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“Ha sido descorazonador presenciar en estas últimas semanas las decenas de devastadores incendios, acompañados de feroces vientos y de recurrentes olas de calor, y los importantes daños que estos han provocado en las tierras y los pequeños pueblos rurales, en las islas e incluso a las afueras de Atenas y de Corinto”, escribió Pillay. “En un momento dado, se desencadenaron cincuenta y dos nuevas conflagraciones en un periodo de veinticuatro horas”.
Pillay señaló que estos incendios suponen un daño incalculable para las vidas y los medios de subsistencia de todas las personas afectadas y para toda la economía de la nación.
“No solo Grecia, sino todo el sur de Europa y el norte de África, además de otros lugares, han sufrido los efectos de los sistemas meteorológicos de este verano”, escribió Pillay. “Pero es irónico que Grecia, que no contribuye sustancialmente al cambio climático, esté a la vanguardia de la lucha contra él”.
Grecia está en el corazón de los cristianos de todo el mundo, añadió Pillay. “Al igual que en el corazón de la la democracia occidental, pues también Grecia es cuna del cristianismo primitivo y de algunas de sus primeras asambleas”, escribió. “El cristianismo griego es además uno de los principales progenitores del movimiento ecuménico, de la teología ecuménica y de muchos dirigentes de la comunidad”.
El Consejo Mundial de Iglesias se une al patriarca ecuménico en el reconocimiento de los imperativos morales y religiosos que plantea el cambio climático, concluyó Pillay. “Estamos con ustedes y prometemos seguir esforzándonos al máximo en esta prueba existencial para toda la humanidad”, escribió.
