Bienvenida y agradecimientos

Sus Eminencias, Sus Excelencias, queridos hermanos y hermanas en Cristo, bienvenidos a la segunda reunión en línea del Comité Central del CMI. Lamento que no hayamos podido reunirnos en persona en Ginebra como se esperaba. Damos gracias a Dios por ofrecernos otra manera de reunirnos, orar juntos, compartir con los demás y avanzar unidos en nuestra peregrinación de justicia y paz.

Quisiera comenzar con palabras de agradecimiento a los dirigentes del Comité Central: nuestra moderadora, Dra. Agnes Abuom, y nuestros vicemoderadores, Su Eminencia el metropolitano Gennadios de Sassima y la obispa Mary Ann Swenson. Su liderazgo ofrece mucha fuerza y aliento. Quiero reconocer asimismo el acompañamiento y la sabiduría de los miembros del Comité Ejecutivo al ofrecer orientación.

Estoy profundamente agradecido a cada uno de ustedes hoy aquí: a los miembros del Comité Central y nuestros asesores. Su compromiso con la comunidad de iglesias miembros del CMI y el único movimiento ecuménico es extraordinario.

“El amor de Cristo lleva al mundo a la reconciliación y la unidad”. Este es el tema de nuestra reunión y el tema que nos lleva a la Asamblea de Karlsruhe en solo siete meses. El tema anuncia el amor de Dios en Cristo por toda la creación. Habla de la esencia de nuestra fe y la razón de nuestra comunidad. Inspira nuestro llamado común a caminar, orar y trabajar juntos por la justicia y la paz, por la reconciliación y la unidad, por la renovación y la sanación.

Una historia de resiliencia y compromiso llenos de inspiración

Vivimos una época extraordinaria juntos: un tiempo de grandes pérdidas, un tiempo de separación física, un tiempo de mayor vulnerabilidad e injusticia, un tiempo de grandes cambios. El compromiso y la resiliencia de las iglesias para continuar su ministerio y su servicio diaconal a todo el pueblo de Dios han sido inspiradores y transformadores.

Sigue asombrándome lo mucho que hemos conseguido juntos como comunidad de iglesias a pesar de la pandemia. Nuestros órganos rectores, comités, comisiones, grupos de trabajo, grupos consultivos y redes ecuménicas han continuado funcionando con un compromiso y una resiliencia llenos de inspiración. Hemos dado más visibilidad a esto a través de los informes de rendición de cuentas de cada mes al Comité Central y de nuevas tecnologías, seminarios en línea y otras maneras de compartir nuestro trabajo y testimonio con el mundo.

A menudo me preguntan qué ha aprendido el CMI durante la pandemia. Mi respuesta ha sido reflexionar sobre cómo nos hemos encontrado más intensamente con la vulnerabilidad que compartimos y nuestro destino común como una sola humanidad. Sentimos más vivamente la fragilidad de la vida humana, en realidad, de toda la vida sobre este planeta. La pandemia no solo ha reforzado la experiencia de la vulnerabilidad que compartimos, sino también nuestra comunidad como seres humanos, nuestra solidaridad más allá de divisiones y fronteras, y nuestra capacidad de empatía, comprensión, e incluso sacrificio.

Fundamentalmente, hemos aprendido la verdadera importancia de nuestra labor como el CMI, basada en la identidad de nuestra fe, de hecho, gracias a ella. Nuestra identidad como una comunidad cristiana mundial nos ha facilitado abordar las dimensiones culturales y espirituales más profundas de esta crisis, romper barreras y construir puentes, y trabajar en relación con los demás.

Creo que la pandemia ha fortalecido la dimensión espiritual de nuestra labor y nuestra unión como comunidad de iglesias. Ha sido importante ofrecer una afirmación de nuestra esperanza y confianza en Dios, incluso en medio de nuestra vulnerabilidad.

En el pasado, dijimos que el CMI era una organización religiosa. Ahora, describiría al CMI como una organización espiritual. La esencia de nuestra comunidad es la espiritualidad ecuménica que compartimos, como la llama que aviva nuestro afán de justicia y desencadena nuestra labor en favor de la paz. Esta labor del CMI inspirada espiritualmente tiene un alcance mucho más amplio. Tiene por objetivo lograr la unidad de los cristianos y de toda la creación, y superar las divisiones para servir a toda la humanidad en su búsqueda de justicia y paz.

En los últimos dos años, he visto lo importante que es hablar con un lenguaje espiritual en las declaraciones y los discursos del CMI, un lenguaje con el que los miembros de las iglesias pueden identificarse, pero que también reconocen los creyentes de otras comunidades de fe. A pesar de nuestras diferentes identidades religiosas, cuando utilizamos un lenguaje espiritual y hablamos unos con otros como personas de fe, descubrimos que tenemos algo en común que nos acerca.

En el camino a la 11ª Asamblea del CMI

Estamos en el camino a la 11ª Asamblea del CMI, que se celebrará en Karlsruhe. La Asamblea será un hito en el camino de las iglesias al reunirse en un espíritu de oración para promover el objetivo principal del CMI como una “comunidad de iglesias [que se exhortan] unas a otras a alcanzar la unidad visible en una sola fe y una sola comunión eucarística, expresada en el culto y la vida común en Cristo, mediante el testimonio y el servicio al mundo, y a avanzar hacia la unidad para que el mundo crea”[1].

“El amor de Cristo lleva al mundo a la reconciliación y la unidad”. El tema de la Asamblea ha cobrado cada vez más importancia en nuestro trabajo. Es profundamente teológico y profundamente espiritual. No solo afirma el amor de Dios en Cristo por toda la creación, sino que inspira nuestra respuesta como discípulos de Cristo, siguiendo el ejemplo de su amor compasivo y sanador.

La pandemia no nos impedirá reunirnos en Alemania. Puede que tengamos preguntas sobre cómo nos reuniremos, pero estoy convencido de que debemos reunirnos en Karlsruhe. Contamos con los procesos necesarios para seguir de cerca la situación, mitigar los riesgos y garantizar que los delegados y otros participantes se reúnen de forma segura. Hemos fortalecido la colaboración con nuestros anfitriones y el Ministerio de Asuntos Exteriores de Alemania para facilitar los requisitos de salud y de visado.

Nos puede inspirar a todos la respuesta de las iglesias a la invitación del Comité Central a reunirse en Alemania. Casi el 90% de las iglesias miembros han designado a sus delegaciones. Este hecho, que no tiene precedentes, muestra el compromiso de las iglesias y lo que anhelan estar juntas.

La Asamblea llega en un momento en que el mundo parece más dividido que nunca, con el aumento de las disparidades, el aumento del racismo, el aumento del populismo y el aumento de la violencia. El tema de la Asamblea animará a los delegados a reunirse en un espíritu de amor, exhortándose unos a otros a alcanzar la unidad visible en una sola fe para que el mundo crea.

Nuestro mundo necesita amor, reconciliación y unidad más que nunca. El énfasis en el amor y la compasión –en la reconciliación, la unidad y la sanación– en el contexto de una pandemia mundial marcará esta Asamblea en la historia del Consejo Mundial de Iglesias.

Señales de esperanza en el camino

Lo que me da esperanza en momentos de incertidumbre son la vida y el testimonio de nuestras iglesias miembros. Gran parte de nuestro trabajo todavía se realiza en línea, pero ha vuelto a ser posible viajar. Pude visitar muchas iglesias en los últimos meses. La lista adjunta de viajes, visitas y reuniones ofrece el itinerario desde que el Comité Central se reunió en junio del año pasado.

Cada visita es única y cada iglesia es una bendición para nuestra comunidad. Me conmovió profundamente la visita al Líbano en diciembre, donde pude visitar a nuestro presidente del CMI, Su Beatitud Juan X, primado del Patriarcado Ortodoxo Griego de Antioquía y todo Oriente. Los habitantes de Beirut en particular han sufrido enormemente y me emocionó ser testigo de su resiliencia. Me inspiró la afirmación de Su Beatitud de que “no hay selección ni prioridad cuando tratamos de ayudar; todas las personas son creadas a imagen de Dios y son nuestros hermanos y hermanas que esperan que les acompañemos y apoyemos”.

También en el Líbano, me reuní con el secretario general y el personal del Consejo de Iglesias de Oriente Medio. La situación en la región es crítica. Todos hemos visto la declaración de los dirigentes de iglesias de Jerusalén sobre la amenaza a la presencia cristiana en Tierra Santa. Nuestra Oficina de enlace de Jerusalén, recientemente reestructurada, sigue de cerca la situación y, en cooperación con las iglesias locales, continúa de manera significativa nuestra labor y presencia en Tierra Santa. Como comunidad de iglesias, debemos solidarizarnos y actuar con determinación para oponernos a los ataques y las incursiones de grupos radicales que buscan destruir la diversidad religiosa y cultural de la región.

La Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que este año dirige el foco a Oriente Medio, ha ayudado a la comunidad a profundizar su compromiso y solidaridad con nuestros hermanos y hermanas en la región. Debemos continuar.

Nuestra labor sobre el diálogo y la cooperación interreligiosos ha continuado y se ha reforzado. La lista de visitas y actividades de cooperación con asociados interreligiosos de la lista adjunta habla por sí sola. Quiero compartir brevemente mi experiencia más reciente. Acabo de volver a Ginebra de una reunión del Comité Superior de la Fraternidad Humana en Dubái. El Comité Superior de la Fraternidad Humana fue creado después de la firma en febrero de 2019 del “Documento sobre la Fraternidad Humana por la Paz Mundial y la Convivencia Común” por parte del papa Francisco y el gran imán de Al-Azhar, Prof. Dr. Ahmed Al-Tayeb. ¿Por qué esto es importante? Porque reúne a representantes de las tres religiones abrahámicas y personalidades del mundo secular. Se basa integralmente en que compartimos una humanidad. Todos somos hijos de Dios. Venimos de una familia, y somos hermanos y hermanas a pesar de nuestras diferencias. El CMI tiene una posición destacada en reuniones de este tipo, y su visión y su perspectiva espiritual como organización religiosa se valoran mucho.

Una base sólida para nuestro futuro

Como secretario general en funciones, he dado prioridad a la Asamblea porque es el momento en que la comunidad fijará la dirección para el futuro y renovará el compromiso de las iglesias con la unidad y el testimonio común en Cristo.

Mi compromiso con la comunidad se extiende más allá de la Asamblea para garantizar una base sólida a mi sucesor y al próximo Comité Central. De conformidad con la decisión del Comité Ejecutivo durante su reunión de noviembre de 2021, hemos publicado las vacantes de tres puestos directivos del personal y anunciado que buscamos dos nuevos directores programáticos para dirigir la labor del CMI sobre la unidad, la misión, el testimonio público y la diaconía. También estamos contratando directores para la Comisión de Fe y Constitución y la Comisión de Misión Mundial y Evangelización. Junto con el Comité Ejecutivo, queremos garantizar que la Secretaría del CMI cuenta con las habilidades y la experiencia necesarias para servir a la comunidad en los años venideros.

Mirando al futuro a largo plazo del CMI en la Ginebra internacional, mi compromiso con una base sólida incluye ofrecer liderazgo para el proyecto de desarrollo inmobiliario del Green Village. Desde la última reunión del Comité Central, tengo el placer de comunicarles que el CMI e Implenia han recibido en noviembre una oferta no vinculante por la venta del terreno y proyecto de Kyoto. Kyoto será el edificio más grande de la finca; su venta es crucial para el proyecto y se espera con entusiasmo. El potencial inversor es uno de los principales inversores institucionales suizos del mercado inmobiliario en Europa. Después de algunos problemas sufridos en las circunstancias de la pandemia, confiamos en que ahora tenemos un buen camino a seguir. Siguiendo la recomendación del Comité de Dirección, el Comité Ejecutivo ha apoyado que se contacte a bancos para buscar financiación puente para la construcción de Kyoto en caso de que sea necesario. Las razones y los riesgos que implica, en caso de que resultara necesaria esa estrategia, se describen en el documento de información actualizada sobre el Green Village (GEN FIN 05).

Agradeciendo la solidaridad de todos los asociados ecuménicos y las iglesias miembros, informo que los resultados financieros preliminares de 2021 presentan unos ingresos totales de 21,9 millones CHF, que han aumentado desde 2020 (cuando se comparan sin las ventas de terrenos). Con gastos totales por valor de 20,9 millones CHF, el CMI registra un incremento neto de los fondos y las reservas de 1 millón CHF. Aunque en este momento son preliminares, estos resultados también presentan una base sólida para este año, manteniendo las reservas generales estables, y la oportunidad de cumplir las directrices del Comité Ejecutivo con respecto a la asignación de contribuciones de los miembros al fondo de la Asamblea en nuestro cierre financiero de 2021.

La labor de este Comité Central reforzará asimismo nuestros cimientos, tanto espiritualmente como en cuanto a las decisiones que ustedes tomarán por consenso. El documento GEN 05 ofrece un resumen de las cuestiones que se remiten a esta reunión para que las examinen y tomen una decisión. Será presentado mañana por los moderadores de nuestros comités permanentes. Me gustaría mencionar algunos puntos.

Ante ustedes tienen varios documentos de referencia importantes que reflejan el diálogo, la consulta y el compromiso de muchos años de trabajo. Se trata de recursos para las iglesias, para la Asamblea y para nuestra peregrinación de justicia y paz juntos.

También ante ustedes está el informe del Grupo de Trabajo sobre la Constitución y el Reglamento. He colaborado estrechamente con el grupo y valoro su sabiduría y su experiencia. Sus propuestas de revisión consolidarán el compromiso del CMI con los valores y la práctica de la toma de decisiones por consenso.

En el orden del día figura asimismo el debate del borrador de la declaración sobre la unidad. La respuesta del Comité Central alentará que se siga trabajando con vistas a la declaración sobre la unidad de la Asamblea.

Por último, es motivo de gran alegría para mí informarles de que se ha creado consenso en favor de las solicitudes de admisión en el CMI de la Primera Misión Eclesial Africana (en Nigeria) y la Misión de Fe Apostólica de Sudáfrica. Tanto el Comité Permanente sobre Consenso y Colaboración como el Comité Ejecutivo recomiendan recibir a ambas iglesias como nuevos miembros. Recibir a nuevas iglesias miembros será motivo de celebración.

Antes de concluir, quisiera expresar mi gratitud y mi reconocimiento más sinceros a todo el personal del CMI. Su dedicación a la comunidad y sus innovaciones durante la pandemia han contribuido a mantener una comunidad dinámica.

Cuando las iglesias se reunieron en Ámsterdam en 1948, después de la Segunda Guerra Mundial, asumieron el compromiso de “permanecer juntas”. En la 10ª Asamblea del CMI en Busan en el otoño de 2013, las iglesias adquirieron el compromiso de “avanzar unidas” en una peregrinación de justicia y paz. Junto a la emergencia climática, la pandemia de la COVID-19 nos ha recordado de manera contundente y brutal que los seres humanos pertenecemos a la creación y hemos recibido el mandato de cuidar de ella. La pandemia ha exacerbado las desigualdades existentes y ha expuesto todavía más la injusticia estructural existente.

La Asamblea debe hacer frente a esta situación y hablar al mundo de maneras claras y directas que todos puedan comprender. No puede restar importancia a la crisis de civilización profunda y polifacética a la que se enfrenta el mundo. La Asamblea tiene la oportunidad de explorar cómo el amor de Cristo abre un horizonte de esperanza. Este enfoque bíblico y teológico nos obliga igualmente a entrar en diálogo con creyentes de otras religiones y personas que no tienen fe pero comparten los mismos valores que nosotros porque también son miembros de la misma familia humana asumida en la encarnación.

Oro por que, mientras nos dirigimos a Karlsruhe y después de la 11ª Asamblea del CMI, nuestra peregrinación continúe como respuesta al amor asombroso de Dios por toda la creación. Oro por que el amor y la compasión de Cristo inspiren el compromiso de las iglesias con la reconciliación y la unidad para toda la familia humana.


[1] Objetivos y funciones, artículo III de la Constitución del CMI.