Nos preparamos para la próxima asamblea bajo el lema “El amor de Cristo lleva al mundo a la reconciliación y la unidad”. Hoy, nos iluminará la Palabra a partir de San Juan 21: 15-19.

El seguimiento a Cristo implica cuidar, pastorear, apacentar el rebaño del Señor al punto de la disposición a entregar la vida misma por ese rebaño. 



Simon, impulsivo, decidido, atrevido.  los evangelios nos narran diferentes acciones de Pedro que lo muestran así: lanzarse al agua para caminar sobre ellas, cortar la oreja de un soldado para evitar que se lleven a su maestro; insistir, asegurar que entregará su propia vida por defender a Jesús; y su impulsividad también frente al miedo al negar a Jesús. 



Jesús le había puesto por nombre Pedro, roca,  afirmando que sobre esa roca construiría un nuevo movimiento del espíritu en el mundo. 



El texto de Juan 21 relata que Jesús le llamo Simón como su nombre antiguo, anterior al encuentro con Jesús. Pedro había retornado a su vida anterior, a su barca, a sus redes, a sus peces. quería volver a ser un pescador en el mar y sus compañeros lo acompañan, lo siguen en esa pesca decepcionante. Se sabe Pedro decepcionado de si mismo? Que le afecta? Su propia negación? la muerte, la pérdida, de su líder? Ser parte de un proyecto insípido, fallido? 



Frente al fuego, alrededor del fuego, Pedro negó a Jesús y ahora, después de escenas tan dolorosas para Jesús, para su familia y para quienes sueñan un nuevo proyecto, un nuevo movimiento de Dios en el mundo, Jesús les invita a sentarse alrededor del fuego para desayunar pan y peces. 



Y es allí, en medio de la frustración, del desánimo, de la decepción que Jesús reconviene a Simón, no a Pedro, preguntándole tres veces acerca de su amor, de su compromiso real con su rebaño.  La mayor prueba de amor es cuidar, pastorear, apacentar al rebaño de Jesús. No está en proteger a Jesús, Pedro había desenvainado la espada para proteger a Jesús pero eso no era lo que importaba para Jesús era el cuidado que Pedro daría a su rebaño. 



Cuándo finalmente Pedro es tomado por la fuerza del Espíritu, del amor al cual Jesús se estaba refiriendo, lo vemos en hechos de los apóstoles completamente convertido sanando enfermos, resucitando muertos, predicando y llevando a la conversión a miles de personas, llevando el evangelio a muchos lugares, creando nuevas comunidades de fe, imponiendo las manos y entregando el Espíritu Santo; Pedro de deja convertir constantemente por el espíritu de Cristo, por ejemplo frente a Cornelio. 



Revisemos como Consejo Mundial de Iglesias,  posiblemente hemos negado a Jesús, al Cristo no sólo tres y sino muchas veces; así que el llamado hoy es a escuchar a Jesús preguntándonos acerca de nuestro amor por él quien es la vida, quién es el camino, quién es la luz. Nos invita a Amar tan profundamente que podamos hacer lo que hizo Pedro, cuidar el rebaño de Dios, el mundo, sus gentes, sus territorios, su planeta, la vida, el agua, luchar contra el cambio climático, luchar contra poderes económicos de muerte, poderes que destruyen con violencia la vida. Dios nos invita, como a Pedro, a amar hasta la disposición de entregar nuestra propia vida por ese amor salvador. 




Dios se hace, se transforma en poder, se glorifica en medio de nuestras debilidades. 



Apacentemos al rebaño de Dios de tal manera que “El amor de Cristo que lleva al mundo a la reconciliación y la unidad”, en este contexto de pandemia que ha exacerbado la ambición y la injusticia, nos fortalezca en nuestro compromiso por la unidad y la reconciliación y por el bien estar de nuestros pueblos. 

Gloria Ulloa