Como de costumbre,
mientras me preparaba para la Oración de la Mañana,
me fui al estante de las palabras ...
Pero, hoy, ellas estaban vacías...
Tan vacías como los frascos de los medicamentos
de las farmacias y hospitales somalíes.
Me quedé allí, con la mirada perdida,
pensando en aquellos que perdieron
la capacidad de mirar.
Todo lo que logré fue suspender el alma
en una dolorosa y prolongada pausa.
…
…
…
Entonces balbuceé estos inconexos suspiros:
Oh tú, que eres todo en todos ...
¿Cómo puede ser que, siendo tu creación, estemos reduciendo todo a nada?
...
Préstanos tus ojos mansos,
porque los nuestros fueron cegados
por el humo del terror.
Préstanos tus labios tiernos,
porque nuestra boca sólo consigue escupir sangre.
Préstanos tus brazos acogedores,
porque ya nos olvidamos
para qué sirven los abrazos.
Préstanos tus manos limpias y justas,
porque las nuestras están sucias de sangre.
Préstanos tus piernas fuertes,
porque las nuestras fueron mutiladas por el odio.
Préstanos tu corazón sereno y amoroso
porque en el nuestro late la angustia y la desesperación. Préstanos tu palabra,
porque las nuestras perdieron el sentido.
Préstanos un poco de tu vida eterna,
porque ante nuestra puerta ya golpea la muerte cierta.
Préstanos un poco de tu inmenso amor,
porque sin todo eso, no habrá de quedar nada.
(Oración por el pueblo Somalí, por Luiz Carlos Ramos, pastor metodista de Brasil, Octobre 2017
Tradução: Simei Monteiro)