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Pope Benedict XVI met former WCC general secretaries Rev. Dr Samuel Kobia (January 2008) and Bishop Olav Fykse Tveit (December 2010). Photos:  L'Osservatore Romano

Pope Benedict XVI met former WCC general secretaries Rev. Dr Samuel Kobia (January 2008) and Bishop Olav Fykse Tveit (December 2010). Photos:  L'Osservatore Romano

 

“Para ello no bastan las manifestaciones de buenos sentimientos”, dijo en su primer mensaje al final de la misa con el Colegio Cardenalicio en la Capilla Sixtina, el 20 de abril de 2005. “Hacen falta gestos concretos que penetren en los espíritus y sacudan las conciencias”.

Algunos se mostraban escépticos sobre el compromiso ecuménico del papa de origen alemán, habida cuenta de su reputación en su cargo anterior como prefecto de la Congregación del Vaticano para la Doctrina de la Fe. En el año 2000, en la declaración Dominus Iesus, la congregación afirmó que las comunidades protestantes “no son Iglesia en sentido propio”.

Sin embargo, Benedicto fue el primer papa procedente de un país con un equilibrio más o menos equitativo entre protestantes y católicos, y que estuvo en el centro mismo de la Reforma del siglo XVI.

Como profesor Joseph Ratzinger, también fue el primer papa en formar parte de un comité del Consejo Mundial de Iglesias (CMI). En 1968, cuando por primera vez católicos romanos fueron nombrados miembros de pleno derecho de la Comisión de Fe y Constitución del CMI, Ratzinger fue uno de ellos. En 1971, se dirigió a la comisión sobre religión y cultura.

En Alemania, como arzobispo de Múnich y Frisinga, Ratzinger se convirtió en el copresidente católico romano, junto con el obispo protestante Eduard Lohse, de una comisión ecuménica conjunta que buscaba maneras de salvar la división entre ambas tradiciones que duraba ya siglos.

Los académicos han destacado su papel decisivo en la Declaración Conjunta sobre la Doctrina de la Justificación de 1999 de la Iglesia Católica y la Federación Luterana Mundial, que abordó una de las cuestiones centrales de la Reforma del siglo XVI que dividía a los seguidores de Martín Lutero y el pontificado.

En 2011, fue el primer papa desde la Reforma en visitar el monasterio agustino –actualmente una iglesia protestante– de la ciudad alemana de Erfurt, donde Lutero se formó como monje.

En una reunión allí con líderes protestantes, Benedicto alabó el afán de Lutero por entender cómo recibir la gracia de Dios como “la pasión profunda y el centro de su vida y de todo su camino”.

Sin embargo, en el servicio ecuménico de oración en el monasterio, dijo que el “hablar de un 'don ecuménico'” que se esperaba de su visita representaba un malentendido político de la fe y del ecumenismo. Aunque dijo que no necesitaba especificar el don, se entendió que se refería a un deseo generalizado de que las parejas protestantes-católicas pudieran recibir la comunión juntas.

La invitación de Benedicto XVI en 2012 al Dr. Rowan Williams a que fuera el primer arzobispo de Canterbury en dirigirse a un sínodo de obispos en Roma evidenció el aprecio que sentía el pontífice por el líder anglicano. Sin embargo, la decisión del Vaticano de crear un “ordinariato” para acoger a los anglicanos desafectos provocó una irritación generalizada.

Fue en las iglesias ortodoxas bizantinas en las que se depositaron más esperanzas de alcanzar una mayor unidad. En 1976, Ratzinger sugirió que, desde una perspectiva teológica, la unión entre las iglesias de Oriente y Occidente era básicamente posible, aunque la preparación espiritual no había avanzado lo suficiente para ello.

Poco tiempo después de que Benedicto XVI se convirtiera en papa, se superaron los problemas de larga data que habían sido un óbice para las reuniones de la comisión internacional de diálogo católico-ortodoxo.

En noviembre de 2006, el papa Benedicto visitó al patriarca ecuménico Bartolomé I, con motivo de la festividad de San Andrés, considerado el fundador del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, antiguo nombre de la actual Estambul.

En 2007, la comisión católico-ortodoxa redactó el documento de Rávena sobre conciliaridad y primacía, considerado un primer paso para superar el desacuerdo milenario en torno a la primacía papal, aunque el impulso inicial fue perdiéndose en los años posteriores.

Sin embargo, en el momento de su decisión en 2013 de renunciar como papa –sin precedentes en la era moderna– el papa Benedicto había puesto en marcha una dinámica que podría continuar su sucesor, el papa Francisco, en su búsqueda del diálogo ecuménico.

"El papa emérito Benedicto XVI deja un legado de diálogo ecuménico", WCC news release, 31 December 2022

Discurso de Joseph Ratzinger ante la Comisión de Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias, Lovaina, 1971, Documentos de Fe y Constitución del CMI

* El Dr. Stephen G. Brown es editor de The Ecumenical Review, la revista trimestral del Consejo Mundial de Iglesias.