Image
A las puertas de la Iglesia del Santo Sepulcro. Fotografía cedida por Rafi Ghattas

A las puertas de la Iglesia del Santo Sepulcro. Fotografía cedida por Rafi Ghattas

En Jerusalén, durante esta Pascua, la Vía Dolorosa, el último tramo que recorrió Jesús en su camino a la crucifixión, ha estado desierto toda la Semana Santa. Pero la famosa ceremonia del Fuego Santo que celebra la Resurrección de Jesús no será virtual, como sí lo han sido muchos de los servicios religiosos de Pascua.

Normalmente, durante las dos semanas de las Pascuas católica y ortodoxa, Jerusalén está rebosante de gente y de celebraciones. Pero este Domingo de Ramos y esta Semana Santa, la ciudad ha estado tranquila y vacía debido a las restricciones impuestas a raíz del mortífero nuevo coronavirus.

Los encuentros religiosos de las tres religiones abrahámicas –el cristianismo, el judaísmo y el islam– han sido estrictamente restringidos y las tiendas han cerrado en esta ciudad, normalmente palpitante, que fue testigo de la crucifixión y la resurrección de Jesús.

Mousa Emil Jarjoui, presidente del club de árabes ortodoxos de Jerusalén, dirigente scout, sabe desenvolverse en circunstancias difíciles, incluso en el distanciamiento social que impone la pandemia de COVID-19.

Normalmente Jerusalén está llena de gente en Pascua. Aquí vemos la procesión del Domingo de Ramos de 2019, en la que los scouts desempeñan una importante función.

“Cada año, los cristianos debemos sortear varios obstáculos para celebrar la Pascua, debido a la ocupación israelí, a los cierres en la Ribera Occidental, y a las restricciones impuestas a los cristianos que entran en Jerusalén; sobre todo para la ceremonia del Fuego Santo, el sábado, el día de la Pascua ortodoxa”, cuenta Jarjoui por teléfono.

Los miembros de su iglesia, que pertenecen al Patriarcado de Jerusalén, preparan la celebración de la Pascua. Para las tropas de scouts que lidera es siempre una ocasión excepcional, aunque el virus haya afectado gravemente a Jerusalén.

Los scouts continúan con sus obligaciones

“Este año nos enfrentamos a un desafío mucho mayor con el coronavirus. Pero haremos todo lo que podamos para entrar en la ciudad y hacer que los scouts la recorran para llevar la alegría y la felicidad a las vidas de la comunidad cristiana de Jerusalén”, afirma Jarjoui, que gestiona una empresa turística, ahora cerrada por la pandemia.

Explica que, el sábado, los cristianos se coordinarán con la iglesia para tomar el Fuego Santo y repartirlo a diez o quince miembros de los grupos de scouts que tengan más de veinte años y puedan conducir para distribuir la Santa Llama.

“La repartiremos entre nuestra comunidad cristiana, la llevaremos hasta sus hogares”, cuenta Jarjoui, sin necesidad de que la gente tenga que salir de sus casas. Celebrarán la Pascua con sus familiares cercanos, en lugar de asistir a la habitual colorida procesión en la que participan los scouts.

“Si es posible, intentaremos llevar el Fuego Santo a sus casas, es parte de nuestra responsabilidad social. Es un día muy importante para nosotros, los cristianos de Jerusalén. A la gente le gusta llevar la Santa Llama a sus hogares, es una tradición muy antigua”.

Los scouts contribuirán a establecer la comunicación con las comunidades prendiendo con la emblemática llama faroles que situarán delante de las viviendas, para así evitar todo contacto físico con la gente, explica Jarjoui.

El hotel Christmas en Pascua

Jarjoui es copropietario del hotel Christmas, donde no habrá ningún turista esta Pascua.

Sí habrá, en cambio, personal médico. Muchos vienen desde la Ribera Occidental para trabajar en los hospitales de Jerusalén, y encuentran dificultades para entrar y salir del lado israelí.

El hermano Ibrahim Shomali, del Patriarcado Latino, lamentó que este año no habrá nada de las multitudes que suelen atestar la Iglesia del Santo Sepulcro, con el toque de color que añaden los scouts en la iglesia donde, según la creencia, fue enterrado Jesús.

Una persona graba un servicio de Pascua celebrado por el Patriarcado Latino en la Iglesia del Santo Sepulcro, en abril de 2019.

“Estamos emitiendo los servicios en directo vía Internet para su retransmisión por televisión y en los medios sociales”; explica Shomali, que destaca que solo se ha permitido el acceso a la histórica iglesia a seis sacerdotes.

Para Rafi Ghattas, secretario general del grupo de jóvenes católicos Juventud de Palestina, Tierra de Jesús (The Youth of Jesus' Homeland Palestine), ve en la situación actual de los cristianos de la Tierra Santa lo que vivieron los seguidores de Jesús hace dos mil años.

“Como cristianos, recordamos que los seguidores de Jesús entonces sintieron mucho miedo, incluso después de la Resurrección de Jesús. Ahora vivimos una situación similar a la que se vivió en tiempos de Jesús: todo el mundo tiene miedo y ora en sus casas”, dice el estudiante de veintidós años, que recientemente ha obtenido su licenciatura en ciencias de la comunicación.

“Al igual que entonces, esperamos que el Espíritu Santo venga a esta tierra para que termine con este coronavirus y con todas las cosas que nos dan miedo, y así podamos seguir nuestras vidas con nuestra fe”.

La oración a través de los medios sociales

Su grupo de jóvenes usa los medios sociales para comunicarse entre ellos, para orar y llevar a cabo todas sus actividades; por medio de Facebook, Instagram, Snapchat, y plataformas similares.

“Lo más importante de este periodo es que todos deberíamos replantearnos nuestras vidas. ¿Vivimos la vida con fortaleza, o somos algo insignificante en el universo? ¿y qué vamos a hacer con nuestra política?”, dice Ghattas.

El obispo Sani Ibrahim Azar, de la Iglesia Evangélica Luterana de Jordania y de la Tierra Santa en Jerusalén, afirma que esta Pascua, en plena crisis sanitaria mundial por la COVID-19, “hemos vuelto a entrar en la tumba con Jesús”.

“Estamos sentados, quietos, expectantes de lo que Dios tiene previsto. Como siempre, confiamos en la promesa de la Resurrección, incluso bajo la sombra de la cruz. Como siempre, confiamos en que el amor es más fuerte que el odio; la luz, más fuerte que la oscuridad; la vida, más fuerte que la muerte”, dice.

Y en su mensaje de Pascua, los trece patriarcas y jefes de las iglesias de Jerusalén, destacaron que, ante la pandemia, el mundo afronta miedo, ansiedad y ambigüedad, mientras muchos países sufren la pérdida y el dolor, y los nuevos contagios no dejan de crecer.

No obstante, “la fiesta de la Resurrección es un momento de renovación de la esperanza, de restauración, y de victoria sobre toda forma de muerte y destrucción”.

Los dirigentes eclesiales afirman: “Creemos que nuestros Dios es el Dios de los vivos, y no el de los muertos”.

“La Resurrección nos confirma que, incluso en medio de la muerte y el sufrimiento, Dios está ahí, y la muerte de Cristo nos da la victoria”.

La solidaridad con las iglesias de Oriente Medio

Página de inicio del CMI: Cómo afrontar el coronavirus