Luego de un seminario de dos días, una treintena de representantes del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), acordaron continuar adelante con el proceso de diálogo cuyo primer paso tuvo lugar en Ginebra el 13 y 14 de febrero. Los participantes también identificaron cuatro áreas temáticas que serán abordadas en los siguientes encuentros, el primero de los cuales tendrá lugar en octubre próximo en Washington.

Las áreas temáticas consensuadas son: los desafíos de la globalización; la participación de la sociedad en asuntos relativos al desarrollo, tales como los programas para la reducción de la pobreza (PRSP) y para la resolución del endeudamiento; los roles del estado y de los sectores público y privado en el desarrollo y en los esfuerzos para reducir la pobreza; las estructuras de gobierno de las instituciones y su responsabilidad en relación con la equidad, la justicia y la distribución de la riqueza.

"Este encuentro fue histórico porque ha iniciado un proceso de diálogo y de desafío mutuo", evaluó Aruna Gnanadason, coordinadora del equipo de Justicia, Paz y Creación del CMI. Como primer paso en ese proceso, "puso en un primer plano la urgencia de reflexionar sobre el contexto de la globalización económica y las graves inequidades de nuestro mundo", subrayó Gnanadason.

"Veinte años o incluso diez años atrás una reunión cómo ésta hubiera sido vista como simplemente imposible", reconoció por su parte Bob Goudzwaard, profesor emérito de economía y antiguo miembro de la Comisión Cristiana para la Participación en el Desarrollo (CCPD). Goudzwaard hizo esta precisión al inaugurar el seminario conjunto de las tres organizaciones sobre los respectivos conceptos de desarrollo, la evolución de sus mandatos institucionales, y las diferentes visiones acerca de creación de riqueza, justicia social y privatización de bienes públicos.

Aún hoy, "muchos entre la membresía del Consejo Mundial de Iglesias, particularmente en el hemisferio sur, cuestionarían la sabiduría y el propósito de este diálogo", reconoció por su parte Konrad Raiser, secretario general del CMI, en una carta dirigida a los participantes del seminario. Sin embargo, subrayó, el seminario ha reunido actores que "hasta ahora habían tenido poca oportunidad de hablar cara a cara", creando "un espacio donde los difíciles asuntos relativos a la sustentabilidad de la comunidad humana global pueden ser enfrentados con respeto por la integridad de las convicciones y compromisos de cada uno".

El aporte del CMI a este diálogo, si bien "informado por la comprensión y consejo de competentes expertos", procura sobre todo "articular la voz de aquellos quienes disponen de poca oportunidad de influir en las decisiones pero tienen que soportar las consecuencias", señaló Raiser. De este modo el CMI busca darle al diálogo "la cara humana que es un foco central de la discusión actual", enfatizó.

Al finalizar el seminario los participantes coincidieron en que se habían cumplido las condiciones que Goudzwaard había subrayado al comienzo del mismo como necesarias para que el proceso de encuentros llegue a ser "un evento realmente significativo". Los requisitos satisfechos fueron, por un lado, "la voluntad de escucharse atentamente unos a otros", y, por otro, "la voluntad de acordar, pero también, en caso de ser necesario, de estar en desacuerdo".

Otra condición señalada por Goudzwaard fue la transparencia. "Las iglesias no son nada sin sus miembros", enfatizó al sostener que una necesaria realimentación entre estos últimos y los participantes en los encuentros es necesaria para que éstos "lleguen a ser realmente útiles". Un paso en esa dirección es la decisión tomada de publicar próximamente las ponencias presentadas al seminario, para ayudar a abrir el proceso a tal realimentación.

Fotografías del seminario están disponibles a pedido.