Saludos en esta festividad de Pentecostés de 2004

Invitamos a todas las iglesias miembros del Consejo Mundial de Iglesias a unirse en la oración en este Pentecostés para pedir que el Espíritu Santo teja con nosotros lazos de amor y de paz.

La artesanía textil, en muchos países menos desarrollados con recursos limitados, es parte de la vida cotidiana. Cera, hojas, fibras y pelo se utilizan para hacer esteras, cuerdas, vestidos, y para sujetar postes en casas y canoas. Tejiendo los materiales se obtienen productos fuertes y resistentes. Los más corrientes son las esteras.

La actividad textil en la mayoría de los países subdesarrollados puede compararse a la labor del Espíritu Santo. Un dirigente de iglesia del Pacífico, el reverendo Lopeti Taufa, comparaba al Espíritu Santo con un tejedor que fabrica con la gente un tejido de paz, identidad y sumisión, de la siguiente manera:

Un concepto puesto de relieve es el de sumisión. En su trabajo, el tejedor levanta una hebra al mismo tiempo que empuja otra hacia abajo. Si te toca bajar, sométete para formar, con la otra que se pone encima, una malla firme en el producto final. Hay un lugar para la sumisión, un fruto del espíritu, en la vida de la familia y de la iglesia.

Otro concepto es el de identidad. Nuestra identidad individual se reconoce en nuestra unicidad, nuestra solidaridad. Cuando nos dejamos tejer como urdimbre y trama de la estera, formamos una unidad firme y resistente. Algunos de nosotros tenemos experiencia de existir en situación de aislamiento; el aislamiento es una experiencia penosa y no siempre enriquecedora que tiende a segregarnos de nuestro entorno. Si nos agrupamos y compartimos nuestro ser y nuestra identidad, enriquecemos todo nuestro ser solidario.

La labor del Espíritu Santo consiste pues en entretejernos como pueblo de Dios, necesitados de su aliento y de su presencia.

El Consejo Mundial de Iglesias insta a todas las iglesias miembros a formar un tejido en la oración y a abrirse unas a otras. La realidad ante la que nos encontramos en el mundo de hoy está amenazada por la pobreza, la injusticia, las guerras, el VIH/SIDA, la contaminación, el terrorismo y las tensiones étnicas, que han llevado a la desesperación en muchas partes. Necesitamos orar de nuevo con el tema de la Asamblea de Canberra: Ven, Santo Espíritu, renueva toda la creación, y trae la paz, la reconciliación y la armonía a nuestro mundo.

Parece que el arte del tejedor es realmente significativo en este Pentecostés. Debemos pedir al Espíritu Santo que haga con toda la creación un tejido de amor y de paz, y que haga de nosotros instrumentos de la paz:

donde hay odio, sembremos amor;

donde hay ofensa, perdón;

donde hay duda, fe;

donde hay desesperación, confianza;

donde hay oscuridad, luz;

donde hay tristeza, alegría. (Oración de San Francisco de Asís)

Todos nosotros necesitamos someternos a la misericordia y la gracia de Dios. La naturaleza humana está amenazada por la codicia, el egoísmo y la desesperanza. Jesús prometió que la venida del Espíritu Santo tejerá con todos nosotros una red para convencer, enseñar y testimoniar su amor y su paz.

El famoso misionero Roland Allen creía que la venida del Espíritu Santo en Pentecostés fue un acontecimiento misionero. Fue el cumplimiento de la promesa de Dios a través del profeta Joel 2:28;

Después de esto derramaré mi espíritu sobre toda carne;

vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán,

vuestros ancianos soñarán sueños,

y vuestros jóvenes verán visiones.

Esto significa que cualesquiera sean nuestro sexo, raza, edad y condición social, hemos de tratar de demostrar el poder del Espíritu Santo para extender a toda la humanidad el tejido de la gracia y el amor de Dios. Las diferentes lenguas que hablaron los discípulos fueron un signo de que toda la humanidad formaba un tejido compacto por obra del Espíritu Santo para la labor misionera entre todas las gentes.

Esperemos que el Espíritu Santo revele en este tiempo de Pentecostés a toda la iglesia el nuevo espíritu acogedor que incluya en su tejido a cuantos están fuera de la familia del Consejo Mundial de Iglesias, haciendo que la iglesia sea una realidad en “todo el mundo habitado” (oikoumene).

Oración

Ven Espíritu Santo

Haz que nuestros oídos oigan

Haz que nuestros ojos vean

Haz que nuestras bocas hablen

Haz que nuestros corazones busquen

Y nuestras manos se extiendan

Y lleven al mundo tu amor. AMEN.

Dra Agnes Abuom, Nairobi, Kenya

Obispo Jabez L. Bryce, Suva, Fiji

S.E. Crisóstomos, metropolita de la Sede de Efeso, Estambul, Turquía

S.S. Ignatius Zakka I Iwas, Damasco, Siria

Dr Kang Moon Kyu, Seúl, Corea

Obispo Federico J. Pagura, Rosario, Argentina

Obispo Eberhardt Renz, Tübingen, Alemania

La tradición de que el mensaje de Pentecostés sea redactado por los presidentes del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) remonta a 1950. El mensaje es un esfuerzo conjunto de los ocho presidentes del CMI que representan las diferentes regiones de la comunidad ecuménica del CMI.