Oh, Dios,
cuyo hijo Jesucristo oró
para que todos los que creyeran a través de sus discípulos
fueran uno;
ayúdanos a proclamar el evangelio en tu mundo,
y a vivir en la unidad y el servicio;
que fortalecidos por nuestro trabajo común y nuestro comunidad
podamos hacer tu voluntad
y, al final, reunirnos en el hogar eterno,
donde vives y reinas por siempre.

(Rev. Canon Jeremy Worthen,
secretario de relaciones ecuménicas y teología, Iglesia de Inglaterra)