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Prayers for Hurting & Suffering Communities

Oración de apertura

Dios eterno, al venir ante ti en este día,

nuestras almas en espera silenciosa,

depositamos nuestra esperanza en ti, nuestra roca, nuestra salvación, nuestro refugio.

Por tu gracia, haz que no desfallezcamos.

Haz que podamos vaciar nuestros corazones en este momento de oración, confiando en tu amor incondicional.

Haz que nuestra fuente de inspiración sea Jesucristo,

que en su amor por los más pobres y necesitados mostró acogida e inclusión.

Haz que todo lo que hagamos sea como si se lo hiciéramos a Jesús,

y porque somos uno en su Espíritu,

en cuyo poder oramos.

Amén.

 

Lectura bíblica: Romanos 12: 9-21

9 El amor sea sin fingimiento, aborreciendo lo malo y adhiriéndose a lo bueno: 10 amándose los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndose los unos a los otros; 11 no siendo perezosos en lo que requiere diligencia; siendo ardientes en espíritu, sirviendo al Señor; 12 gozosos en la esperanza, pacientes en la tribulación, constantes en la oración; 13 compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad.

14 Bendigan a los que les persiguen; bendigan y no maldigan. 15 Gócense con los que se gozan. Lloren con los que lloran. 16 Tengan un mismo sentir los unos por los otros, no siendo altivos sino acomodándose a los humildes. No sean sabios en su propia opinión. 17 No paguen a nadie mal por mal. Procuren lo bueno delante de todos los hombres. 18 Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, tengan paz con todos los hombres. 19 Amados, no se venguen ustedes mismos sino dejen lugar a la ira de Dios, porque está escrito: Mía es la venganza; yo pagaré, dice el Señor. 20 Más bien, si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber; pues haciendo esto, carbones encendidos amontonarás sobre su cabeza. 21 No seas vencido por el mal sino vence el mal con el bien.

Palabra del Señor.

Demos gracias a Dios.

 

Reflexión

Durante las primeras semanas de la pandemia, se habló de personas ansiosas haciendo acopio de provisiones. Esto tuvo efectos adversos en otras que no podían obtener lo que necesitaban. Pero, a medida que ha ido pasando el tiempo, hemos escuchado muchas más historias de generosidad, compasión y abnegación por el bien de otros. De hecho, muchos de nosotros podríamos afirmar que Dios ha estado entre nosotros, motivándonos y fortaleciéndonos para llevar a cabo estos actos de bondad.

 Estas circunstancias nos han recordado que, en los tiempos difíciles, Dios nos concede dones de renovación. Es más, Dios hace las cosas nuevas, especialmente en condiciones difíciles. Por ejemplo, vemos que cuando hubo oscuridad y vacío, el Espíritu de Dios trajo luz y plenitud al universo (Génesis 1:1-3, Salmo 33). Cuando hubo muerte y desesperanza, el mismo Espíritu de Dios trajo vida y un nuevo futuro (Ezequiel 37:1-14). Cuando hay miseria y hambre, es el Espíritu de Dios el que sustenta y renueva todas las cosas (Salmo 107:27-30).

 Este Espíritu es el mismo que da poder a la iglesia desde Pentecostés. La vida, la esperanza, el coraje, la fortaleza y un nuevo futuro son posibles porque, en medio de esta pandemia, el Espíritu Santo se mueve en nosotros y a través nuestro.

Este Espíritu está renovando la humanidad, allí donde la comunión, la amistad, el abastecimiento y la colaboración se hacen realidad en este mundo. Esto contrasta con la oscuridad, la muerte, el hambre, la dominación, la explotación y la acumulación que demasiado a menudo caracterizan nuestro mundo.

¿Cómo podemos, nosotros que llevamos el nombre de Cristo y tenemos el Espíritu de Dios en nosotros, acaparar para nosotros de manera egoísta antes de ocuparnos de los demás? Más bien, atendamos ante todo a aquellos entre nosotros y en todo el mundo que sufren a causa de esta pandemia. En particular, oremos y trabajemos por aquellos que debido a la pobreza, problemas de salud, edad o por su compromiso asistencial son especialmente vulnerables al sufrimiento que, en estos tiempos, afecta en cierta medida a todas las personas.

Finalmente, vivamos hoy con la mirada puesta en el mundo renovado que el Espíritu Santo nos está trayendo, recordando que nuestro Señor y dador de vida está en nosotros, infundiendo nueva vida y esperanza al mundo. Como pueblo de Dios, seguimos orando y viviendo en aras de la renovación de la creación de Dios.

 

Oración de intercesión

Dios de todos, oramos por que nuestras congregaciones locales encuentren maneras de plasmar el amor de Cristo en sus comunidades que se enfrentan a la enfermedad y la muerte debido a la pandemia. Haz que en esta gran labor asistencial obremos por reducir las desigualdades políticas, económicas y raciales existentes que intensifican el sufrimiento ocasionado por la pandemia.

Señor, en tu misericordia, escucha nuestra oración.

Señor, oramos por que el Espíritu de la unidad y la paz traiga sanación y resiliencia. Haz que tu pueblo siga morando bajo la sombra de tu fuerza al buscar refugio en ti, depositando su confianza en tu liberación.

Señor, en tu misericordia, escucha nuestra oración.

Dios de amor, ayuda a las comunidades que viven atemorizadas para que saquen fuerzas al tener que hacer frente a las amenazas de la pérdida de empleos, el hambre, el dolor y la enfermedad. Dales coraje y esperanza.

Señor, en tu misericordia, escucha nuestra oración.

Dios de compasión, hoy traemos ante ti a todos aquellos de nuestra familia mundial a los que es imposible mantener una distancia física. Oramos por que les concedas tu protección misericordiosa. Haz que a lo largo de esta crisis mundial nos acerquemos más todos a ti y entre nosotros.

Señor, en tu misericordia, escucha nuestra oración.

Haz que como comunidades religiosas encontremos maneras de mostrar y dar testimonio del amor de Dios en Jesucristo a todos aquellos entre nosotros que están sufriendo. Haz que tengamos el coraje y los dones para ser el cuerpo del Resucitado en estos tiempos en que nuestro mundo está sufriendo.

Señor, en tu misericordia, escucha nuestra oración.

Unámonos en la oración como Jesús nos enseñó: Padre nuestro. . .

 

Bendición

Que Dios les bendiga y les guarde. Que Dios les cuide.

Que Dios les proteja. Que Dios llene sus vida de amor.

Que Dios irradie el calor de nuestros corazones y brille a través de la paz de Cristo todos los días hasta que su reino llegue. Amén.

(Tomado del Himnario Menonita, Alemania/Suiza)

 

 

Las citas de las Escrituras corresponden a la versión Reina Valera Actualizada © 2015 de Editorial Mundo Hispano, cuya utilización ha sido autorizada.