El Comité Ejecutivo del Consejo Mundial de Iglesias, reunido por videoconferencia, los días 20 a 24 de julio de 2020, toma especial nota de una serie de situaciones preocupantes que han sido señaladas a su atención en relación con Nigeria. Nigeria es uno de los países prioritarios del CMI en el marco de la peregrinación de justicia y paz, además de la nación más poblada de África, con una gran diversidad de comunidades religiosas, y una dinámica vida eclesial y ecuménica.

Una reciente oleada de ataques violentos en el norte del país ha dejado a su paso, una vez más, muchas víctimas mortales y la destrucción de una gran cantidad de propiedades; provocando, a su vez, nuevos desplazamientos de las personas y comunidades afectadas. Las comunidades cristianas y los dirigentes de iglesias se encuentran entre los grupos más gravemente afectados por los ataques. La creciente inseguridad en el noroeste del país se suma a los desafíos que plantea la insurgencia extremista islámica de larga data en esa región. Los ataques recientes y la inseguridad han afectado particularmente a los estados de Borno, Adamawa, Taraba, Platea, Níger, Kaduna, Katsina, Zamfara y Sokoto. Además de los ataques extremistas armados, la violencia intercomunitaria, las redadas para la captura de ganado y el simple bandolerismo han generado una situación de inseguridad endémica para muchas comunidades y para un gran número de personas que viven en estas zonas; situación que se ha agravado con la pandemia de COVID-19.

El confinamiento impuesto recientemente en algunos estados para limitar la propagación del virus también ha intensificado la larga crisis de violencia sexual y de género que sufre Nigeria. Un importante repunte en los casos de violencia doméstica llevó a treinta y seis gobernadores a declarar el estado de emergencia en el país a causa de las violaciones y agresiones cometidas contra mujeres y niños. El jefe de la policía nigeriana informó de setecientas diecisiete violaciones a nivel nacional, entre enero y mayo de este año; lo que equivale a una violación cada cinco horas. Es más, los resultados de una encuesta realizada en 2019 sugieren que hasta una de cada tres niñas nigerianas habrá sido víctima de una agresión sexual antes de cumplir veinticinco años. Sin embargo, la cantidad de sospechosos de violación que son efectivamente enjuiciados es aún muy reducida y la estigmatización a menudo disuade a las víctimas de denunciar los incidentes. Recientemente, la brutal violación y asesinato de la estudiante universitaria de veintidós años, Uwavera Omozuwa, en la iglesia donde estudiaba en la ciudad de Benin, al sur de Nigeria, se ha convertido en un emblema de la crisis y ha impulsado las peticiones de importantes reformas legales y sociales.

Los efectos de la pandemia de COVID-19 también se sienten profundamente en el ámbito económico. Los funcionarios responsables de concebir el plan de recuperación económica de Nigeria estiman que 39,4 millones de personas podrían estar desempleadas a fines de 2020, sin una intervención y apoyo gubernamentales sustanciales. La inseguridad alimentaria causada por la pandemia ya afecta a muchas comunidades, especialmente a las más pobres y marginadas; Lagos, el Territorio de la Capital Federal y los dieciséis estados del norte son particularmente vulnerables a la crisis alimentaria y nutricional. Según las previsiones, solo este año, veinte millones de nigerianos sufrirán la escasez de alimentos.

En medio de esos desafíos, el Comité Ejecutivo también toma nota y celebra los muchos signos de esperanza que emergen del ministerio de las iglesias en Nigeria, en colaboración con sus asociados ecuménicos, interreligiosos e internacionales:

  • El liderazgo de las iglesias, a través del Consejo Cristiano de Nigeria (CCN) en las iniciativas de construcción de la paz. Un ejemplo destacado es el establecimiento, en 2016, del Centro de consolidación de la paz y sanación del trauma –ubicado en el Instituto de Iglesia y Sociedad, en la ciudad de Jos– para responder a los problemas de inseguridad, proporcionar capacitación y formación sobre consolidación de la paz a los dirigentes religiosos, y ofrecer apoyo psicosocial a las personas traumatizadas, en particular, a las mujeres. Las visitas del equipo de peregrinos del CMI a Nigeria, en 2017, afirmaron y alentaron a las iglesias en su trabajo por la paz.
  • Aumento de la cooperación interreligiosa para la paz, en particular, a través del Consejo Interreligioso de Nigeria, y reflejado en el establecimiento del Centro Internacional para la Paz y la Armonía Interreligiosas (ICIPH, por sus siglas en inglés) en Kaduna, con el apoyo del CMI y del Instituto Real Aal al-Bayt para el Pensamiento Islámico (RABIIT, por sus siglas en inglés), como un centro de cooperación entre cristianos y musulmanes nigerianos cuyo propósito es fomentar la paz y la armonía entre personas de diferentes religiones.
  • Reducción de la prevalencia del VIH en Nigeria, del 2,8% al 1,4% entre los adultos de quince a cuarenta y nueve años. Este éxito se debe en gran medida a las diversas campañas ecuménicas que cuentan con la participación de dirigentes de iglesias, grupos de mujeres y organizaciones dirigidas por jóvenes, y con el apoyo y el acompañamiento del CMI y ONUSIDA. Las iglesias nigerianas mantienen su rol activo en la promoción de la prevención, la realización de pruebas y el cumplimiento estricto del tratamiento, así como en el tratamiento de los problemas relacionados con la estigmatización.
  • Esfuerzos desplegados por las iglesias para hacer frente a la violencia sexual y de género y emprender planes nacionales de acción para combatir la violencia sexual contra los niños en Nigeria, en asociación con el CMI y el UNICEF.
  • Iniciativas conjuntas del CCN y otros asociados locales, facilitadas por el CMI, para apoyar las actividades de promoción y sensibilización sobre los derechos de la infancia llevadas a cabo por niños en Nigeria.
  • Aplicando las lecciones aprendidas en la lucha contra el VIH, respuestas positivas por parte de las iglesias, entre otras cosas, mediante la colaboración ecuménica e interreligiosa, para frenar la propagación de la COVID-19, el intercambio de información y la promoción de medidas de salud pública conformes a las directrices de la Organización Mundial de la Salud y del gobierno nigeriano.

El Comité Ejecutivo hace un llamado a la comunidad internacional –las Naciones Unidas, la Unión Africana y los gobiernos nacionales y locales– a trabajar en favor de la protección de los derechos humanos en Nigeria.

El Comité Ejecutivo expresa su profunda solidaridad y sus oraciones por las iglesias de Nigeria en sus esfuerzos por responder a esa miríada de crisis, celebra las señales de esperanza que constituyen las mencionadas iniciativas emprendidas por las iglesias y sus asociados, así como muchas otras; y sitúa al pueblo nigeriano en un lugar prioritario para recibir el apoyo de la comunidad mundial de iglesias y de todas las personas de buena voluntad alrededor del mundo.

COMITÉ EJECUTIVO del Consejo Mundial de Iglesias
Videoconferencia
20 a 24 de julio de 2020