Con el tema "Otro Mundo es Posible", una liturgia matutina a cargo de jóvenes dio apertura al segundo día de trabajo del Comité Central del CMI, reunido en el Centro Ecuménico de Ginebra desde el 26 de agosto hasta el 2 de septiembre.

Ese fue también el comienzo de una sesión plenaria dedicada a la juventud. Por medio del canto, el drama y la meditación, los jóvenes exhortaron a los participantes a buscar un "lenguaje directo, declaraciones claras, asesoramiento firme y verdades en tiempos en que los poderes militares económicos y financieros amenazan las vidas de muchos jóvenes y viejos".

La sesión plenaria incluyó también la participación de dos jóvenes que, desde diferentes contextos, presentaron los desafíos que la juventud enfrenta, así como las múltiples iniciativas que se llevan a cabo en respuesta a los crecientes retos.

Matome Makgoba, presidente del Foro Juvenil del Consejo de Iglesias de Sudáfrica, se refirió de forma especial al impacto de la pandemia del VIH-SIDA, la cual está cobrando vidas de todas las edades.

"En la sociedad todavía estamos en la fase del rechazo. No es fácil aceptar y vivir con una persona que tenga VIH-SIDA dentro de nuestras familias, comunidades e iglesias", expresó Makgoba, quien exhortó a las iglesias a disponer de más espacio y tiempo para los afectados.

"Muchas iglesias se encuentran en un dilema, porque no pueden hablar abiertamente del VIH-SIDA durante los servicios de culto. Como iglesias debemos superar este desafío y dejar que nuestros lugares de adoración se conviertan en centros de diálogo", afirmó.

"Muchos jóvenes en el Norte han visto que la caridad sola no puede cambiar el mundo", expresó a su turno la joven Tale Hungnes, líder de la organización juvenil noruega Changemakers (Hacedores de Cambios).

"Hemos experimentado que la injusticia continúa, aunque enviemos algunas monedas a los proyecto caritativos. La caridad no puede cambiar al mundo. La solidaridad puede. La política puede", agregó.

Por eso, explicó Hungnes, "Changemakers trata de ser un espacio donde los jóvenes puedan trabajar desde el punto de vista político por un mundo más justo. Esta es nuestra forma de ser jóvenes al servicio de la vida" .

Al referirse a la deuda externa, uno de los temas en que Changemakers trabaja, sostuvo: "La deuda no es un problema de dinero. La deuda es un problema de poder. La deuda es parte de un sistema mayor que continúa excluyendo al pobre. Podemos verlas como un muro, un muro invisible".

"La juventud no es apática, está consciente de la situación mundial y quiere ser parte del cambio. Nuestro papel es ofrecerle los instrumentos para que puedan trabajar por la justicia", expresó en un encuentro con la prensa después de su presentación.

Los testimonios juveniles siguieron al estudio bíblico realizado por una de las miembros más jóvenes del Comité Central del CMI, Ashley Seaman (29), quien trabaja en la Iglesia Presbiteriana Wellshire, en Denver, Estados Unidos. Seaman reflexionó sobre el ministerio de Jesús y su llamado a los discípulos a ser "sal en la tierra".

Un total de 32 jóvenes están participando como ujieres durante esta reunión del Comité central del CMI. El grupo es representativo de las diferentes regiones del planeta y durante el evento han tenido un espacio para intercambiar sus perspectivas y definir cómo llevar iniciativas ecuménicas juveniles a sus propios contextos.