“La financiación para el desarrollo sostenible constituye la expresión de una ética de solidaridad y del compartir, en particular con las generaciones venideras, que heredarán todo lo bueno y todo lo malo que hayamos generado”, dijo Peter Prove, director de Asuntos Internacionales del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), en un simposio celebrado en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, el 29 de enero.