Oraciones por el 70º aniversario del CMI

Dios de muchos nombres, nos reunimos para celebrar y darte gracias por los 70 años que has nutrido y sostenido al movimiento ecuménico. Dios Todopoderoso, gracias por hacernos a cada uno de nosotros a tu imagen y semejanza, a los del sur, del norte, del este y del oeste. Sin embargo, Dios, cuando miro a mi alrededor, veo heridas, comunidades rotas, familias fracturadas y muros de separación. Me duelen los ojos cuando veo el maltrato y el uso indebido que se hace de la Creación que tanto amas y atesoras. Puedo oír los lamentos de hombres y mujeres; de niños y niñas desde los mercados de esclavos, huyendo de la violencia; gritando: “¿Dónde está Dios?”, “¿Dios nos ha abandonado?”. Dios misericordioso, las imágenes de deshumanización, marginación, exclusión y mercantilización de tu Creación me acechan todos los días mientras camino y miro a mi alrededor.

Dios Todopoderoso, perdónanos porque nos negamos a verte en nuestros prójimos, en los rostros de los extraños. Dios Todopoderoso, ayúdanos a abrir nuestros corazones y nuestras puertas para compartir tu amor con quienes sufren la pobreza material, para decir la verdad con humildad a los ricos que son pobres; para acompañar a las personas mayores y a las que están solas; para llevar sanación y aliento entre quienes han sobrevivido a la violencia sexual y de género. Dios Creador, escucha nuestra oración y ten piedad.

Dios de amor, te damos las gracias por tu iglesia y por la comunidad que vivimos dentro del movimiento ecuménico. Te damos gracias por el valor y la sabiduría que concediste a los padres y madres fundadores. Concédenos la inspiración y el conocimiento para trabajar por la unidad de tu iglesia en virtud de tu oración: “que todos sean uno, para que el mundo crea”. Dios misericordioso, haz que surjan entre las presentes y futuras generaciones de jóvenes hombres y mujeres comprometidos con la tarea de hacer realidad tu oración por la unidad de la iglesia y de la humanidad. Perdónanos por comercializar tu palabra, y transforma y renueva nuestras mentes, para que podamos ser agentes y servidores de la buena nueva en un mundo lleno de dolor y sufrimiento. Guíanos para que llevemos esperanza en medio de la desesperanza, amor, en lugar de odio y paz, en lugar de conflicto. Rompe los muros y exorciza a los demonios de la codicia y la división. ¡Que brille tu luz!

 

(Dra. Agnes Abuom,
de la Iglesia Anglicana de Kenya,
moderadora del Comité Central del CMI)