"Cuando llegó el día de Pentecostés estaban todos unánimes juntos. De repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablaran." (Hechos 2:1-4 VRV-95)

La festividad de Pentecostés nos recuerda que existe una nueva ley, fruto de la gracia de Dios, por la que se renueva la Antigua Alianza. Esta nueva ley se manifiesta asimismo en una maravillosa experiencia --el impresionante ímpetu del viento y el fuego-- y está destinada no ya a un pueblo en particular, sino a todas las personas de todos los tiempos para que hablen en todas las lenguas de las maravillas de Dios.

El día de Pentecostés nos recuerda el origen de la Iglesia como comunidad de fe llamada a vivir una Nueva Alianza en Jesucristo, gracias al poder del Espíritu. Pentecostés es el cumplimiento de la promesa hecha por el Antiguo Testamento y por Jesús. El Espíritu demanda, habilita, configura y conforma la confesión, la vida y la esperanza a las que están llamados los cristianos individualmente y la comunidad cristiana a fin de dar testimonio a todas las naciones.

Pentecostés confirma que el Espíritu de Dios nunca cesa su acción, y es la dinámica del Espíritu, desde el principio hasta el final de los tiempos, la que da impulso a la historia del universo, de este mundo, y de cada comunidad de creyentes en todas las partes del mundo.

En algunas tradiciones la festividad de Pentecostés se llama Día de la Trinidad, porque la manifestación del Espíritu Santo nos revela algo profundo acerca del misterio de la Santa Trinidad. En sus oraciones y cánticos para ese día, la Iglesia honra y alaba a las tres personas de la Santa Trinidad que participaron en la venida del Espíritu Santo: Dios el Padre, que envió al Espíritu Santo, Dios el Hijo Jesucristo, que, en comunión con el padre, prometió a su pueblo el don del Espíritu Santo, y Dios el Espíritu Santo, que descendió en aquel día de Pentecostés en forma de lenguas de fuego.

Según San Gregorio el Teólogo, el Espíritu Santo siempre ha sido, es y será sin comienzo ni fin, aunque siempre esté situado al nivel del Padre y del Hijo o esté con el Padre y el Hijo. Creemos que el Espíritu Santo que dio nacimiento a la Iglesia continúa sustentando e inspirando a la Iglesia. Y la Iglesia, el Pueblo de Dios, el Cuerpo de Cristo, el Templo del Espíritu tiene un lugar central en el movimiento ecuménico. En el poder del Espíritu Santo estamos llamados a obrar por su unidad y a estar unidos al transmitir el amor y el poder reconciliador de Dios al mundo.

En este día de Pentecostés se nos exhorta a discernir los signos del Espíritu Santo de Dios haciendo un llamamiento a la unidad a nuestras iglesias divididas. ¿Qué dice el Espíritu a las iglesias en este día de Pentecostés en que procuramos ser fieles a la oración de Cristo "para que todos sean uno"? Aunque tengamos la certeza de que la salvaguarda y la unidad de la Iglesia están en última instancia en las manos de Dios, sabemos que estamos llamados a cooperar aquí y ahora con el Espíritu utilizando nuestros dones a fin de preservar la unidad y reunir a nuestras iglesias separadas para que el mundo crea.

Vivimos tiempos difíciles. El mundo que nos rodea parece conducirnos nuevamente hacia el caos y el desorden que se describe en Génesis con imágenes terribles: "Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo" (Gn 1:2). Es necesario que recordemos que los efectos de la obra del Espíritu son escatológicos y sociales, y que Dios nos llama ahora en el poder del Espíritu a ser iglesias que están unidas y actúan por la sanidad y la transformación de nuestro mundo.

Que la Iglesia de Jesucristo, reunida por el poder del Espíritu Santo, nunca deje de alabar al Señor con alegría en todas las partes del mundo y clame sin cesar como el Salmista: "Ven, Espíritu de Dios, y renueva la faz de la tierra" (Sal 104: 30).

Los presidentes del Consejo Mundial de Iglesias

Arzobispo Dr. Anastasio de Tirana, Durrës y Toda Albania, Iglesia Ortodoxa Autocéfala de Albania

Sr. John Taroanui Doom, Iglesia Protestante Maohi, Tahití

Rev. Dr. Simon Dossou, Iglesia Protestante Metodista de Benin

Rev. Dr. Soritua Nababan, Iglesia Cristiana Protestante Batak (HKBP), Indonesia

Rev. Dra. Ofelia Ortega, Iglesia Reformada Presbiteriana en Cuba

Patriarca Abune Paulos, Iglesia Ortodoxa Tewahedo de Etiopía

Rev. Dra. Bernice Powell-Jackson, Iglesia Unida de Cristo, Estados Unidos de América

Dra. Mary Tanner, Iglesia de Inglaterra, Gran Bretaña