2-5 de diciembre de 2007, Johannesburgo, Sudáfrica

Aclamen alegres al Señor, habitantes de toda la tierra.
Reconozcan que el Señor es Dios.
Él nos hizo y somos suyos.

(Salmo100: 1 y 3)

Unos 45 participantes procedentes de todas las regiones del mundo cantaron y bailaron una canción keniana cuyo estribillo repetía "Cantemos al Señor". Querían recordarse a sí mismos la belleza y maravilla de la creación, aun enfrentándose con los duros desafíos de las nuevas tecnologías. A unos pocos kilómetros de Soweto y el museo del Apartheid, en una reunión abierta, escucharon esta dura contrarréplica: "la biotecnología, en muchas de sus aplicaciones actuales, lo mismo que antes el sistema del apartheid, se basa y desemboca en la negación de la dignidad de las personas y las comunidades".

Hospedó esta consulta el Consejo Sudafricano de Iglesias (SACC, por su sigla en inglés), en reconocimiento de la función de Sudáfrica como centro de ciencia y tecnología en el continente africano. La iniciativa para celebrar la consulta surgió simultáneamente del Consejo de Iglesias Canadiense y del Consejo Nacional de las Iglesias de Cristo de los EE.UU., junto con el Consejo Mundial de Iglesias y el SACC. Proyectada como una oportunidad para establecer redes entre personas interesadas, miembros de grupos de promoción de la justicia, teólogos y científicos, representantes de iglesias e interlocutores ecuménicos, la consulta se enfrentó abiertamente con la complejidad de los problemas derivados de los adelantos científicos y los intereses comerciales. Un resultado de la consulta fue una diversidad expresada como solidaridad.

Convicciones y perspectivas

Los adelantos genéticos y las nuevas tecnologías obligan a las iglesias a reafirmar la dignidad de los seres humanos y la integridad del entramado de la vida. La creatividad de la ciencia debe servir al bien común. Esta advertencia fue un tema compartido en todas las contribuciones teológicas a la consulta. Cuando se viola la dignidad porque se reduce a los seres humanos a meros productos comercializables, las iglesias están obligadas a pronunciarse y actuar. Cuando la intervención humana amenaza o trastorna el entramado de la vida, las iglesias defenderán el restablecimiento de relaciones justas entre los seres humanos y otras formas de vida. La justicia para los pobres y la creación que sufre es un imperativo del testimonio Bíblico.

Es preciso desarrollar las enseñanzas de las iglesias en respuesta a los desafíos de la biotecnología y sus consecuencias para las vidas de las personas. Los supuestos en que se basa el valor y la trayectoria de la vida exigen una reflexión teológica más profunda. Se trata de una tarea común que depende mucho de los contextos y se beneficia de un discernimiento compartido. Quienes más cerca se hallan de los centros de investigación y los adelantos tecnológicos ven la necesidad de un diálogo con los científicos, y desean no limitarse a una mera reacción. Quieren también fomentar la ciencia al servicio de la humanidad común. Quienes se hallan más cerca de las comunidades campesinas y otros grupos marginados destacan su experiencia de que la intrusión de semillas modificadas genéticamente y la piratería biológica pueden devastar a dichas comunidades. Llegan incluso a la conclusión de que: "la biotecnología sirve ahora principalmente para incrementar los beneficios de las empresas y reducir así a los seres humanos a meros consumidores".

El contexto de unas relaciones internacionales injustas bloquea frecuentemente la capacidad de las personas para hallar puntos de encuentro comunes. La consulta descubrió que uno de los recursos más valiosos para afrontar este desafío puede encontrarse por medio de disciplinas diferentes y muy amplias. Normalmente los pueblos del Norte y del Sur se encuentran en conflicto debido a las diferentes realidades con que se enfrentan. En muchos casos parece que las soluciones que buscan se excluyen mutuamente debido a una distribución no equitativa del poder económico y político. En estas condiciones, la creación de redes y la solidaridad no sólo han de realizarse entre el Norte y el Sur. La solidaridad completa es tanto una cuestión entre el Sur y el Sur y el Norte y el Norte, como entre el Sur y el Norte. Por ello, la consulta insistió en la necesidad de crear redes y de una responsabilidad y cooperación recíprocas entre los diferentes interlocutores ecuménicos. El camino hacia el futuro exigirá un fuerte compromiso de responsabilidad mutua y un encuentro sincero entre todos los interlocutores involucrados.

Valorar los pueblos y las culturas

Los pueblos indígenas han sido guardianes de la biodiversidad y han domesticado muchas de las plantas que se utilizan en la agricultura. Sus conocimientos son esenciales para la vida y supervivencia futuras de la humanidad. Esto no sólo no se reconoce suficientemente, sino que, por ejemplo, México, pese a su patrimonio de 12000 años de cultura del maíz, se enfrenta con el riesgo de perder esa cultura. Desde siempre han tenido conciencia de que "el maíz hizo al pueblo y el pueblo hizo al maíz". La contaminación de sus campos a causa de la importación y utilización ilegal de maíz modificado genéticamente y la invasión de sus mercados con los excedentes de producción ponen en grave peligro las vidas y los medios de subsistencia de las personas y, lo que es más devastador aún, su identidad, espiritualidad y cultura. Los cultivos modificados no tienen nada en común con las plantas sagradas, don del Dios creador.

Estos temas resonaron una y otra vez, como quejas procedentes de los lugares y poblaciones más diversos, desde los campos de colza canola del Canadá hasta los de caña de azúcar del Caribe, África y el Pacífico, y desde quienes luchan contra el modelo de agroexportación de soja genéticamente modificada en América Latina, hasta los 120.000 productores de algodón Bt que se suicidaron en la India a causa de la pérdida de la cosecha.  Informes de muchos países señalaron que la violación de los derechos humanos de los agricultores va unida en muchos casos a la violencia contra la mujer y los niños y otros grupos. Impulsada por la economía de mercado mundial y por sistemas políticos injustos, la biotecnología prometía incrementar la producción, pero, en contextos de injusticia y violencia, ha provocado una dependencia cada vez mayor y una amenaza para la biodiversidad. La importancia que se da recientemente a los agrocombustibles supone la amenaza de más monocultivos, la expulsión de los campesinos, la especulación sobre la tierra, la contaminación y las enfermedades, además de subidas de los precios de los alimentos.

Los ciudadanos urbanos y rurales tienen el derecho a una alimentación sana, con arreglo a su propia cultura y, por lo tanto, no quieren verse reducidos a meros consumidores. Esto debe ser tenido siempre en cuenta por quienes entre nosotros son los responsables de etiquetar los productos modificados genéticamente y debe regir la aplicación de marcos reglamentarios en la movilización del poder adquisitivo de los consumidores. Incluso el ejercicio de la elección del consumidor en favor de la vida debe considerarse un privilegio y se realiza en un marco que es hostil a esas comunidades. El etiquetado de productos modificados genéticamente es sólo la segunda mejor elección a falta de una justicia más fundamental.

Más allá de la especie humana

Las comunidades pobres corren más riesgos durante el desarrollo de medicamentos - por ejemplo, en las pruebas clínicas relacionadas con el VIH, las tecnologías reproductivas y las investigaciones sobre diabetes - y no tienen acceso a muchos productos farmacéuticos porque son caros a causa de los regímenes de patente, y porque existen otros mecanismos jurídicos, políticos y sociales que lo impiden. Tal vez la mayor arrogancia que hay que afrontar es la de cualquier pretensión de "perfeccionar" toda vida y, en particular, la especie humana. Esta irreverencia niega la relación sagrada entre el creador y las creaturas. Ignora la vulnerabilidad y las limitaciones de la vida. Abre la puerta a una nueva división en la comunidad humana que es mucho más profunda que las experiencias pasadas y actuales de racismo, sexismo, discriminación contra personas discapacitadas y otras negaciones de la dignidad humana profundamente arraigadas. Las iglesias y el público más amplio deben enfrentarse ahora, una vez más, con la mercantilización de la vida humana en los diagnósticos prenatales, en algunas formas de clonificación para la investigación y en las investigaciones sobre células madre, así como en las técnicas de aumento de tamaño. Sin embargo, incluso todo esto es falseado por los sueños de los llamados transhumanistas. Su visión de la perfección constante de los seres humanos más allá de los límites de las especies implica una pesadilla no sólo para las personas con discapacidades, sino también, en último término, para todas las personas.

La voz profética de la comunidad ecuménica

Se necesita urgentemente una alfabetización ecuménica mundial sobre las muchas dimensiones de las nuevas tecnologías convergentes que han sido posibles gracias a la digitalización de la información en las diferentes esferas de la vida. Un compromiso fundamental de la consulta fue el restablecimiento de las voces proféticas y del testimonio público de las iglesias en un debate cada vez más importante sobre la utilización ética de la genética y las biotecnologías. Se afirmó que la reflexión teológica debe aplicarse a cada contexto y comprometerse en la transformación de cada situación junto con las personas más directamente afectadas. Pero el problema de cómo llegar a una voz común de la familia ecuménica desde contextos diferentes refleja bien la tarea que ha de realizarse y nos obliga a aprovechar profundamente las diferentes tradiciones cristianas de sabiduría práctica y las tradiciones de sabiduría de otras comunidades religiosas. El tipo de redes que se propusieron aquí y que habrá que tratar de establecer en el futuro puede permitir a las iglesias y a los interlocutores ecuménicos encontrar su voz común y exponer su verdad en los ámbitos locales, en la defensa nacional y mundial de la justicia y en un mundo religiosamente pluralista.

Las medidas siguientes acordadas por los participantes son los primeros pasos en el cumplimiento de estos compromisos. Habrán de aplicarlas los subgrupos de la consulta:

- Educación: Tal como se concibe aquí, es el desarrollo de un conjunto de recursos educativos, que pueden distribuirse a los colegas electrónicamente; el desarrollo y mantenimiento de una conversación electrónica de forma continua; y el desarrollo de una red que deberá ampliarse lo más posible.

- Razonamiento teológico: El grupo señaló los temas de la antropología, el enfoque contextual de la elaboración teológica, las repercusiones eclesiológicas; examinar las cuestiones de la distribución desigual del poder, también en las formas que afectan a la teología, compartiendo materiales escritos y por medio de un proceso consultivo continuo (Sur-Sur, Norte-Norte, Sur-Norte); estimular a las instituciones docentes a que trabajen sobre cuestiones relacionadas con la genética y la biotecnología en el sentido más amplio posible, incluyendo las cuestiones ambientales. La teología pública es una prometedora nueva forma de configurar el testimonio público de las iglesias.

- Ética de las investigaciones sobre células madre embrionarias: el grupo prometió seguir de cerca el desarrollo de las investigaciones genéticas y sus aplicaciones humanas, reflexionando atentamente sobre sus repercusiones teológicas y sobre los efectos de cada aplicación.

- Organismos modificados genéticamente en la agricultura: apoyar la propuesta de una moratoria comercial a la exportación e importación de agrocombustibles; por medio de redes entre los participantes y otros interlocutores, hacer mayor hincapié en el marco alternativo de la agricultura sostenible y que da la vida, y en la necesidad de modificar nuestras pautas de consumo de energía, como forma principal de afrontar el cambio climático y la crisis de escasez de agua; normas estrictas sobre la plantación y comercio transfronterizo de productos de OMG; defender los derechos humanos de los agricultores afectados por el monocultivo de OMG y protegerlos también de la violencia económica a que están sometidos y que da lugar a la emigración y al hambre.

- Tecnologías convergentes: intercambio de materiales sobre nanotecnología, biotecnologías y tecnologías de la información y cognitivas y biología sintética, y compartir información con el grupo en su conjunto.

- Sensibilización en los ámbitos local y mundial: esfuerzos intencionados para promover una intervención política polifacética, compartiendo más la información, los modelos y las prácticas entre sectores y entre regiones; mejora de la capacidad de las iglesias para dar un testimonio público por medio de la cooperación con los protagonistas de la sociedad civil y la reflexión ética y teológica con otros grupos de la red.

Los participantes en la consulta, al orar juntos, recordaron el tema de la Asamblea de 2006 del Consejo Mundial de Iglesias: "Sánanos. Dios, en tu gracia, transforma el mundo".