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Kyung-seo Park, presidente de la Cruz Roja Coreana (del Sur). Fotografía: KRC

Kyung-seo Park, presidente de la Cruz Roja Coreana (del Sur). Fotografía: KRC

Este profesor de Sociología de 78 años, nombrado recientemente presidente de la Cruz Roja Coreana (del Sur), tuvo su primer contacto con el Norte dividido mientras trabajaba en el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) en Ginebra, donde sirvió más de diecisiete años hasta 1999.

Kyung-seo Park, catedrático de la Universidad Dongguk, asume ahora un mandato de tres años después de que el presidente surcoreano Moon Jae-in aprobara su nombramiento. Park tomó posesión de su cargo el 18 de agosto.

En una entrevista por Skype con el CMI, Park habló de su compromiso de restablecer las relaciones con la Cruz Roja de Corea del Norte y reanudar los contactos entre las familias del Norte y el Sur que se han suspendido durante los últimos diez años.

 

Corea ocupada

Cuando nació Park, en la antesala de la Segunda Guerra Mundial, la península de Corea estaba unida, pero bajo la ocupación japonesa. Park estudió en la Universidad Nacional de Seúl y luego realizó una maestría y un doctorado en la Universidad de Gotinga (Alemania) a principios de los años noventa.

Corea se separó en Norte y Sur en la encarnizada guerra civil que costó la vida a millones de personas, desplazó a muchas más y separó a numerosas familias a principios de la década de los cincuenta. Nunca se ha firmado un tratado de paz y el cese de las hostilidades cuenta solamente con un acuerdo de armisticio.

“Seguiremos trabajando para retomar el contacto también entre la Cruz Roja Coreana y la República Popular Democrática de Corea”, dijo Park en su entrevista, observando: “Durante el tiempo que estuve en el CMI trabajé con los norcoreanos cuando estaban sufriendo”.

“Así que creo que puedo aprovechar al máximo mi red humana de Corea del Norte y trataré de reabrir un canal especial para que podamos contactar y comunicarnos a través de él sobre distintos asuntos y uno de ellos será la posibilidad de mantener reuniones familiares con personas concretas”.

“Durante el tiempo que trabajé en el CMI, la cooperación con el Gobierno de Corea del Norte y con los norcoreanos fue muy buena, especialmente cuando el departamento de asuntos internacionales del CMI convocó el primer diálogo entre las dos iglesias [del Norte y del Sur] en 1984 en Japón y de nuevo en Ginebra en 1986 y en 1988”.

Se retomó nuevamente ese contacto durante un período de inundaciones en Corea del Norte en 1995 y 1996.

“Nuestras relaciones con Corea del Norte fueron buenas y en el momento de mi salida del CMI (en septiembre de 1999) se creó ACT (Acción Conjunta de las Iglesias), que contribuyó a movilizar la ayuda humanitaria a escala mundial” para las personas que sufrían en Corea del Norte, dijo Park.

A lo que añadió que espera que ACT Alianza reanude la labor humanitaria con Corea.

 

Primeros encuentros con la Cruz Roja mientras estaba en el CMI

Park tuvo su primer contacto con la Cruz Roja en febrero de 1982 cuando trabajaba como director de la región de Asia en el CMI, mientras estaba en Ginebra, ciudad que considera su segundo hogar.

El CMI se sitúa a cinco minutos a pie de la sede del Comité Internacional de la Cruz Roja en Ginebra.

“En aquel tiempo leí ‘Recuerdo de Solferino’, escrito por Jean Henry Dunant, fundador de la Cruz Roja. Esta lectura me aportó las preguntas fundamentales y profundas sobre la propia vida, como cuál es el significado de la vida y por qué debería vivir”, dijo Park en su discurso de investidura.

“Teniendo presentes las lecciones de este libro, visité muchos lugares diferentes afectados por hambrunas y conflictos y donde se pisoteaba la dignidad humana en el ejercicio de mis funciones en el CMI durante veinte años”.

Park dijo que fue capaz de coordinar la ayuda humanitaria para quienes sufrían.

“En particular, fui testigo del poder de la humanidad al apoyar a quienes lo necesitaban en la República Popular Democrática de Corea y a las personas afectadas por conflictos y situaciones de violencia en Rwanda, Sri Lanka y Myanmar en cooperación con la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja”, dijo.

“Las reuniones familiares llevan suspendidas los últimos diez años. Por este motivo, haré todo lo que esté en mi mano para convencer a mi homólogo norcoreano de restablecer nuestros canales de comunicación a fin de encontrar una manera de reanudar la cooperación al margen de la tensión política que ha sido palpable en la península de Corea en estos últimos días”, añadió.

Se calcula que aproximadamente 131 200 miembros de familias dispersadas de Corea del Sur están en la lista de espera para las reuniones ahora suspendidas. El presidente de la Cruz Roja señaló que unas 60 000 personas o más del 50% de ellos tienen más de ochenta años.

“Así que se acaba el tiempo y el tema de las familias separadas por la guerra debe resolverse por razones humanitarias como prioridad absoluta. Estoy estudiando la mejor manera de gestionar este asunto”, dijo Park.

 

Múltiples visitas a Corea del Norte

Park ha visitado Corea del Norte en veintiocho ocasiones desde los años ochenta y ha conocido personalmente a sus antiguos dirigentes, los difuntos Kim Il-sung y Kim Jong-il.

Su viaje más reciente a Corea del Norte, en octubre de 2015, duró ocho días durante los que pudo observar de cerca la vida de sus habitantes y mantener conversaciones con varios de ellos.

“La situación de Corea del Norte ha mejorado mucho en lo que respecta a la vida cotidiana, los ingresos personales y las condiciones de vida desde la primera vez que fui allí. Cuando visité el país hace dos años y medio con Peter Prove [del CMI], mantuvimos dos reuniones con la ONU y el personal de la ONU que trabajaba en Corea del Norte dijo que la situación había mejorado”.

Park dijo que sus experiencias le han “convencido de que al final las dos Coreas se unirán como una sola familia aunque la República de Corea y la República Popular Democrática de Corea estén ahora divididas en dos a causa de las diferentes ideologías y sistemas de gobierno”.

“Creo que el diálogo entre las dos Coreas con espíritu humanitario es fundamental para superar la situación de división y facilitar la cooperación intercoreana”.

 

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