Oración
Oración introductoria
Venimos a ti, Dios, en este tiempo de oración,
como la esclava Agar y su hijo,
que vagaron en las tierras salvajes del desierto de Beerseba.
Como oíste la voz de su hijo, Ismael, y enviaste a tu ángel,
también nosotros queremos oír la voz de tu ángel diciéndonos que no temamos.
Venimos a ti en la certeza de que eres Dios
que nos abre los ojos para ver el pozo de agua salvador en el desierto.
¡Gloria a ti, oh Dios! ¡Gloria a ti! Amén.
Canción: O Povo de Deus (El Pueblo de Dios)
Lectura de las Escrituras: Efesios 2: 11 - 22
11 Por tanto, acuérdense de que en otro tiempo ustedes, los gentiles en la carne, eran llamados incircuncisión por los de la llamada circuncisión que es hecha con mano en la carne. 12 Y acuérdense de que en aquel tiempo estaban sin Cristo, apartados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, estando sin esperanza y sin Dios en el mundo. 13 Pero ahora en Cristo Jesús ustedes, que en otro tiempo estaban lejos han sido acercados por la sangre de Cristo. 14 Porque él es nuestra paz, quien de ambos nos hizo uno. Él derribó en su carne la barrera de división, es decir, la hostilidad, 15 y abolió la ley de los mandamientos formulados en ordenanzas para crear en sí mismo de los dos hombres un solo hombre nuevo, haciendo así la paz. 16 También reconcilió con Dios a ambos en un solo cuerpo por medio de la cruz, dando muerte en ella a la enemistad. 17 Y vino y anunció las buenas nuevas: paz para ustedes que estaban lejos y paz para los que estaban cerca, 18 ya que por medio de él ambos tenemos acceso al Padre en un solo Espíritu. 19 Por lo tanto, ya no son extranjeros ni forasteros sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. 20 Han sido edificados sobre el fundamento de los apóstoles y de los profetas, siendo Jesucristo mismo la piedra angular. 21 En él todo el edificio, bien ensamblado, va creciendo hasta ser un templo santo en el Señor. 22 En él también ustedes son juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.
Oraciones de intercesión y agradecimiento
Dios de misericordia y amor,
oramos por los cristianos y por las gentes de buena voluntad:
Para que se alcen por los derechos de todos los seres humanos sin importar su religión, raza, etnia, origen nacional, color y género.
Nuestros corazones se regocijan en agradecimiento por ellos, pues todos somos creación de Dios y merecedores innatos de respeto y dignidad.
Oramos por los cristianos y las gentes de buena voluntad:
Para que tengan el valor, la imaginación y la energía para actuar para vencer el racismo institucionalizado que tan enormemente afecta las vidas de las personas indígenas y afrodescendientes en América Latina y en otras regiones del mundo.
Nuestros corazones se regocijan en el agradecimiento por todas las personas que siguen a Cristo Jesús en su predicación de la buena nueva, y que buscan justicia para los pobres, extranjeros, marginalizados y desposeídos.
Oramos por los cristianos y las gentes de buena voluntad:
Para que tengan el valor, la imaginación y la energía para actuar y vencer el racismo institucionalizado, la violencia racial y la xenofobia, males que tan enormemente afectan las vidas de las personas indígenas y afrodescendientes y los africanos en Brasil y otros países latinoamericanos.
Nuestros corazones se regocijan en el agradecimiento porque, como seguidores de Cristo, seguiremos buscando presagiar una comunidad humana renovada que manifieste nuestra unidad en ti, nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.
Bendición
Por la unidad de la humanidad y de toda la creación
buscamos tu bendición,
¡Oh Dios Trino, creador de todas las cosas! Amén.