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“Cada año, durante las sagradas temporadas de Adviento y Navidad, nuestras comunidades cristianas de toda Tierra Santa se deleitan en sus preparativos para la conmemoración del nacimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”, señala la declaración. “Además de la asistencia a los oficios religiosos, estas celebraciones implican normalmente la participación en numerosas fiestas públicas y el despliegue a gran escala de adornos luminosos y costosos como medio de expresar la alegría por la proximidad y la llegada de la Fiesta de la Natividad”.
Sin embargo, la declaración deja constancia de que estas no son las circunstancias normales: “miles de civiles inocentes, entre ellos mujeres y niños, han perdido la vida o sufrido heridas de gravedad, y muchas otras personas lloran la pérdida de sus hogares, de sus seres queridos o el destino incierto de los suyos”.
La declaración señala también que un número aún mayor ha perdido su trabajo y se enfrenta graves dificultades económicas. “No obstante, a pesar de nuestros repetidos llamados a un alto el fuego humanitario y a una disminución de la violencia, la guerra continúa”, afirma la declaración. “Por lo tanto, nosotros, los patriarcas y líderes de las iglesias de Jerusalén, hacemos un llamado a nuestras congregaciones para que se solidaricen con quienes están viviendo esta tragedia renunciando este año a cualquier actividad festiva innecesaria”.
La declaración también invita tanto a sacerdotes como a fieles a centrarse más en el significado espiritual de la Navidad en sus actividades pastorales y celebraciones litúrgicas.
“Además, durante este tiempo de entrega que es la Navidad, invitamos también a los fieles a realizar una labor de promoción y a orar y contribuir generosamente en la medida de sus posibilidades para socorrer a las víctimas de esta guerra y a las personas más necesitadas, así como a invitar a otras personas a unirse a ellos en esta misión de misericordia”, añade la declaración.
Leer la declaración completa (en ingles)
