Durante la 11ª Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias, un grupo de jóvenes coreanos de la Iglesia Presbiteriana en la República de Corea organizó un taller durante el cual se vistieron como los personajes de la serie de Netflix, El juego del calamar. La conocida serie es una forma de crítica social sobre las consecuencias de la desigualdad en las personas vulnerables. La serie aborda la pobreza, la juventud, la violencia, la supervivencia y la conquista política, por lo que brindó un creativo marco para examinar la situación actual de los jóvenes de Corea y de muchos otros países, especialmente en el Sur Global.