Teniendo en cuenta la historia de los pueblos de la región, los miembros del Comité Ejecutivo del Consejo Mundial de Iglesias, reunidos por videoconferencia del 17 al 20 de mayo, están consternados y profundamente conmovidos por el sufrimiento causado como consecuencia de las hostilidades persistentes en Tierra Santa.

Transmitimos a las iglesias y a los pueblos de la región nuestro cercano acompañamiento en la oración y en la solidaridad. Nos afligimos con todos los que han perdido a sus seres queridos, han sido heridos, han sufrido daños y sienten temor como resultado de la terrible situación de violencia y destrucción.

Renovamos nuestra ferviente oración para que Dios traiga compasión y sabiduría a los corazones y a las mentes de las personas responsables de la violencia, así como sanación y consuelo a las víctimas del conflicto. 

Ansiamos el fin del combate y que comience realmente la búsqueda de una paz verdadera basada en la justicia y en el fin de la ocupación. Anhelamos una paz justa en Tierra Santa para todos los pueblos de la región —judíos, musulmanes y cristianos; israelíes y palestinos—, desde la igualdad y el respeto mutuo, para que todos puedan sentarse bajo su propia vid y bajo su propia higuera, y no haya quien los amedrente  (Miqueas 4:4).