La 11ª Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), reunida en Karlsruhe (Alemania), recuerda de nuevo la realidad histórica y la amenaza persistente y presente del genocidio para algunos pueblos.

En este contexto, se nos ha recordado el genocidio asirio, también conocido como Sayfo, en el que se calcula que más de medio millón de cristianos siríacos-arameos perdieron la vida en 1915. Aunque ocurrió en el mismo contexto histórico y político, se considera un hecho distinto y separado del genocidio armenio (sobre el que la Asamblea de Busan publicó una nota). Junto al genocidio armenio, los disturbios de aquel período histórico estuvieron marcados por actos genocidas contra varias comunidades –en su mayoría cristianas– de ascendencia aramea, caldea, siria, asiria y griega que han asolado la historia de principios del siglo XX. Reconocemos que estos trágicos acontecimientos sucedieron y que los debemos llamar por su nombre.

Las víctimas de genocidios y sus descendientes se enfrentan con demasiada frecuencia al silencio y a la negación de los hechos históricos y deben luchar por que se reconozca el sufrimiento de su pueblo, lo que agrava su angustia y desesperación.

Por consiguiente, esta Asamblea pide al secretario general que proporcione información a las iglesias miembros del CMI sobre estos hechos y siga adelante con este asunto en los contextos adecuados.