Oraciónes
Inspiradas en una letanía palestina
Por el obispo Munib A. Younan

Oremos por todo el pueblo de Dios en Cristo Jesús, y por cada persona según sus necesidades.

Dios misericordioso, por el nacimiento de Jesucristo en Belén eres uno de nosotros; tú compartes nuestra alegría, nuestro sufrimiento y nuestro dolor. Te damos gracias por buscar refugio en Egipto y por identificarte con los refugiados y las víctimas del poder político. Te damos gracias por tu sufrimiento en la cruz y por haberte identificado con los que sufren a causa de la injusticia y viven bajo ocupación extranjera.
Señor, en tu gracia
escucha nuestra oración.

Eterno Dios, tú conoces la aflicción y el sufrimiento del pueblo de Israel y de Palestina: oramos por las víctimas de la injusticia y de la violencia, así como por los que han causado tanto sufrimiento. Oramos por los que no pueden ir a sus lugares de trabajo. Oramos por los jóvenes que pierden esperanza en el futuro y por las madres cansadas de efusiones de sangre y de matanzas. Oramos por las familias afligidas, que han perdido a seres queridos.
Señor, en tu gracia
escucha nuestra oración.

Oramos por la recuperación de los heridos. Oramos por todos los que están condenados a vivir inválidos. Oramos por los dirigentes políticos: dales sabiduría y valor para que sepan escoger el camino de la paz y la reconciliación.
Señor, en tu gracia
escucha nuestra oración.

Todos somos creados a tu imagen. Danos el valor necesario para reconocer los derechos humanos, políticos, civiles y religiosos de cada persona. Ayúdanos a construir una cultura de paz, justicia y reconciliación. Libéranos del odio y de la amargura.
Señor, en tu gracia
escucha nuestra oración.

Nuestro Señor Jesucristo dijo a sus discípulos. “la paz os dejo, mi paz os doy” (Jn 14:27). Da paz a tu iglesia, paz entre las naciones, paz en nuestros hogares y paz en nuestros corazones. Misericordioso Dios, acepta nuestras oraciones y nuestros anhelos. Tú eres nuestra única fortaleza, refugio y esperanza. En el nombre de Jesús, nuestro liberador y redentor.
Amén.

© Obispo Munib A. Younan, Iglesia Evangélica Luterana de Jordania (ELCJ), Palestina

Credo de la esperanza

Creo en Dios.
En el Dios de los credos, con todas sus verdades.
Pero, por sobre todo, en un Dios
que resucita de la letra muerta
para hacerse parte de la vida.
Creo en un Dios que acompaña de cerca
cada paso de mi caminar por esta tierra:
muchas veces detrás, observando y sufriendo con mis errores;
otras veces a mi lado, hablando y enseñándome;
y otras veces delante, guiando y marcando el ritmo de la marcha.
Creo en un Dios de carne y sangre, Jesucristo,
un Dios que vivió en mi piel y se probó mis zapatos,
un Dios que anduvo mis caminos y sabe de luces y de sombras.
Un Dios que comió y que pasó hambre,
que conoció un hogar y sufrió la soledad,
que fue aclamado y condenado, besado y escupido, amado y odiado.
Un Dios que fue a fiestas y a entierros.
Un Dios que rió y que lloró.
Creo en un Dios que tiene atenta -hoy- su mirada sobre el mundo,
que ve los odios que segregan, que dividen,
que marginan, que hieren y que matan;
que ve las balas perforando la carne
y la sangre inocente que riega la tierra;
que ve la mano que se mete en la lata y en el bolsillo ajeno,
robando lo que otro necesita para comer;
que ve al juez que sentencia a favor del mejor postor,
vistiendo la verdad y la justicia de hipocresía;
que ve los ríos sucios y los peces muertos, los tóxicos
destruyendo la tierra y perforando el cielo;
que ve el futuro hipotecado y la deuda del hombre que crece.
Creo en un Dios que ve esto...
y sigue llorando...

Pero creo también en un Dios
que ve a una madre dando a luz: vida que nace del dolor;
que ve a dos niños jugando: semilla solidaria que crece;
que ve a la flor brotar de las ruinas: un nuevo comienzo;
que ve a tres locas reclamando justicia: la ilusión que no muere;
que ve al sol levantarse cada mañana: tiempo de oportunidades;
Creo en un Dios que ve esto...
y ríe,
porque,
a pesar de todo,
hay esperanza...

© Gerardo Oberman, Argentina

Letanía de reconciliación de Coventry

Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios. (Rom 3:23)

Por el odio que divide a las naciones, a las razas y a las clases,
Perdónanos Padre.

Por la avidez que manifiestan pueblos y naciones de poseer lo que no les pertenece,
Perdónanos Padre.

Por la codicia que explota el trabajo de manos humanas y asola la tierra,
Perdónanos Padre.

Por nuestra envidia del bienestar y la felicidad de otros,
Perdónanos Padre.

Por nuestra indiferencia ante la difícil situación de los presos, los sin hogar, los refugiados,
Perdónanos Padre.

Por la lujuria que deshonra el cuerpo de los hombres, las mujeres y los niños,
Perdónanos Padre.

Por el orgullo que nos hace confiar en nosotros mismos y no en ti;
Perdónanos Padre.

Seamos buenos unos con otros, sensibles de corazón, perdonándonos unos a otros, como Dios nos perdonó en Cristo.

© Coventry Cathedral; reproduced by kind permission of the Coventry Cathedral Chapter

 

(Las siguientes oraciones fueron escritas durante el seminario sobre liturgia y música organizado por el CMI en octubre de 2002 en Faverges/Francia.)

I

Dios,
La imagen de tu hijo no se refleja
- en las páginas de nuestros periódicos
- en los rostros de nuestros dirigentes
- en el despliegue de nuestros armamentos
- en la violencia de nuestras acciones.

Cristo,
haz que nuestras palabras,
nuestro mundo,
nuestras armas,
muestro trabajo,
sean transformados a tu imagen.

Para que podamos ver tu rostro
en la verdad cuando se transmiten las noticias
en la justicia cuando se abusa del poder
en la paz cuando se cierne la amenaza de la guerra
en la reconciliación cuando nuestras acciones fomentan el odio.

¡Abre nuestros ojos Señor!

II

Dios,
La imagen de tu hijo está deformada por nuestro pecado,
Porque pecamos contra ti y contra nuestro prójimo.

Perdónanos cuando ignoramos el sufrimiento de tu pueblo,
y la violencia y la injusticia cerca y lejos de nosotros.

Danos el valor para confrontar nuestros miedos y
ayúdanos a actuar como agentes de paz.

Restaura para nosotros la visión de la iglesia una.

¡Abre nuestros ojos!

III

Dios,
Somos creados a tu imagen.

El único camino para dar testimonio de tu paz y tu justicia
está en nosotros.

Somos responsables de tu mundo
y unos de otros.

Transfórmanos por tu Espíritu Santo

¡Abre nuestros ojos!

2002 © World Council of Churches

Bendición

Que la bendición del Dios de paz y justicia sea con nosotros;
Que la bendición del Hijo que llora las lágrimas del mundo sufriendo, sea con nosotros;
Y que la bendición del Espíritu que inspíranos a la reconciliación y esperanza sea con nosotros
ahora y por siempre.
Amén.

2003 © Clare McBeath

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