A la atención de las  iglesias miembros del Consejo Mundial de Iglesias y de los miembros del Comité Central del Consejo Mundial de Iglesias

Ginebra, 1 de julio de 2014

Queridos hermanas y hermanos en Cristo:

Tengo el placer de dirigirme a ustedes para trasladar a sus Iglesias mi cordial invitación a participar en una actividad específica en nuestro camino juntos de la peregrinación de justicia y paz, para dar continuidad al espíritu de la Asamblea de Busan.

Como sin duda recordarán, la Asamblea aprobó la Declaración sobre la paz y la reunificación en la península de Corea, que presentó el mandato que corresponde al Consejo Mundial de Iglesias, como comunidad de iglesias de todo el mundo, de acompañar a los pueblos de Corea del Norte y de Corea del Sur en su lucha por la justicia, la paz y la vida. Una de las formas concretas en que se dio seguimiento a esta declaración fue a través de una Consulta internacional sobre la justicia, la paz y la reconciliación en la península de Corea, que se celebró en el castillo de Bossey entre los días 17 y 19 de junio de 2014. Esta consulta brindó una oportunidad a los cristianos de las dos Coreas de unirse a sus hermanas y hermanos de la comunidad mundial del CMI para orar, celebrar el culto y llevar a cabo estudios bíblicos y debates, y supuso una poderosa manifestación del compromiso renovado del movimiento ecuménico internacional con la búsqueda de justicia, paz, reconciliación y reunificación para el pueblo de Corea.

Con el fin de impulsar el acompañamiento espiritual a la península de Corea y a sus iglesias se invita al CMI a unirse a los cristianos de Corea del Norte y Corea del Sur en un momento de oración conjunta. Cada año el Consejo Nacional de Iglesias de Corea y la Federación Cristiana Coreana preparan conjuntamente una oración por la paz y la reunificación de la península coreana. Esta oración se pronuncia el domingo justo antes del 15 de agosto de cada año, el día en que Corea fue liberada de la opresión colonial japonesa, e irónicamente, el día en que fue dividida por fuerzas externas.

Quisiera invitarles a traducir esta oración (que se adjunta) a su lengua nacional y a compartirla con sus congregaciones. Les estaría profundamente agradecido si pronunciaran esta oración el domingo 10 de agosto. La unidad de las iglesias cristianas de todo el mundo representada en la comunidad del CMI orando con las iglesias coreanas será, a mi juicio, una firme señal de solidaridad y acompañamiento espiritual para los pueblos y los cristianos de  las dos Coreas.

Saludos cordiales en Cristo,

Rev. Dr. Olav Fykse Tveit
Secretario General