El Señor dará fortaleza a su pueblo; el Señor bendecirá a su pueblo con paz. (Salmos 29:11)

El Consejo Mundial de Iglesias ha observado con profunda preocupación la recurrencia de golpes militares durante este año, especialmente en Myanmar, en febrero de 2021, y en Sudán, en octubre de 2021. El Comité Ejecutivo del Consejo Mundial de Iglesias, reunido en Bossey (Suiza), del 12 al 17 de noviembre de 2021, lamenta que se haya recurrido una vez más a la fuerza militar para interrumpir la trayectoria de los procesos democráticos de estos países y subvertir las aspiraciones y derechos de los pueblos de Myanmar y Sudán.

Los golpes militares en ambos países han venido acompañados de la detención arbitraria de dirigentes políticos, activistas de los derechos humanos y periodistas, con ausencia de garantías procesales para los arrestados; del uso desproporcionado y mortífero de la fuerza contra los manifestantes; y de la imposición de restricciones a los medios de comunicación independientes y en el acceso a la información.

Las acciones de los dirigentes militares de Myanmar y de Sudán constituyen un ataque inadmisible contra la transición democrática y contra los pueblos de ambos países. El golpe militar en Myanmar ha deshecho una década de merecidos avances democráticos y en materia de derechos humanos, mientras que, en Sudán, el golpe militar ha traicionado la revolución de 2019 y el propio documento constitucional del país y otros documentos fundamentales de la transición.

Ambos países han sido modelos de progreso en sus respectivas regiones. El restablecimiento del gobierno civil y el retorno a la senda de la reforma legal e institucional para hacer realidad las aspiraciones de los pueblos a la democracia, el estado de derecho y el respeto de los derechos humanos revisten una importancia que trasciende las fronteras de estos dos países.

Por ello, el Comité Ejecutivo:

  • Insta a las autoridades militares a restituir el control que han tomado de forma ilegítima y a devolver a sus respectivos países al camino del que han sido indebidamente desviados.
  • Exhorta a las autoridades militares de Myanmar y de Sudán a refrenar el uso excesivo de la fuerza contra los manifestantes y a respetar los derechos de reunión pacífica y de libertad de expresión –entre otros derechos humanos y libertades fundamentales–, y les recuerda su vinculación al derecho internacional en materia de derechos humanos y al derecho humanitario y su obligación de rendir cuentas.
  • Pide la liberación inmediata de todas las personas detenidas arbitrariamente y privadas de las debidas garantías procesales que permanecen arrestadas.
  • Hace un llamado para que las fuerzas militares permitan un acceso humanitario incondicional y sin obstáculos a todas las zonas y poblaciones afectadas por el conflicto y la violencia en Myanmar y en Sudán.
  • Apremia a los miembros de la comunidad internacional a velar por que las autoridades militares de Myanmar y de Sudán rindan cuentas por las violaciones cometidas contra los derechos humanos y contra el derecho internacional humanitario, a reconocer al Gobierno de Unidad Nacional (NUG, por sus siglas en inglés) como el legítimo representante elegido democráticamente por el pueblo birmano, y a trabajar por el rápido restablecimiento de los gobiernos civiles y el retorno a la transición democrática, tanto en Myanmar como en Sudán.