Declaración: preocupación y solidaridad con Papúa Occidental

 

Más bien, corra el derecho como agua y la justicia como arroyo permanente.

Am 5: 24 (RVA-2015)

El Comité Ejecutivo del Consejo Mundial de Iglesias, reunido en Bossey (Suiza), los días 22 al 28 de mayo de 2019, recuerda las numerosas iniciativas y manifestaciones de preocupación en relación con la situación en las provincias indonesias de Papúa y Papúa Barat (en adelante, conjuntamente llamadas “Papúa Occidental” o “Tanah Papúa”) procedentes de organizaciones ecuménicas y religiosas nacionales, regionales e internacionales, durante muchos años. Desde la visita de la delegación mixta del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y la Conferencia Cristiana de Asia (CCA) a Indonesia (que incluyó Papúa Occidental) en 1999, el CMI ha planteado repetidamente las cuestiones relacionadas con los derechos humanos, la degradación medioambiental y la justicia económica en Papúa Occidental, especialmente desde la perspectiva de los indígenas papúes. Las mismas inquietudes fueron expresadas en la visita del equipo de las Cartas Vivas a Indonesia, en julio de 2008, y en la visita del Secretario General del CMI a Papúa Occidental, en junio de 2012, y destacadas en las declaraciones al respecto de los órganos rectores del CMI (en particular, en la declaración del Comité Ejecutivo de febrero de 2012 y la del Comité Central en junio de 2016).

El Comité Central del CMI pidió en junio de 2016 que una delegación ecuménica internacional hiciera una visita solidaria a Papúa Occidental, para demostrar el acompañamiento del movimiento ecuménico a las iglesias de la región, escuchar los testimonios de las víctimas de la violencia y de las violaciones de los derechos humanos, y emprender la peregrinación de justicia y paz en este contexto. En consecuencia, el Comité Ejecutivo acoge con satisfacción el hecho de que, en febrero de este año, veintitrés miembros de un Equipo ecuménico de peregrinos visitaran cuatro lugares distintos de Papúa Occidental (Jayapura, Wamena, Merauke y Manokwari), completando la que se considera la primera visita de una delegación internacional tan amplia y diversa a estos territorios desde su integración como parte de Indonesia, en 1969.

El Comité Ejecutivo del CMI expresa su sincero agradecimiento al Gobierno de Indonesia por permitir a los miembros del Equipo de peregrinos acceder sin restricciones a Papúa Occidental, síntoma de una mayor apertura por parte del gobierno ante este tipo de visitas al territorio.

Sin embargo, estamos alarmados por la persistencia de los altos niveles de violencia y de violaciones de los derechos humanos observadas por los miembros del Equipo de peregrinos en Papúa Occidental, en particular, recientemente, en la regencia de Nduga, donde muchas personas de comunidades remotas de esta zona montañosa se han visto obligadas a abandonar sus hogares. Los miembros del Equipo de peregrinos destacaron la excesiva dureza de las intervenciones militares y de seguridad de las autoridades indonesias de la región y sus consecuencias en el conflicto y en las violaciones conexas de los derechos humanos.

También nos preocupan profundamente los informes sobre la aceleración de la deforestación y de la degradación medioambiental en Papúa Occidental, sobre todo teniendo en cuenta la importancia de estas áreas forestales en los medios de subsistencia y la cultura tradicionales de los pueblos indígenas de Papúa, y a nivel mundial, en los problemas relacionados con el cambio climático y la extinción de especies.

La prevalencia de la violencia sexual y de género en Papúa Occidental, y los efectos desproporcionados que el conflicto y la situación de los derechos humanos en el territorio tienen sobre las mujeres y las niñas, son cuestiones que merecen especial atención por parte del movimiento ecuménico y de las autoridades nacionales y provinciales.

En general, los informes recibidos y las observaciones realizadas por los miembros del Equipo de peregrinos indican que la situación actual en Papúa Occidental presenta características claras de marginación sistémica –entre otras cosas, mediante trasnmigración y cambios demográficos–, y discriminación contra la población indígena de Papúa y su exclusión del proceso de desarrollo actual que está teniendo lugar en su propio territorio; que es, de todas formas, insostenible y destructivo, tanto para el medio ambiente como para los medios de subsistencia tradicionales.

Asimismo, se desprende de los testimonios e informes recibidos por los miembros del Equipo de peregrinos que visitaron la región, que la Ley de Autonomía Especial de Papúa Occidental de 2001 no ha sido implementada de manera total o consistente por el Gobierno de Indonesia, y no ha logrado revertir el proceso de marginación y exclusión de los papúes indígenas en su propia tierra, ni satisfacer sus aspiraciones con respecto a la realización de su derecho humano a la libre determinación.

El Comité Ejecutivo observa que el Equipo de peregrinos recibió un llamado pastoral conjunto de los jefes de cuatro iglesias de Papúa Occidental: el Sínodo de la Iglesia Evangélica Cristiana de Tanah Papúa, la Comunidad de Iglesias Bautistas de Papúa, el Sínodo de la Iglesia KINGMI en Tanah Papúa, y el Sínodo de la Iglesia Evangélica en Indonesia, pidiendo, entre otras cosas, un “diálogo digno y pacífico entre el gobierno de la República de Indonesia y el Movimiento de Liberación Unido para Papúa Occidental (ULMWP, por sus siglas en inglés)” para resolver los problemas políticos que afectan a la región.

 

El Comité Ejecutivo del Consejo Mundial de Iglesias:

Expresa su agradecimiento y reconocimiento a la Comunión de Iglesias de Indonesia, la Iglesia Evangélica Cristiana en Tanah Papúa, la Conferencia Cristiana de Asia, la Conferencia de Iglesias del Pacífico, la Misión Evangélica Unida y los asociados católicos romanos Franciscans International y Vivat International por su colaboración y participación en la visita del Equipo de peregrinos a Indonesia, en particular a Papúa Occidental, en febrero de 2019;

Insta al Gobierno de Indonesia a abrir de inmediato el acceso a la regencia de Nduga para que las organizaciones humanitarias nacionales e internacionales proporcionen alimentos y servicios sanitarios a las comunidades indígenas afectadas y a los desplazados internos en las regencias vecinas;

Exhorta al Gobierno de Indonesia a proporcionar el acceso pleno y sin obstáculos a Papúa Occidental, en particular a la regencia de Nduga, a organizaciones internacionales de derechos humanos y periodistas, entre otros;

Pide al Gobierno de Indonesia que vele por que el proceso de desarrollo iniciado en Papúa Occidental y en toda Indonesia, respete los compromisos con la sostenibilidad medioambiental, con los derechos humanos y la dignidad de las comunidades indígenas y locales, y promueva la justicia y la igualdad de género;

Se une al llamado conjunto de los cuatro dirigentes religiosos de Papúa Occidental al establecimiento de un diálogo político abierto entre el Gobierno de Indonesia y el ULMWP;

Insta al presidente Joko Widodo a que cumpla sus compromisos de participar en un diálogo amplio y de garantizar una resolución justa de los problemas de los papúes;

Recomienda que todos los esfuerzos de las iglesias y de la sociedad civil en favor de la justicia y la paz en Papúa Occidental se basen en los principios humanitarios y de los derechos humanos;

Invita a todas las iglesias miembros del CMI a orar y actuar para apoyar el testimonio de las iglesias de Papúa Occidental –y de la Comunión de Iglesias de Indonesia, la Conferencia de Iglesias del Pacífico y la Conferencia Cristiana de Asia– por la justicia y la paz en la región.