Por Manuel Quintero (*)

¿Reforma o revolución? La tensión entre esas dos posiciones, que marcó los debates en la Conferencia de Iglesia y Sociedad realizada en Ginebra en julio de 1966, ha subsistido desde entonces y continúa presente en la vida del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), dijo el pastor Dr. Konrad Raiser hablando ante el plenario del comité central del CMI reunido en Ginebra del 30 de agosto al 6 de septiembre.

"Como cristianos, estamos comprometidos a trabajar en favor de la transformación de la sociedad. En el pasado, lo hemos hecho usualmente mediante esfuerzos callados de renovación social, trabajando en y a través de las instituciones establecidas. Hoy, un número significativo de aquellos que se dedican al servicio de Cristo y de sus prójimos, asumen una posición más radical o revolucionaria", había declarado la conferencia de 1966.

En el panel organizado para conmemorar el cuadragésimo aniversario de la histórica cita, Raiser -quien fuera secretario general del Consejo entre 1993 y 2003-, apuntó que los avances en el pensamiento y la acción social en las últimas cuatro décadas, han confirmado que la opción entre cambios radicales y cambios dentro y a través de las instituciones continúa haciéndose sentir en la vida de las iglesias y del movimiento ecuménico.

A pesar de esa tensión, el CMI nunca condonó el uso de la violencia. La consulta sobre 'Violencia y no violencia y la lucha por la justicia social', realizada en Cardiff, Gales, en 1972, reafirmó la no violencia como vía de acción para las iglesias, si bien no condenó a los cristianos y movimientos de liberación que se sentían obligados a recurrir a la violencia, aclaró Raiser.

En su discurso introductorio, el pastor Dr. Samuel Kobia, secretario general del Consejo, afirmó que el llamado a la participación en las revoluciones sociales, la relación entre el testimonio bíblico y las realidades cambiantes y las diferentes eclesiologías que influyen las posiciones de las iglesias frente al cambio, siguen siendo preocupaciones que desafían la tarea del Consejo cuarenta años después.

Kobia se refirió a los distintos esfuerzos para forjar un marco de referencia común que diera coherencia a las actividades del Consejo en esta área, entre ellos el énfasis en una "sociedad justa, participativa y sostenible" de los años setenta, y el más reciente proceso conciliar sobre "justicia, paz e integridad de la creación".

Una teóloga de Lesotho, Puleng Lenka-Bula, se refirió a dos grandes ausentes en los debates de 1966: la lucha por la justicia de género y la búsqueda de la justicia ecológica. Respecto de la primera señaló que, a pesar de importantes progresos, particularmente durante el Decenio de Solidaridad con las Mujeres, persisten aquellos que "rechazan la afirmación de la plena dignidad de la mujer y su plena participación en la vida de la Iglesia".

A pesar de sus limitaciones, la Conferencia de Iglesia y Sociedad de 1966 fue un punto de viraje en el movimiento ecuménico que colocó en el centro de las actividades del CMI el compromiso por la justicia social a escala mundial.

La contribución de los participantes latinoamericanos en la conferencia fue tan destacada que un periódico suizo, 'La Vida Protestante', dedicó una edición al evento que encabezó con el título: "Ahora los profetas vienen de América Latina".

De hecho, durante los años sesenta el foco primario de la preocupación ecuménica estuvo en América Latina, afirmó Raiser.

(*) Manuel Quintero, de Cuba, es director del programa Frontier Internship in Mission con sede en Ginebra, Suiza.

Por más información sobre el trabajo del CMI en justicia económica

El video del plenario sobre justicia económica que tuvo lugar en la IX Asamblea (Porto Alegre, febrero 2006) está disponible

Información adicional sobre la reunión del comité central del CMI está disponible