Consejo Mundial de Iglesias
COMITÉ EJECUTIVO
Uppsala (Suecia, 2 a 8 de noviembre de 2018)
Doc. No. 03.3

 

Declaración sobre el testimonio y la acción ecuménicas por una atención primaria de salud para todos
40º aniversario de la declaración de Alma-Ata

Desde su fundación, el CMI ha apoyado las actividades en favor de la salud y el bienestar de todas las personas llevadas a cabo por sus iglesias miembros y organismos ecuménicos nacionales, así como por las autoridades gubernamentales. Ese apoyo ha adoptado la forma de asistencia técnica y acompañamiento a los servicios y estructuras sanitarios de la iglesia, la promoción del establecimiento de asociaciones sanitarias ecuménicas cristianas y la organización de estructuras sanitarias nacionales, así como internacionales, tales como la Red Ecuménica Farmacéutica y las Iniciativas Ecuménicas y Acción Mundial sobre el VIH/SIDA.

La reunión del Comité Central del CMI de 1967 ordenó el establecimiento de la Comisión Médica Cristiana (CMC), para que acompañara y coordinara los ministerios de salud y sanación de las iglesias miembros del CMI. El principal objetivo de la CMC era fomentar y defender los programas de atención sanitaria con base comunitaria. Los principios que apuntalaban esos programas fueron, a su vez, adoptados por la Organización Mundial de la Salud y por UNICEF, en 1975, dentro del marco de la Atención Primaria de Salud (APS). En 1978, la primera conferencia internacional sobre la APS produjo la Declaración de Alma-Ata, con su visión de la “salud para todos en el año 2000”, y determinó que la APS era la clave para lograr ese objetivo. Ese resultado es ampliamente reconocido como un hito importante del siglo XX en el campo de la salud pública.

El Comité Ejecutivo del CMI, reunido en Uppsala (Suecia) del 2 al 8 de noviembre de 2018, reconoce que, si bien se han hecho muchos avances en múltiples áreas de la salud mundial, el objetivo de “salud para todos” aún no se ha alcanzado. La atención sanitaria y los servicios conexos se han convertido en una importante industria impulsada por el afán de lucro que, a menudo, excluye a los pobres. Sin embargo, el CMI considera que gozar del más alto nivel posible de salud es un derecho humano fundamental y un pilar esencial de la realización de la dignidad otorgada por Dios a todo ser humano.

Destacamos la contribución que las iglesias y organizaciones afines de todo el mundo siguen haciendo para promover la salud y el bienestar, especialmente los de las personas marginadas y pobres de muchas partes del mundo, lo que implica a menudo gastos significativos para las iglesias y requiere un gran sacrificio personal por parte de los trabajadores sanitarios de primera línea. Afirmamos asimismo la importante función ecuménica que desempeñan las redes de salud cristianas, mejorando en gran medida la efectividad y las repercusiones de los servicios sanitarios prestados por la iglesia, que de otro modo podrían estar fragmentados por denominación y desconectados.

Reconocemos con satisfacción la intervención del Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la reunión del Comité Central del CMI, en junio de 2018, y su afirmación de que “es el momento adecuado para establecer un nuevo memorando de entendimiento que movilice a las organizaciones confesionales en pro de una cobertura sanitaria universal”.

El Comité Ejecutivo del CMI:

Alienta a todas las iglesias miembros del CMI a que se comprometan nuevamente con el servicio cristiano en el ámbito de la atención primaria de salud, en pro de unas estructuras nacionales de salud efectivas, y con la consecución del objetivo de salud para todos.

Solicita al secretario general que busque estrechar sus relaciones de cooperación y asociación con la Organización Mundial de la Salud en la consecución de ese objetivo, para movilizar a las organizaciones religiosas en favor de la cobertura sanitaria universal.

Solicita además al secretario general que vele por que se haga hincapié en la promoción de la atención primaria de salud en la implementación de la nueva Estrategia Ecuménica Mundial para la Salud del CMI.

Insta a las iglesias miembros del CMI y a sus asociados ecuménicos a participar en las actividades de sensibilización e iniciativas en favor del derecho de todas las personas a acceder a los medicamentos por un precio asequible (incluidos los medicamentos y tratamientos tradicionales cuya eficacia ha sido demostrada), y en favor de que la investigación sanitaria internacional vuelva a centrarse en las enfermedades y dolencias que afectan especialmente a las poblaciones marginadas y pobres del mundo, en particular en el desarrollo de medicamentos y tratamientos.

Invita a las iglesias miembros y asociados ecuménicos del CMI a participar activamente en las actividades de promoción de la salud de las iglesias, incluida la promoción de un estilo de vida activo y saludable, el apoyo para abandonar estilos de vida poco saludables y el desarrollo y la difusión de reflexiones bíblicas sobre la salud y la sanación.