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Dr. Tarek Mitri. Fotografía: Marcelo Schneider/CMI

Dr. Tarek Mitri. Fotografía: Marcelo Schneider/CMI

Kristine Greenaway

Tarek Mitri sabe que su identidad como cristiano incide en lo que se espera de él. El académico libanés, cuya carrera ha abarcado la política, la diplomacia y un periodo como miembro del personal del Consejo Mundial de Iglesias, ha aprendido a manejar las reacciones de personas con ideas establecidas acerca de lo que dirá y debería decir sobre los asuntos públicos.

Como miembro del Patriarcado Ortodoxo Griego de Antioquía, Mitri mantiene una estrecha relación con un grupo cristiano con fuerte presencia en Oriente Medio.

“En ocasiones, se me percibe como quien soy como persona; otras, como representante de mi comunidad”, dice Mitri.

En una zona en la que “la política de la identidad” está en la esencia de gran parte del conflicto, plantear ideas que pueden no corresponderse con lo que se espera que uno diga como miembro de una comunidad de fe determinada requiere de negociaciones cuidadosas y una bien muy curtida.

“Cuando los líderes de mi comunidad tienen posturas diferentes a las mías, hablo desde mi conciencia, no como quien lo hace en nombre de mi grupo de identidad”, reconoce Mitri.

Tras su alocución principal sobre Oriente Medio ante el Comité Central del Consejo Mundial de Iglesias, un participante lo desafió a declarar que los cristianos de Oriente Medio son víctimas de genocidio. Mitri estimó que el uso del término “crímenes de guerra” y “crímenes contra la humanidad” es más apropiado, y añadió que cristianos y musulmanes son víctimas de la violencia.

“Este es un ejemplo de cuando mis convicciones personales entran en tensión con ser la voz de las tribulaciones de mi comunidad”, dice Mitri. “Como político en el Líbano, hubo momentos en que esta tensión era tan fuerte que me pregunté si debía continuar.”

En tanto que Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas en Libia, Mitri habló francamente al dirigirse al Consejo de Seguridad, sin utilizar el lenguaje indirecto, cuidadoso y evocador de la diplomacia internacional. Es el mismo criterio que aplicó como ministro en sucesivos gobiernos libaneses en un periodo de diez años.

Hoy, Mitri se describe a sí mismo como un “intelectual público”. Como Director del Instituto Issam Fares sobre Política Pública y Asuntos Internacionales de la American University de Beirut, Mitri sigue desafiando percepciones. Su función es tender un puente entre los docentes universitarios dedicados a la investigación y los responsables de formular las políticas, a cargo de las decisiones y la actuación. Ello equivale a convencer a personas de la necesidad de reconocer el valor de los planteamientos mutuos para comprender los asuntos de la región.

El objetivo de Mitri es preparar docentes universitarios, investigadores y formuladores de políticas para que ayuden a recabar y analizar la información que dará lugar a políticas públicas que incluyan a todos los grupos de identidad, un planteamiento que este cristiano libanés considera vital para la paz y la estabilidad en Oriente Medio.

Mitri atribuye su capacidad de trabajar con diversos grupos a su paso por el Consejo Mundial de Iglesias como coordinador de la Oficina para el Diálogo Interreligioso.

“Aprendí a ser sensible a las cuestiones de género y a la pluralidad cultural y religiosa. También aprendí de la forma en que el CMI realiza sus actividades a través del diálogo genuino y la adopción de decisiones basadas en el consenso, tomando en consideración las diferentes voces”, señala.

Más información en:

Presentación del Dr. Tarek Mitri en la plenaria (en inglés)

Reunión del Comité Central del CMI