Oración de apertura

Dios,

Tú eres la fuente de la dignidad humana, y hemos sido creados a tu imagen.

Derrama sobre nosotros el espíritu del amor y la compasión.

Permítenos honrar a cada persona, tender la mano a quien lo necesite,

valorar y apreciar a aquellas personas diferentes de nosotros,

compartir los recursos de nuestra nación,

y recibir los dones que nos ofrecen personas de otras culturas.

Haz que podamos promover siempre una justicia y una aceptación

que garanticen la paz duradera y la armonía racial.

Ayúdanos a recordar que somos un solo mundo y una sola familia. Amén.

Canción: Sarenam, Sarenam

            www.youtube.com/watch?v=MLRsK2tLST0

Lectura de las Escrituras: (Juan 4:1-42)

7 Vino una mujer de Samaria para sacar agua, y Jesús le dijo: “Dame de beber” (pues los discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer). Entonces, la mujer samaritana le dijo: “¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, siendo yo una mujer samaritana? porque los judíos no se tratan con los samaritanos —“. 10 Respondió Jesús y le dijo: “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: “Dame de beber”, tú le hubieras pedido a él, y él te habría dado agua viva”. 11 La mujer le dijo: “Señor, no tienes con qué sacar, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? 12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, quien nos dio este pozo y quien bebió de él, y también sus hijos y su ganado? 13 Respondió Jesús y le dijo: “Todo el que bebe de esta agua volverá a tener sed. 14 Pero cualquiera que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed, sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que brotará hasta la vida eterna”. 15 La mujer le dijo: “Señor, dame esta agua para que no tenga sed ni venga más acá a sacarla”.

16 Jesús le dijo: “Ve, llama a tu marido y ven acá”. 17 Respondió la mujer y le dijo: “No tengo marido”. Le dijo Jesús: “Bien has dicho: ‘no tengo marido’, 18 porque cinco maridos has tenido, y el que tienes ahora no es tu marido. Esto has dicho con verdad”. 19 La mujer le dijo: “Señor, veo que tú eres profeta. 20 Nuestros padres adoraron en este monte, y ustedes dicen que en Jerusalén está el lugar donde se debe adorar”. 21 Jesús le dijo: “Créeme, mujer, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adorarán al Padre. 22 Ustedes adoran lo que no saben; nosotros adoramos lo que sabemos, porque la salvación procede de los judíos. 23 Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque también el Padre busca a tales que lo adoren. 24 Dios es espíritu, y es necesario que los que lo adoran, lo adoren en espíritu y en verdad”. 25 Le dijo la mujer: “Sé que viene el Mesías que es llamado el Cristo”. “Cuando él venga, nos declarará todas las cosas”. 26 Jesús le dijo: “Yo soy, el que habla contigo”.

27 En ese momento, llegaron sus discípulos y se asombraban de que hablara con una mujer; no obstante, ninguno dijo: “¿Qué buscas?” o “¿Qué hablas con ella?”. 28 Entonces, la mujer dejó su cántaro, se fue a la ciudad y dijo a los hombres: 29 “¡Vengan! Vean a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿Será posible que este sea el Cristo?”. 30 Entonces, salieron de la ciudad y fueron hacia él.

31 Mientras tanto, los discípulos le rogaban diciendo: “Rabí, come”. 32 Pero les dijo: “Yo tengo una comida para comer que ustedes no saben”. 33 Entonces, sus discípulos se decían el uno al otro: “¿Acaso alguien le habrá traído algo de comer?” 34 Jesús les dijo: “Mi comida es que yo haga la voluntad del que me envió y que acabe su obra. 35 ¿No dicen ustedes: “Todavía faltan cuatro meses para que llegue la siega”? He aquí les digo: “Alcen sus ojos y miren los campos que ya están blancos para la siega”. 36 El que siega recibe salario y recoge fruto para la vida eterna, para que el que siembra y el que siega se gocen juntos. 37 Porque en esto es verdadero el dicho: “Uno es el que siembra y otro es el que siega”. 38 Yo los he enviado a segar lo que ustedes no han labrado. Otros han labrado, y ustedes han entrado en sus labores”.

39 Muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él a causa de la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: “Me dijo todo lo que he hecho”. 40 Entonces, cuando los samaritanos vinieron a él rogándole que se quedara con ellos, se quedó allí dos días. 41 Y muchos más creyeron a causa de su palabra. 42 Ellos decían a la mujer: Ya no creemos a causa de la palabra tuya, porque nosotros mismos hemos oído y sabemos que verdaderamente este es el Salvador del mundo”.

Oraciones de confesión

Señor, perdónanos. Nos creaste a cada uno de nosotros a tu imagen (Génesis 1:27), y cada persona te representa aquí, en la tierra. También nos enseñaste que seremos juzgados por ti, en función de si te vemos en las otras personas, y de si respetamos y cuidamos a los demás, especialmente a las personas necesitadas y excluidas (Mateo 25: 31- 46). Pero te faltamos al respeto y miramos para otro lado cuando se te somete a explotación y discriminación en forma de racismo. Señor, perdónanos.

Kyrie eleison (Señor, ten piedad)

Señor, perdónanos. Nos has ordenado claramente que seamos santos, porque tú eres santo (Levítico 11:44, Levítico 19:2, 1 Pedro 1:16). Pero, al ser racistas y tolerar actualmente la lacra continua del racismo, perpetuando el sufrimiento y la injusticia, seguimos siendo impíos y socavamos tu reino, aquí y ahora. Señor, perdónanos.

Kyrie eleison (Señor, ten piedad)

Señor, perdónanos. Nos enseñaste que “no hay judío ni gentil, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer, porque todos somos uno en Cristo Jesús”. (Gálatas 3:28). También nos has revelado que “si una persona padece, todas se conduelen con ella; y si una persona es honrada, todas se alegran con ella” (1 Corintios 12:26). Pero, debido al racismo, un miembro del cuerpo dice no sentir el dolor del otro miembro del mismo cuerpo. Señor, perdónanos.

Kyrie eleison (Señor, ten piedad)

Señor, perdónanos. Nuestro sentido de la justicia está basado en ti, nuestro Dios creador. Eres amoroso, bondadoso, misericordioso, justo, santo, y todos tus caminos son rectitud. (Deuteronomio 32:4). La justicia y el derecho son el fundamento de tu trono; la misericordia y la verdad van delante de tu rostro”. (Salmos 89:14). Pero, incluso cuando decimos ser seguidores de tu hijo, nuestro Señor Jesucristo, al ser nosotros mismos racistas o al no superar el racismo, perpetuamos la injusticia y el mal. Señor, perdónanos.

Kyrie eleison (Señor, ten piedad)

Bendición

Seguimos nuestro camino recordando las palabras de Jesús para nosotros:

“Porque yo vivo, también ustedes vivirán”.

Nos vamos afirmando que, como Jesús estaba en el Padre,

y el Padre en él, así también nosotros estamos en Jesús y él en nosotros por la presencia del Espíritu Santo. Amén