterana Mundial – Cuarenta y un refugiados por minuto (en inglés)
ACT Alliance – Afluencia de refugiados de Sudán del Sur en Uganda (en inglés)
*El señor Robert Bartram es un experto en comunicaciones que cuenta con 20 años de experiencia en diversas organizaciones gubernamentales, intergubernamentales y de medios de comunicación. Está afincado en Ginebra.
