Estimado presidente Macron, estimados jefes de Estado y de Gobierno, dirigentes de organizaciones internacionales y representantes de la sociedad civil, fundaciones, fondos y el sector privado reunidos en la Cumbre por un nuevo pacto financiero mundial.

Nosotros, los jóvenes defensores de la justicia financiera mundial, la erradicación de la pobreza y la acción por el clima, reunidos aquí en Francia del 21 al 23 de junio de 2023, en la Cumbre por el pacto financiero mundial, en representación de personas de diversos orígenes y regiones, estamos impulsados por una creencia compartida en el poder de nuestras voces para lograr un cambio positivo. Frente a un sistema mundial que a menudo silencia a los vulnerables y desatiende a los marginados, presentamos esta declaración como un clamor colectivo a favor de un pacto financiero mundial más equitativo, que garantice un futuro justo y sostenible para todos los niños y niñas del mundo.

Vemos la urgencia de una transformación profunda y sistémica, que haga hincapié en la estrecha relación entre la justicia financiera, el cambio climático y la sostenibilidad. Les damos las gracias por formar un nuevo pacto financiero mundial que priorice la humanidad sobre los beneficios y distribuya equitativamente la responsabilidad mundial de hacer frente a las causas profundas del cambio climático, a la adaptación a este y a la pobreza. La sombra de las injusticias financieras —tipos de interés elevados, calificaciones crediticias injustas, ayudas inadecuadas, evasión fiscal generalizada y deudas asfixiantes— se cierne sobre la capacidad de los países más afectados y del Sur Global para proporcionar educación, sanidad, nutrición y protección social de forma equitativa y de contrarrestar con firmeza los embates del cambio climático y adaptarse a este. Por consiguiente, les instamos a establecer un nuevo pacto financiero mundial que priorice a la humanidad sobre los beneficios y distribuya equitativamente la responsabilidad mundial de hacer frente a las causas profundas del cambio climático y a la adaptación a este.

Dicho pacto solo dará sus frutos si va acompañado de un cambio profundo de nuestro sistema económico. Debemos sustituir el actual modelo económico colonial —caracterizado por una extracción implacable y la degradación irresponsable del medio ambiente— por un modelo que respete a las personas y al planeta. Las normas y reglamentos vinculantes son imprescindibles para promover empresas responsables, empresas que prioricen no solo el beneficio, sino la creación de puestos de trabajo dignos, el pago puntual de impuestos y, en última instancia, la erradicación de la pobreza. El afán de lucro no debe ir en detrimento de los derechos humanos ni de los derechos de la infancia. Sin duda, un modelo económico justo y equitativo debe garantizar el respeto de los derechos de la infancia. Solo entonces podremos allanar el camino hacia un pacto financiero mundial verdaderamente sostenible y equitativo.

Denunciamos asimismo la profundidad de los efectos del actual sistema financiero mundial sobre el acceso de los niños y niñas a los derechos humanos fundamentales, en particular a la educación, la salud, la nutrición y la protección social. Los derechos de la infancia recogidos en la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño constituyen los pilares básicos de nuestro crecimiento durante la niñez en lo que respecta a bienestar, protección y participación. Destacamos las flagrantes disparidades en la asignación de recursos para educación, sanidad, nutrición y protección social, especialmente en el Sur Global. Las prácticas financieras desiguales perpetúan el ciclo de desigualdad y dificultad socioeconómicas, limitando el acceso de los niños y niñas a los servicios sociales básicos. Exigimos un sistema financiero mundial que sea transparente, que rinda cuentas y sea equitativo, un sistema que elimine los obstáculos en el acceso de los niños a la educación y la sanidad y que, por tanto, les permita prosperar.

Con esto no suplicamos caridad; reivindicamos justicia. Afirmamos enérgicamente que la reforma del sistema financiero mundial es un acto de justicia que debe garantizar la capacidad de todos los niños y niñas para ejercer nuestros derechos sin impedimento alguno.

Al mismo tiempo, como un frente unido, amplificamos la voz de la creciente población infantil del Sur Global, destacando la asignación eficaz de los recursos financieros por parte de nuestros propios gobiernos, respaldada con transparencia y rendición de cuentas a nivel nacional. La crucial inversión en el desarrollo de la infancia debe ser asignada de forma eficaz y debe llegar a los más marginados. Insistimos en la necesidad de un sistema financiero que premie la transparencia, la rendición de cuentas y la equidad, un sistema que proteja los derechos de los niños y niñas y optimice su potencial.

Por ello, nosotros, los abanderados del cambio, hacemos un llamado a los dirigentes mundiales, a los inversores y a los ciudadanos a corregir los desequilibrios y las injusticias sistémicas. Les suplicamos que adopten estas políticas e iniciativas que cultivan un mundo en el que todos los niños y niñas, cualesquiera que sean su nacionalidad o circunstancia, tengan las mismas oportunidades para prosperar. Juntos, rediseñemos nuestro mundo para que sea un lugar justo y sostenible.

Les invitamos a unirse a nosotros en esta misión, a prestarnos su voz y apoyarnos para garantizar la consecución de un pacto financiero mundial que priorice los derechos y el bienestar de todos los niños y niñas. Recuerden el sufrimiento de millones de niños y niñas como nosotros, cuyos futuros están amenazados por el orden actual del mundo. Detrás de los sistemas financieros hay seres humano reales que sufren y carecen de acceso a servicios básicos. Les imploramos que hagan de esta cumbre un trampolín para armonizar los sistemas financieros mundiales con los principios de la justicia, el respeto de la dignidad de niños y niñas, y la igualdad. Otórguenos la capacidad de convertirnos en ejemplo de desarrollo sostenible.

Tómense en serio el sufrimiento de las familias del Sur Global, donde las catástrofes naturales provocadas por el cambio climático han decimado sus principales fuentes de subsistencia y sus ganados. Esa es la dura realidad cuando se unen injusticia financiera y cambio climático.

Este es un llamado urgente a crear un nuevo pacto financiero mundial. Un pacto que respete las necesidades de desarrollo de cada nación, priorice a la infancia sobre los beneficios y distribuya equitativamente la responsabilidad de hacer frente a las causas profundas del cambio climático y a la adaptación a este. Para permitir el desarrollo sostenible de las economías en el siglo XXI, les instamos a ustedes, en calidad de dirigentes, a incrementar de forma significativa el gasto para cumplir con los objetivos de desarrollo relacionados con el clima. Exigimos una mayor financiación e inversión climáticas en el Sur Global, que optimicen las ayudas públicas y privadas, y que además velen por que cualquier persona que tenga dinero verifique que no financia la expansión de los combustibles fósiles. Aunque muchos de nuestros progenitores trabajen en empresas, esto no es un mero llamado a promover las buenas empresas, sino a salvar vidas y a dotar a las naciones de autonomía.

Por consiguiente, todas las decisiones y medidas adoptadas hoy deben obedecer a los principios de la financiación y la inversión éticas, que son garantes no solo de nuestro presente sino, sobre todo, de nuestro futuro. Hacemos un llamado a los gobiernos e instituciones financieras de todo el mundo a: ilegalizar de inmediato la financiación de nuevos proyectos de perforación en busca de combustibles fósiles. Estas actividades aceleran peligrosamente las emisiones de CO2, que infligen profundos daños a nuestro planeta y amenazan de forma directa nuestro bienestar y el de nuestros hijos con las subsiguientes catástrofes climáticas.

Es preciso desactivar las enormes reservas de carbono que encierran estas “bombas de carbono” procedentes de la extracción incesante de combustibles fósiles. Nos alarma constatar que, desde la adopción de los Acuerdos de París, la financiación de estas prácticas destructivas ha alcanzado la asombrosa cifra de 5,5 billones de dólares, según el informe Banking on Climate Chaos. Es urgente reorientar esta ingente cantidad de dinero hacia áreas en las que se puedan fomentar el crecimiento sostenible y la resiliencia: hacia la investigación y el desarrollo de soluciones climáticas, y hacia el aprovechamiento del poder ilimitado de las energías renovables. A nosotros, niños y niñas, se nos plantea el reto de influir sobre el sector privado y generar un flujo de inversiones verdes en el Sur Global para lograr una transformación sostenible. Por ejemplo, imaginemos que se pone en marcha una fábrica ecológica o de generación de energía renovable en algún pueblo del Sur Global. Esta procuraría automáticamente escuelas, energía y empleo para los padres. Transformaría la vida de niños y adultos de forma sostenible. Esta transformación no es solo una opción, es un imperativo que debemos cumplir por el bien de nuestros hijos y de nuestro futuro común.

No olvidemos que nosotros, los jóvenes, no somos solo el futuro; también somos el presente. Nos encontramos en una encrucijada de vida o muerte, y las decisiones que tomemos hoy darán forma al mundo que heredarán las generaciones venideras. Elijamos el camino de la justicia, la igualdad y la sostenibilidad. Transformemos nuestro mundo para que todos los niños y niñas, independientemente de su nacionalidad o circunstancias, puedan vivir en un mundo justo, equitativo y sostenible.

En unidad y con determinación, en nombre de todos los niños y niñas:

Ellyanne Wanjiku Chlystun-Githae, trece años. La más joven activista de la financiación climática y la biodiversidad de África, Kenia, fundadora de Children With Nature, [email protected], +254 758 072 151.

Foday Bangura, diecisiete años. Vicepresidente nacional de Children's Forum Network, Sierra Leona.

Jealaika Luna Shadari, doce años. Activista contra la mutilación genital femenina, EE. UU.

Jasper Jaffe, catorce años. Futbolista y activista de los derechos de la infancia, Suiza.

Lavinah Lempira, veintidós años. Activista del movimiento anti-F

Muchas gracias. Que Dios le bendiga.