Cincuenta años después de la 4a Asamblea del CMI en Uppsala (Suecia), ¿una nueva Asamblea en Europa y por primera vez en Alemania? ¡Quién lo hubiera pensado!

En 2016, cuando estaba en la reunión del Comité Central del CMI en Trondheim (Noruega), me preguntaron por primera vez si podía imaginar que la próxima Asamblea se celebrara en Alemania. No me lo tuve que pensar dos veces. ¡Me lo podía imaginar perfectamente! No obstante, una invitación de este calibre requería el apoyo conjunto de las iglesias alemanas y una especie de consorcio polifónico ecuménico que tendría que participar en la organización, la realización y, lo que no es menos importante, en la financiación.

En una conversación inicial con el obispo Heinrich Bedford-Strohm, presidente de la Iglesia Evangélica en Alemania (EKD), se me animó a ponerme en contacto con todos los asociados ecuménicos a fin de motivarlos a extender una invitación conjunta. En su discurso de invitación, el presidente de la EKD reiteró con vehemencia:

 “Hay muchas cosas que nosotros, como alemanes y europeos, podemos ofrecer al CMI y a la celebración de una posible Asamblea en nuestro país y nuestro continente. Y nos gustaría aportar lo que está en nuestras manos para que pueda ser un encuentro dinámico, estimulante y bien organizado. Pero el principal motivo que nos lleva a invitarles a Europa es que esperamos recibir. Europa les necesita. Europa necesita su inspiración espiritual, necesita su aliento, su alegría en la fe, las cuestiones que ustedes plantean sobre la paz y la justicia. Europa necesita su presencia como un signo visible del mundo que todos nosotros anhelamos”.

Nos alegró mucho que nuestro entusiasmo fuera compartido por tantas personas que ocupan puestos de liderazgo en las iglesias protestantes alemanas, así como por nuestros hermanos y hermanas de otras confesiones, y por las autoridades gubernamentales y laicas.

La invitación extendida por la EKD, la Iglesia Protestante de Baden, el Consejo de Iglesias de Alemania (ACK), la Unión de Iglesias Protestantes de Alsacia y Lorena (UEPAL) y la Iglesia Protestante de Suiza fue aceptada.

Así, por primera vez en los setenta años de historia del CMI, la Asamblea tendrá lugar en Alemania. Una particularidad que fue destacada en la invitación es que la 11ª Asamblea tendrá lugar en el triángulo entre Alemania, Francia y Suiza, por lo que también trascenderá las fronteras nacionales. Se ha previsto celebrar eventos en Karlsruhe y sus alrededores, en Estrasburgo y Alsacia, y en Basilea y otros lugares suizos. Este triángulo tiene un gran simbolismo para nosotros cuando se trata de reunirse y hablar de la paz y la reconciliación.

 

En estrecha cooperación con el CMI, las iglesias anfitrionas en Alemania, Francia y Suiza están preparando sus actividades para la Asamblea. Entre ellas, figuran encuentros ecuménicos, excursiones y un programa para el fin de semana con una velada cultural que tiene por objeto ofrecer una entretenida visión de la historia, las especificidades y los desafíos de la región europea. Se ha invitado a muchas figuras públicas de la política y la sociedad a participar en esta velada.

Hay muchas expectativas en torno a un acontecimiento como la Asamblea. Ciertamente no será posible cumplir con todas ellas, sobre todo teniendo en cuenta que ahora debe planificarse y llevarse a cabo en ciertas condiciones debido a la pandemia de COVID-19.

Mi esperanza es que sea un encuentro verdadero. En Europa, tenemos la necesidad de reunirnos con las iglesias de todo el mundo. Espero que aprendamos de ellas a ver nuestro trabajo y nuestra función como iglesias desde otra perspectiva. Espero inspiración para nuestra fe y un testimonio claro e inequívoco de justicia y paz, esperanza y confianza. Espero un gran impulso para nuestra situación ecuménica en Europa y Alemania.

A menudo tenemos la sensación de que ya hemos aclarado muchas cosas desde el punto de vista teológico, pero a nivel práctico todavía no nos atrevemos a extraer las conclusiones. La Asamblea y su testimonio en favor de una mayor unidad podrían ayudarnos a ser más coherentes y valientes en nuestra cooperación ecuménica sobre el terreno.

Finalmente, aunque no por ello menos importante, espero que la Asamblea fortalezca la función y la responsabilidad de las iglesias en nuestra sociedad. Los preparativos muestran que las instituciones seculares y culturales, así como los políticos, están especialmente interesados en la Asamblea. Reconocen que las iglesias y las comunidades religiosas desempeñan un papel importantísimo como multiplicadores y motores de desarrollo social.

Espero que la Asamblea enviará un llamado de alerta a todo el mundo. Especialmente en estas circunstancias en que la cohesión y la cercanía están siendo puestas a prueba por la pandemia de coronavirus, en que nuestra vulnerabilidad está en el punto de mira, la Asamblea puede enviar un mensaje importante: solo juntos podemos hacer frente a los desafíos de nuestro tiempo. Quienes simplemente persiguen sus propios intereses no pueden construir una sociedad justa y pacífica. Los privilegios socavan la coexistencia constructiva, y el racismo y la injusticia destruyen la estabilidad comunitaria. Si logramos contrarrestar estas tendencias actuales no solo mediante un mensaje claro, sino también mediante un testimonio vivido de unidad, justicia y paz, entonces todos los esfuerzos habrán merecido la pena.

Junto con otras iglesias de todo el mundo, podemos ser una voz fuerte que clama por la justicia y la paz. Podemos denunciar los abusos. Y podemos trabajar en favor del gran potencial de paz que existe en las religiones del mundo adoptando un enfoque interreligioso. Al contemplar las realidades políticas actuales, pienso que estas colaboraciones entre continentes son quizás más importantes que nunca, al igual que las comunidades ecuménicas internacionales de iglesias como el Consejo Mundial de Iglesias.

En Uppsala, en 1968, el movimiento ecuménico dio un importante paso adelante contrayendo el compromiso público de la 4a Asamblea de trabajar por la justicia y la paz en todo el mundo. ¿Qué rumbo tomará la 11ª Asamblea del CMI, 54 años más tarde en Karlsruhe?

Gracias.