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El arzobispo emérito Anders Wejryd, presidente del CMI para Europa. Foto: Peter Williams/CMI

El arzobispo emérito Anders Wejryd, presidente del CMI para Europa. Foto: Peter Williams/CMI

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La seguridad basada en la hipótesis de que el poder de destruir tiene por objeto la paz es una seguridad insegura, según dijo el Dr. Anders Wejryd, arzobispo emérito y presidente del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) para Europa, quien añadió que para lograr una paz real es necesaria la confianza.

El arzobispo emérito Anders Wejryd fue uno de los principales oradores en el 30 aniversario de la Cumbre Religiosa en el Monte Hiei, cerca de Kioto (Japón), celebrada el 3 y el 4 de agosto. Más de 800 participantes asistieron a este encuentro interreligioso de oración por la paz en el mundo bajo el tema “Ahora es el momento de superar la separación y el odio y de cooperar en aras de la paz mundial”.

Se engaña a los países y las personas con una seguridad insegura, afirmó Wejryd. “La seguridad que se basa en la hipótesis de que el poder de destruir tienen por objeto la estabilidad, la prosperidad y la paz es una seguridad insegura y, por lo tanto, no constituye una seguridad real”.

El sufrimiento del pueblo japonés y de los países circundantes durante la guerra y después, así como lo que sucedió en Hiroshima y Nagasaki, está cayendo en el olvido de forma lenta y gradual. “Si el mundo no actúa pronto para limitar y prohibir las armas nucleares, es posible que vuelva a ocurrir una catástrofe”, advirtió el arzobispo, añadiendo que las armas nucleares son indiscriminadas, desproporcionadas y que amenazan la base de nuestra mera existencia.

Las medidas emprendidas por un gran número de Estados miembros de la ONU para negociar un instrumento jurídicamente vinculante es una señal alentadora: el 7 de julio de 2017, se elaboró un tratado que cuenta con el respaldo de una mayoría suficiente de Estados. En el preámbulo, se menciona específicamente a los líderes religiosos por el papel decisivo que han desempeñado en este proceso. Ahora hay que ratificarlo y la mayor parte del trabajo queda por hacer.

“Independientemente de cuál sea nuestra religión, las relaciones, la interdependencia y la amistad son condiciones previas para la confianza. Y la confianza es necesaria para lograr una paz verdadera. El hecho de tener fe está relacionado con tener confianza”.

Debemos hacer cuanto esté a nuestro alcance para convencer a nuestros ciudadanos de que la apertura y las relaciones entre los países constituyen nuestro único futuro viable, indicó Wejryd. “Los dirigentes religiosos se han prestado muy a menudo a actos y discursos nacionalistas y beligerantes. No obstante, el único nacionalismo verdadero y duradero de nuestro tiempo es el internacionalismo, la confianza, un mayor desarrollo y respeto del derecho internacional. De qué lado están los líderes religiosos y los creyentes, ¡es algo que marca la diferencia!”.

Vivimos en una época en que la humanidad está teniendo un impacto profundo y decisivo en los ecosistemas del planeta, y disponemos de instrumentos que pueden acabar con nuestras civilizaciones. “Somos enormemente poderosos y, por lo tanto, enormemente aterradores y peligrosos para nosotros mismos. A veces el poder paraliza más que la impotencia. No nos quedemos paralizados. ¡Hemos sido creados para asumir la responsabilidad de ponernos al servicio de la vida! Estamos llamados a trabajar a favor de una paz y una seguridad verdaderas basadas en la confianza y el amor, si no queremos dejarnos engañar por una seguridad insegura”, señaló Wejryd.

Wejryd, uno de los veinte principales oradores, se dirigió a los participantes en la segunda sesión del 30 aniversario de la cumbre religiosa, celebrada el 4 de agosto con el título Cuestiones relativas a la energía nuclear y cómo lograr la eliminación total de las armas nucleares.

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