“Él respondió diciéndoles: —Les digo que si estos callan, las piedras gritarán”.

Lucas 19:40

El Comité Ejecutivo del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) se reúne en Chipre del 21 al 26 de noviembre de 2024, casi exactamente diez años después de la última vez que se reunió en esta tierra de gran importancia para los inicios de la historia de nuestra fe por ser uno de lugares donde primero se expandió el cristianismo más allá de Tierra Santa. También recordamos que han pasado dos años desde que falleció su beatitud el arzobispo Crisóstomos II. Que su memoria sea eterna. Damos gracias a Dios por la oportunidad de reunirnos con su sucesor como primado de la Iglesia de Chipre, su beatitud el arzobispo Jorge III.

Al mismo tiempo, lamentamos que, cincuenta años después del golpe de Estado apoyado por el régimen militar griego y la posterior invasión turca en julio de 1974, estemos reunidos en una isla que sigue sufriendo las consecuencias de este conflicto no resuelto. Las cicatrices de la división, el desposeimiento y el desplazamiento son todavía visibles, la ocupación ilegal del país persiste, y la separación de los chipriotas de sus respectivos lugares sagrados y de culto, así como la pérdida de muchos elementos del patrimonio religioso y cultural, siguen siendo una profunda herida en los corazones del pueblo de Chipre.

Recordamos las muchas ocasiones a lo largo del tiempo en que los órganos rectores del CMI han abordado esta realidad dolorosa, como por ejemplo en:

  • la declaración de noviembre de 2014 del Comité Ejecutivo sobre el desplazamiento forzoso, los refugiados y las personas desplazadas internas en Oriente Medio;
  • la declaración de la 11a Asamblea en septiembre de 2022, titulada “Lo que conduce a la paz”, que expuso la ocupación militar permanente de los territorios ocupados palestinos y Chipre; y
  • la nota del Comité Central de junio de 2023 sobre las crisis territoriales en el Mediterráneo Oriental.

Durante estas cinco décadas, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la comunidad internacional han desplegado muchos esfuerzos para promover las negociaciones conducentes a una resolución pacífica y justa de esta situación. Encomiamos estos esfuerzos, así como la labor de la Vía Religiosa del Proceso de Paz de Chipre (RTCYPP, por sus siglas en inglés) que ha intentado que las comunidades y los dirigentes religiosos de ambos lados de esta división participen en el diálogo y la cooperación interreligiosos por la paz.

Lamentamos profundamente que las negociaciones sobre el proceso de paz en Chipre fracasaran en 2017 y que todavía no se hayan reanudado.

Asimismo, nos entristece que, mientras que los chipriotas turcos no tienen restricciones en su libertad de circulación y acceso a todas las partes de Chipre, los cristianos chipriotas padezcan importantes restricciones en su acceso y libertad de culto en las iglesias y lugares sagrados en la zona ocupada.

El Comité Ejecutivo del CMI:

Destaca que, en el contexto de la situación en Chipre, la peregrinación ecuménica de justicia, reconciliación y unidad sirve de poderoso testimonio contra la ocupación y la división, y contra la injusticia.

Insta a todos los dirigentes tanto de los chipriotas griegos como de las comunidades chipriotas turcas a superar las hostilidades, divisiones e injusticias del pasado, y a apoyar el acceso abierto y libre a todos los lugares de culto en ambos lados de la línea divisoria.

Exhorta a todas las partes estatales y no estatales pertinentes a comprometerse a poner fin de forma pacífica a la división de Chipre a raíz de la invasión y la ocupación de hace cincuenta años, y a entablar negociaciones para llegar a un resultado no violento, satisfactorio y justo que sea el fundamento esencial de una paz y un desarrollo sostenibles en la región.

Pide al secretario general de la ONU y a todos los miembros de la comunidad internacional que sigan apoyando, acompañando y alentando el proceso de paz en Chipre, entre otras cosas, generando confianza entre las comunidades y promoviendo los esfuerzos por la paz de las comunidades y los dirigentes religiosos de Chipre.

Llama a las autoridades chipriotas turcas a abandonar el enfoque manifiestamente restrictivo en cuanto a las solicitudes para acceder y organizar servicios de culto en las iglesias y lugares sagrados cristianos en el territorio bajo su control, y a garantizar un acceso libre a estos lugares.

Insta a los Estados miembros que todavía no lo hayan hecho a firmar y ratificar el Convenio del Consejo de Europa sobre las infracciones relativas a los bienes culturales (“Convenio de Nicosia”), al ser el único instrumento jurídicamente vinculante destinado a prevenir y combatir este tipo de delitos fortaleciendo las respuestas de justicia penal y promoviendo la cooperación internacional.

Afirma el papel —tanto pasado como futuro— de la Vía Religiosa del Proceso de Paz de Chipre, manifiesta su agradecimiento a todos los que la apoyan, y alienta a los dirigentes religiosos de ambas comunidades a reanudar y redoblar los esfuerzos de reconciliación interreligiosa e intercomunitaria y de cooperación por la paz, la justicia y el respeto de los derechos humanos y religiosos de toda la población de Chipre, así como a demostrar su liderazgo en favor de la paz, la justicia, la reconciliación y la unidad.