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WCC Christmas image 2022

Icono ortodoxo etíope tradicional de Lalibela.

Fotografía:

La pregunta con la que una persona musulmana que participó como invitada conmovió e interpeló a los delegados y delegadas en la reciente Asamblea del CMI en Karlsruhe, en la que se compartieron reflexiones sobre el amor de Cristo que lleva al mundo a la reconciliación y la unidad, llegó hasta lo más profundo de mi corazón: “¿El amor de Cristo es solo para las personas cristianas, o también para mí?”

El mensaje lleno de alegría de la primera Navidad afirma que el amor de Dios en Cristo es para todas las personas, para toda la creación. Durante la noche en que nació Jesús, un ángel se apareció a los pastores que vivían en el campo y vigilaban su rebaño. Los pastores se asustaron, pero el ángel les dijo: “¡No teman!”, y añadió: “Les doy buenas noticias de gran gozo que serán para todo el pueblo: les ha nacido... un Salvador”. Entonces, apareció una multitud de ángeles proclamando ante los humildes pastores gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz, y buena voluntad para con las personas.

Nuestros tiempos son tiempos de temor. Hay quien teme por la supervivencia de las generaciones futuras o por que se hundan las islas en las que viven debido a la emergencia climática que estamos experimentando. Muchas personas temen actualmente no poder alimentar a sus hijos el día de mañana. Otras temen que los conflictos militares puedan causar desastres nucleares. En la era de las redes sociales, el miedo está llevando a un aumento del discurso de odio, a la proliferación de teorías de conspiración, a la violación de los derechos humanos y a amenazas para la democracia.

Las palabras alentadoras del ángel, “¡no teman!”, transmiten la enseñanza cristiana antigua de que la fe y el amor echan fuera el temor. El ángel de la primera Navidad llamó a los pastores a tener fe en la promesa divina de paz en la tierra y en la buena voluntad de Dios para con la humanidad.

Las palabras del ángel van dirigidas hoy a ustedes y a mí: “¡No teman!” La promesa de los ángeles va dirigida hoy a ustedes y a mí: “¡Paz en la tierra y buena voluntad para con las personas!” Al acoger en nosotros esta promesa, el Espíritu de Dios nos hace personas de buena voluntad.

¿Quiénes son las personas de buena voluntad? Como personas cristianas, somos conscientes y confesamos que nuestro propio llamado y vocación como discípulos de Cristo es ser personas de buena voluntad, agentes de paz y reconciliación, siendo manifestaciones del amor de Cristo hacia el mundo. Las personas de buena voluntad son también personas de otras religiones o personas no religiosas que comparten hoy este amor compasivo por el prójimo y, especialmente, por las personas más vulnerables, y viven en su vida cotidiana los valores del Reino. Son personas de diferentes culturas y contextos étnicos que buscan vivir con sencillez en aras de la preservación y renovación de toda la creación. Son las que afirman hoy la dignidad de todo ser humano y se resisten a los pecados del nacionalismo cristiano, el racismo y la xenofobia. Son las que nos acompañan en la peregrinación de la justicia, la reconciliación y la unidad.

Al recibir el hermoso mensaje de la primera Navidad, el Espíritu de Dios nos llama a convertirnos en agentes de reconciliación en los lugares donde vivimos. Nuestros tiempos son tiempos de creciente polarización en la vida familiar, las comunidades locales, las iglesias y las naciones y, por consiguiente, de tensiones que producen conflictos y traumas.

 En la primera Navidad, Dios vino a nosotros en Jesús de Nazaret para que nos reconciliáramos con Dios y nos convirtiéramos en siervos de la reconciliación. Con nuestros mejores deseos de bendiciones para este tiempo de Navidad, los invitamos a acoger con fe y amor la promesa de los ángeles de paz en la tierra, y a vivir como peregrinos y peregrinas en el camino de la justicia, la reconciliación y la unidad.

Rev. Prof. Dr. Ioan Sauca

Secretario general en funciones

Consejo Mundial de Iglesias