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La ceremonia fue presidida por Andrew Keili, autor, analista de asuntos políticos y civiles e ingeniero, además de lector lego y oficial episcopal anglicano.
El libro, disponible en inglés, reúne las contribuciones de diez autores y ofrece perspectivas teológicas. Keili observó que la publicación, además, aporta una perspectiva histórica sobre cómo la iglesia en Sierra Leona ha respondido a la pandemia de COVID-19, trata sucintamente algunos aspectos médicos prácticos para hacer frente al virus y proporciona información sobre las deplorables circunstancias socioeconómicas del país.
“La COVID-19 ha afectado a la iglesia de muchas maneras”, dijo Keili. “Ha tenido unas repercusiones enormes en todos los aspectos relacionados con el ministerio”.
Este nuevo libro refleja cómo la pandemia ha afectado a los pastores y las congregaciones. “No obstante, hemos extraído lecciones y consecuencias, y en medio de todas las dificultades hemos visto signos de la bondad de Dios”, afirmó Keili.
“Ha habido problemas relacionados con el aumento de los índices de violencia doméstica y el profundo aislamiento”.
Mientras la COVID-19 se cobraba la vida de sus feligreses, los pastores tuvieron que ofrecer consuelo y llevar a cabo numerosos ritos, incluidos funerales y bodas.
Keili observó también que durante la pandemia ha habido teologías engañosas. “Pero a pesar de ello, siempre ha habido gente que no se ha dejado influir por estas falsas ideas”, indicó.
Asimismo, dijo que el Consejo de Iglesias de Sierra Leona y sus miembros, junto con otros grupos religiosos del país, han asumido, con razón, la tarea de sensibilizar a sus congregaciones y adaptar sus preciadas costumbres a prácticas innovadoras.
“Es alentador observar que tienen una actitud positiva con respecto a las perspectivas de la iglesia a pesar de las muchas dificultades que prevén”, afirmó. “Reconocen que es posible que la iglesia tal como la conocemos salga de sus muros, pero se presentan nuevas oportunidades”.
Keili pronosticó que habrá más personas que se vuelvan hacia Dios, que la iglesia se implicará más en las cuestiones sociales y que se crearán oportunidades para desarrollar la espiritualidad de los cristianos a nivel individual.
“Los dirigentes cristianos tendrán una gran responsabilidad a la hora de gestionar los cambios necesarios, y les hará falta un cambio de paradigma en su manera de abordar las cuestiones que se plantean”, apuntó. “Dicen que en la era posterior COVID-19 será necesaria una misión global”.
