Más bien, corra el derecho como agua y la justicia como arroyo permanente.
(Amós 5:24)
A medida que 2023 se acerca a su fin, los científicos expertos en el clima prevén que se batirán todos los récords anteriores del calentamiento global en este año, que resultará ser el más caluroso de los últimos 125 000 años. La crisis climática, impulsada por las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la combustión de los combustibles fósiles, se acelera con mucha más rapidez de lo que habían pronosticado los modelos climáticos. Todos los rincones del planeta se están viendo afectados por olas de calor, incendios forestales, sequías y desertificación excepcionales, tormentas fuertes y graves inundaciones, y otros fenómenos meteorológicos extremos que se convierten en la ‘nueva normalidad’ y ofrecen la prueba irrefutable de la catastrófica administración de la creación de Dios por parte de los humanos.
En Nigeria –que es un país productor de petróleo–, donde el Comité Ejecutivo del Consejo Mundial de Iglesias se reúne, el cambio climático representa una amenaza grave y actual, como ocurre en todo el continente africano. Tal y como ha señalado un reciente informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), África es responsable solamente de una pequeña parte de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo, pero está sufriendo las consecuencias del cambio climático de manera desproporcionada, lo que perjudica la seguridad alimentaria, los ecosistemas y las economías, contribuye a los desplazamientos y las migraciones, y agrava la amenaza de conflictos por la escasez de recursos[1]. En este contexto, el Comité Ejecutivo:
- afirma y celebra el liderazgo africano en materia de justicia climática, expresado, por ejemplo, a través de la Cumbre Africana sobre el Clima y del trabajo de la Conferencia de Iglesias de Toda África.
- hace un llamado a una metanoia –un transformador cambio de actitud y de estilo de vida– en la región, y a escala mundial, que se aleje de la economía destructiva y explotadora de los combustibles fósiles hacia la sostenibilidad y la justicia; y a que los países ricos que han obtenido los mayores beneficios de la economía de los combustibles fósiles sean los que más apoyen a los países más vulnerables y de bajos ingresos para que hagan esa transición.
La humanidad se acerca rápidamente al límite del carbono adicional que se puede emitir a la atmósfera antes de que la aceleración sea irreversible por encima del límite más seguro de un aumento de 1,5 °C acordado en la COP21 de 2015 en París. Estudios recientes indican que si las emisiones mundiales se mantienen en los niveles actuales, el ‘presupuesto de carbono’ restante para no superar ese límite se rebasará en solo seis años. Más allá de ese límite, los daños, los riesgos y la probabilidad de sobrepasar los puntos de inflexión físico y ecológico aumentan considerablemente. De hecho, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) advierte que las emisiones deben alcanzar su nivel máximo en 2025 y caer rápidamente después para mantener el calentamiento global dentro de límites más seguros.
Mientras tanto, los países más ricos que han creado su riqueza gracias a la economía de los combustibles fósiles dan marcha atrás en sus propios compromisos de reducciones, e incluso invierten en nuevos proyectos de exploración y desarrollo de combustibles fósiles, al tiempo que no reconocen nuestra interconexión mundial y siguen oponiéndose a las demandas de justicia de los países y las comunidades más vulnerables y de bajos ingresos, que son los menos responsables de esta crisis mundial, pero ya están sufriendo sus peores consecuencias.
Este es el contexto en el que se celebrará hacia finales de este año la 28ª Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) en los Emiratos Árabes Unidos, un país que es el séptimo mayor productor de petróleo del mundo con las quintas mayores reservas de gas. En este momento de emergencia climática, es fundamental que la COP28 interpele con valentía a la industria de los combustibles fósiles abordando su responsabilidad para con las personas y el planeta.
La COP28 es crucial para el futuro del planeta vivo[2], nuestro hogar común, y para nuestros hijos y las generaciones futuras. Marca el fin del primer balance mundial (GST, por sus siglas en inglés) para determinar “el avance colectivo en el cumplimiento del propósito del Acuerdo [de París] y de sus objetivos a largo plazo” con el fin de incentivar los compromisos y planes de los países, así como la cooperación internacional para la acción climática.
El informe técnico del balance mundial, publicado en septiembre de 2023, subraya que, incluso con la aplicación perfecta de los compromisos nacionales y las políticas climáticas actuales, el mundo sigue una trayectoria hacia un calentamiento global de 2,7 °C por encima de los niveles preindustriales –casi el doble del límite de 1,5 °C– con consecuencias desastrosas. La ciencia lo tiene claro: cualquier nuevo desarrollo de combustibles fósiles es incompatible con los objetivos de París. Se deben eliminar progresivamente de manera urgente los combustibles fósiles, ampliar las energías renovables, y proteger y restaurar los bosques, las tierras y los océanos. Por otra parte, se debe brindar justicia climática a los países y las comunidades más vulnerables y de bajos ingresos para hacer frente a las pérdidas y los daños que ya han sufrido, para apoyarlos en su adaptación a las futuras consecuencias del cambio climático, y para que se incorporen de manera equitativa a la ‘transición verde’ a una economía basada en las energías renovables.
Recordamos la declaración de la 11ª Asamblea del CMI titulada “El planeta vivo: en busca de una comunidad mundial justa y sostenible”, que señala que “el amor de Cristo nos llama a una profunda solidaridad y a la búsqueda de la justicia para quienes menos han contribuido a esta emergencia, y que, sin embargo, son los que más sufren física, existencial y ecológicamente, a través de la transformación de los sistemas y estilos de vida”, y que los países ricos, “responsables de la mayor parte de las emisiones, deben tomar la iniciativa de reducir sus propias emisiones y de financiar la reducción de emisiones de las naciones más pobres”.
El Comité Ejecutivo del Consejo Mundial de Iglesias, reunido en Abuya (Nigeria) del 8 al 14 de noviembre de 2023:
Afirma nuestra fe en un Dios de justicia que hará que “corra el derecho como agua y la justicia como arroyo permanente” (Amós 5:24), y que, como cristianos, estamos obligados a actuar en favor de la justicia.
Pide a todos los Gobiernos que actúen ahora eliminando progresivamente los combustibles fósiles, que representan el 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto significa:
- Poner fin a las subvenciones a los combustibles fósiles, detener nuevas extracciones de combustibles fósiles, y eliminar progresivamente de manera urgente las fuentes existentes de combustibles fósiles.
- Comprometerse con el tratado sobre la no proliferación de los combustibles fósiles aprobado por el Comité Central del CMI en junio de 2023.
- Proporcionar financiación a los países más vulnerables y de bajos ingresos para que afronten las pérdidas y los daños, la adaptación al cambio climático, y la transición a una economía basada en las energías renovables.
- Tomar medidas para una transición justa que proteja los derechos de los pueblos indígenas y los grupos vulnerables, y garantizar que no se deja atrás a ningún trabajador, comunidad ni país.
Pide a la COP28 que:
- Se sitúe por encima de los conflictos, enfrentamientos y divisiones actuales en el seno de la comunidad internacional, y actúe colectivamente para hacer frente a la urgente amenaza existencial del cambio climático en cuanto una cuestión de responsabilidad moral fundamental hacia las generaciones actuales y todas las generaciones futuras de vida en la Tierra.
- Intensifique las contribuciones determinadas a nivel nacional (CDN) con el fin de que el calentamiento global no supere los 1,5 °C de conformidad con los compromisos del Acuerdo de París.
- Ponga en funcionamiento lo antes posible el Fondo de Pérdidas y Daños establecido en la COP27 ante las crecientes repercusiones del cambio climático. Esto significa garantizar fondos nuevos, adicionales, adecuados y previsibles para afrontar las pérdidas y los daños económicos y no económicos sufridos principalmente por los países más vulnerables y de bajos ingresos que se espera que alcancen los 150 000-300 000 millones de dólares al año en 2030. Tales fondos deben ser accesibles a las comunidades afectadas por el cambio climático.
- Aporte rápidamente financiación climática que ofrezca a los países y las comunidades vulnerables al cambio climático una oportunidad de adaptarse a sus consecuencias. Como mínimo, esta COP debe cumplir la promesa de proporcionar cien mil millones de dólares cada año al Fondo Verde para el Clima. Esa financiación debe basarse en las necesidades, a la escala requerida, y proporcionarse en forma de subvenciones, no de préstamos.
Insta a las iglesias miembros, los asociados ecuménicos y todas las personas de buena voluntad a que:
- Oren y hagan un llamado para que los líderes reunidos con motivo de la COP28 actúen con firmeza y con la urgencia necesaria para encarar la gravedad de la amenaza que representa la intensificación de la crisis climática.
- Apoyen a los jóvenes en sus esfuerzos por proteger su futuro y garantizar un planeta vivo sostenible, que incluye abogar en contra de medidas que criminalizan o castigan con dureza a quienes participan en manifestaciones no violentas por la acción climática y la justicia climática.
- Respalden las reclamaciones de reparación de los países y las comunidades más vulnerables y de bajos ingresos por las pérdidas y los daños sufridos a causa del cambio climático.
- Promuevan el tratado sobre la no proliferación de los combustibles fósiles.
- Ejerzan su influencia como consumidores para exigir que sus bancos y otros proveedores de servicios financieros retiren sus inversiones de las industrias de combustibles fósiles e inviertan en industrias de energías renovables, como un imperativo moral por el futuro de nuestros hijos.
- Prediquen con el ejemplo, haciendo los cambios indispensables en su estilo de vida y adoptando las medidas necesarias para un futuro sostenible para todos.
[1] Estado del clima en África 2022, Organización Meteorológica Mundial (en inglés): https://public.wmo.int/en/our-mandate/climate/wmo-statement-state-of-gl…
[2] Declaración de la 11ª Asamblea del CMI: “El planeta vivo: en busca de una comunidad mundial justa y sostenible”