La perla de gran precio, el tesoro escondido,
¿Dónde los busco, Señor?
¿Los busco en la profundidad de mi alma,
donde derramas tu Espíritu?
¿O en las escrituras,
donde tu palabra me habla?

¿Los busco en la oración y en los himnos,
donde nos unes con los ángeles?
¿En el pan y el vino,
donde nos reúnes en ti?
¿En tu iglesia,
donde enseñas tu sabiduría?

Te he encontrado en todos esos lugares.
Pero la perla y el tesoro
por los que daría todo lo que tengo
es el amor, recíproco e infinito:
ilumina mi alma,
me hace entender las Escrituras,
y hace que mi corazón cante,
nos reúne en la unidad,
nos ofrece verdadera sabiduría.

Y este amor tiene un nombre, tu nombre, Jesús.

(Rev. Martin Hoegger, Iglesia Reformada del Cantón de Vaud, Suiza)