Líderes religiosos a la Comisión Europea: “Nuestro Dios es un Dios de paz, no de guerra y derramamiento de sangre”

Los participantes debatieron cómo se han percibido en sus países la guerra en Ucrania y la respuesta de la Unión Europea.

También compartieron sus experiencias concretas con la acogida de personas refugiadas ucranianas, la crisis energética y el impacto en los sectores más vulnerables de la sociedad.

El Consejo Mundial de Iglesias estuvo representado por el metropolitano Prof. Dr. Nifon de Târgoviște, de la Iglesia Ortodoxa Rumana, miembro del Comité Central y del Comité Ejecutivo.

“Nosotros, como personas religiosas, somos conscientes de que los ciudadanos y ciudadanas de Ucrania están soportando un terrible balance de muerte, destrucción y desplazamientos”, declaró el metropolitano Nifon. “Muchos millones de personas han huido de sus hogares, ya sea como personas refugiadas en toda Europa o dentro de la propia Ucrania”.

Expresó su profunda preocupación por cualquier uso indebido del lenguaje religioso para justificar o apoyar la agresión armada, en marcado contraste con la vocación cristiana de ser pacificadores.

“Debemos condenar la guerra y pedir la paz para el pueblo de Ucrania de manera persistente”, afirmó el metropolitano Nifon. “Nuestro Dios es un Dios de paz, no de guerra y derramamiento de sangre”.

La Conferencia de las Iglesias Europeas (CEC) estuvo representada por el presidente de la CEC, Rev. Christian Krieger, y la obispa Åsa Nyström, de la Iglesia de Suecia.

Christian Krieger agradeció el firme compromiso y la clara posición de la UE en la gestión de la situación creada por la invasión de Ucrania, especialmente en lo que respecta a la solidaridad económica y militar, el estatuto de las personas refugiadas y las sanciones.

Krieger destacó el cambio de paradigma que la guerra ha provocado en Europa, generando un incentivo especial para que la UE confirme sus valores y afronte sus desafíos internos.

“Es el momento de que Europa afirme y defienda sus valores: valores que reflejan la justicia, la verdad y los caminos hacia la paz”, afirmó, abordando además el impacto de la guerra en la inflación, las crisis sociales y el mayor riesgo que suponen para las democracias los discursos populistas y los partidos radicales.

La obispa Åsa Nyström habló de los efectos de esta situación que observa en su diócesis, en el norte de Suecia, en la región ártica.

“Muchas personas jóvenes están perdiendo la esperanza en un futuro sostenible”, afirmó. “Una de las primeras cosas que ocurrió cuando comenzó la invasión rusa de Ucrania fue que los obispos y obispas nórdicos del Consejo de la Iglesia de Barents se reunieron para evaluar la situación”.

Nyström deploró que, con el comienzo de la invasión, cambiaron radicalmente las posibilidades de los obispos y obispas nórdicos de trabajar juntos. “Los obispos y obispas nórdicos emitimos una declaración conjunta en la que condenamos la invasión y pusimos inmediatamente en suspenso el trabajo del Consejo”, explicó. “Este no fue solo el caso del Consejo de la Iglesia de Barents, sino también el de otras organizaciones que trabajan en la región ártica”.

También expresó su preocupación por las personas refugiadas ucranianas, que cada vez son más conscientes de que puede pasar mucho tiempo antes de que puedan regresar a sus hogares. “¿Qué ocurrirá después de marzo de 2025, cuando ya no se pueda prolongar la protección temporal?”, se preguntó.

La reunión concluyó con un debate sobre las cuestiones más importantes que está planteando la guerra en Ucrania y reflexiones sobre cuáles deberían ser los asuntos prioritarios para la UE.

La CEC destaca el impacto de la guerra en Ucrania en una reunión de alto nivel de líderes religiosos en la Comisión Europea (comunicado de prensa de la CEC, 27 de enero de 2023)

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